Es cierto que para escribir no bastan los consejos; hace falta una predisposición clara y sobre todo, muchas ganas de trabajar y dejarse la vida en una actividad que no nos devolverá demasiado. Sin embargo, algunos consejos nunca vienen mal. Eso creo al menos. Y por eso he preparado este artículo con algunos tips que espero que les sirvan.
Objetivos al escribir
Como en más de una ocasión lo hemos expresado, cuando uno se sienta a escribir debe tener bien claro por qué desea hacerlo, es decir, contar con un objetivo.
Luego, debe encarar ese objetivo teniendo en cuenta que es imprescindible captar la atención del lector. Y solo hay una forma de conseguir esto: escribir una historia tan interesante que consiga mantenerlo con el libro entre las manos durante mucho tiempo.
Pero ¿para qué vamos a engañarnos? Con esto tampoco es suficiente. También, debemos escoger un lenguaje amable, que no exija una rotura de cabeza por parte de quienes leen. Para eso es indispensable que intentemos plantearnos la escritura de una forma ordenada y que no nos salgamos del propio carril que nosotros hemos marcado. Y puede sernos de gran ayuda un conocimiento profundo del lenguaje y todas las herramientas que puedan ayudarnos en la labor, a mano.
Una de las cuestiones fundamentales del objetivo está en la respuesta a la pregunta: «¿para quién escribo?» Si la respuesta es «para mí«; entonces, lo mejor es que una vez terminada la historia la guardemos en un cajón.
El objetivo de un autor no debe ser escribir para sí mismo sino para los otros. Puede que al terminar nuestra historia, nos guste, incluso que nos parezca original, pero ¿y los lectores ? ¿Qué pensarán ellos? El secreto quizás resida en saber crear algo gratificante para nosotros mismos a la vez que nos acercamos y brindamos satisfacción a nuestros lectores.
Del mismo modo, debemos tener en claro que hay reglas y estructuras que, si bien no deben ser respetadas a raja tabla, han sido creadas para ayudarnos. Pero ¡hay que tener mucho cuidado con ellas! Hay autores que se obsesionan con las formas y se olvidan del contenido y así, tenemos libros perfectamente estructurados y prolijísimos que carecen de profundidad y que nunca llegan a captar la atención del lector.
Si bien no es bueno caer en esta obsesión, tampoco es inteligente pasarse por alto todas las reglas y escribir de una forma amorfa e inaccesible. Por lo que siempre debemos buscar el equilibrio justo.
Por otro lado, y como lo hemos compartido en artículos anteriores, es importante que trabajemos con especial esmero en la construcción de escenarios y personajes. Y, sobre todo, que encontremos el narrador adecuado para nuestra historia. Debemos tener presente que, de la forma en la que resolvamos este último elemento, dependerá la cercanía que consigamos con el lector.
Aprender escribiendo
Es importante que siempre recordemos aquella frase que dice que a escribir se aprende escribiendo, pues nada es más cierto. Solo a través de la escritura podemos empaparnos de las necesidades del lenguaje y plasmar nuestras ideas.
De nada nos valen cursos, libros y consejos de otros autores si nunca nos sentamos frente a una hoja y dejamos fluir nuestra imaginación. La búsqueda del propio estilo depende íntimamente de la osadía de escribir, contra todos los pronósticos.
Y con respecto al estilo me gustaría apuntar una frase del dramaturgo David Hare. Dice:
Me parece muy atinado comprender que, si bien detrás de la escritura hay una persona con ideas y formas de entender la existencia, cuanto menos pueda verse a través de esas páginas, mejor se habrá logrado la disociación entre ella y la narración.
Cuanto más nos separamos de nosotros mismos, más posibilidades tenemos de crear una historia única. De lo contrario, todas nuestras creaciones se asemejarán; y resultaría pretencioso creer que nuestra forma de pensar y sentir es tan especial como para ser protagonista de todas nuestras historias ¿no?
No pensar en el resultado
Una de las cosas que a veces ocupan más tiempo en la cabeza de un autor es el resultado final. La cantidad de ventas, presentaciones, popularidad…
¡Debemos olvidarnos de todo esto!
Escribir es un arduo trabajo y un buen resultado no se analiza por la cantidad de ventas obtenidas o el dinero que se haya ganado con él. Si nos sentimos satisfechos por esa obra que hemos sido capaces de crear, entonces ¡el resultado es bueno! Así que a no enceguecerse con los objetivos monetarios.
Para terminar te recordamos que hace algunos meses lanzamos un ciclo de Consejos de escritores consagrados, donde seguro encontrarás los mejores tips que pueden darte aquellos autores que admiras. De todas formas, recordemos lo dicho al principio, ningún consejo escribirá por ti, por lo que lo ideal es que te pongas manos a la obra y veas hasta dónde eres capaz de llegar.
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