Si hablamos del escritor y dramaturgo norteamericano Arthur Miller, a todos se nos vienen a la mente obras tales como Muerte de un viajante o Las brujas de Salem.
No obstante, es interesante que sepamos, descubramos y disfrutemos con otros trabajos de este escritor que quizás no son tan afamados pero que también cuentan con una calidad indiscutible.
Entre aquellos se encuentra, por ejemplo, el libro titulado Todos eran mis hijos. En el año 1947 fue cuando vio la luz esta obra teatral que nos acerca a los conflictos que se establecen entre las distintas generaciones de una misma familia.
En concreto, se consigue tomando como eje central a Joe Keller. Este es un hombre de negocios de una posición social y económica importante que tiene una pena enorme: la desaparición de uno de sus hijos, Larry, durante la Segunda Guerra Mundial.
Una reunión familiar es la que hará que todo ese sufrimiento salga a flote pero no sólo por parte del patriarca sino también del resto de integrantes quienes, por unos u otros motivos, deberán hacer frente a sus miedos. Y quienes además deberán dejar patente que están dispuestos a luchar con tal de conseguir sus propósitos.
Recuerdos de un pasado lejano
Ciertas similitudes con la citada obra teatral es la que mantiene otra de las más desconocidas pero igualmente importantes de la carrera de Arthur Miller. Nos estamos refiriendo a la que lleva por título Después de la caída.
En el año 1964 fue cuando llegó al gran público aquella que gira en torno a la figura de Quentin. Este es un judío neoyorquino que se encuentra en un momento de su vida en el que tiene que reflexionar acerca de su pasado y de su presente en el ámbito amoroso.
Y es que se le plantea la posibilidad de casarse con su novia, Holga. Sin embargo, no lo tiene nada claro ya que a sus espaldas tiene dos matrimonios fracasados, con Maggie y con Louise.
Por eso, para poder tomar la decisión acertada, decide realizar un repaso mental por las relaciones que mantuvo con aquellas, con las disputas, con los momentos más tiernos y con los instantes más dolorosos como fue el suicidio de una de ellas.
La tercera obra que queremos darte a conocer del escritor estadounidense es la que lleva por título El precio. En el año 1968 fue cuando se estrenó este trabajo teatral que también nos plantea la necesidad de rememorar el pasado para poder entender el presente y encaminarnos hacia el futuro.
En este caso el punto de partida de la historia es el recorrido que el sargento de policía Víctor Franz realiza por el hogar en el que vivió con su familia antes de la conocida crisis del 29 y que ahora va a ser derruido.
Los objetos que aún se conservan en él o los muebles que fueron testigos de las alegrías y tristezas de la familia serán los que lleven al protagonista a evocar situaciones pasadas que le tocan el alma. Recuerdos que se harán más presentes cuando hasta el lugar llegue Walter, el hermano de Víctor, y que hacía más de una década que no veía.
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