«Pájaros de fuego» de Anaïs Nin

El primer capítulo de este año de nuestro desván de los libros perdidos tiene como protagonista un título fabuloso: «Pájaros de fuego» de Anaïs Nin, un conjunto de relatos eróticos deliciosos que pueden servir para reforzar nuestra admiración por esta escritora valiente y rebelde.

Una de las cosas que hay que señalar cuando hablamos de Nin es que si bien sus historias son sexualmente explícitas, hay en ellas mucho de humanidad, un notable intento de explicar cómo somos las personas y por qué actuamos como lo hacemos. En este libro en particular nos encontramos con diversas criaturas que deben tomar decisiones para liberarse y vivir su vida más plenamente. Es sin duda una maravillosa lectura para entender qué somos, y qué no. No dejen de leerlo.

El erotismo en Anaïs Nin

Uno de los rasgos de las historias de Anaïs Nin es que se centran en situaciones absolutamente cotidianas, lo que las vuelve creíbles y muy disfrutables. En el caso de «Pájaros de fuego» nos encontramos con una decena de relatos donde erotismo y arte son protagonistas, y donde el deseo y una cierta perversión van hilando el desarrollo de los hechos.

Leer a Anaïs Nin es zambullirse en lo más tácito y carnal de la experiencia sexual
. En ella las sutilezas no tienen lugar; todo debe ser dicho y escrito tal cual es, y eso convierte sus historias en verdaderas alabanzas a la liberación del deseo y de la experiencia del sexo en su sentido más amplio.

Al leer «Pájaros de fuego» nos encontramos con una serie de relatos que apuestan por la pasión como hilo conductor, y que nos muestran los muchos matices y oscuridades que pueden encontrarse en las relaciones carnales.

Otro rasgo que no deberíamos dejar fuera y que también se encuentra en la mayoría de las obras firmadas por Nin, es la sensualidad escarban en torno al despertar sexual de varias mujeres, todas ellas vinculadas con el mundo de la pintura. Picardía, éxtasis, deseo, represión y una serie de sensaciones que buscan encontrar su lugar en el desarrollo de los acontecimientos, que se hallan relatados con destreza y buen gusto.

Sí, buen gusto. A diferencia de otros autores que han explorado el erotismo, en Nin la forma es sumamente exquisita; la importancia en el decir que encontramos en sus textos es una de las responsables de que Nin explore con valentía y precisión el lenguaje consiguiendo textos interesantísimos, delicados y apasionados.

La experiencia vital y reflexiva

De todas formas, y es algo que hace falta decirlo, en Nin no encontramos relatos para regodearnos simplemente del buen sexo, sino que descubrimos historias de personas, con sus conflictos, sus historias pasadas, sus perversiones, y en ese sentido sus relatos eróticos también sirven para entender un poco más nuestra especie.

Para Nin es más importante la estética que el morbo y eso lo deja bien claro en sus relatos, en los que se destaca un delicado cuidado por las formas y los colores. Así que, si bien es cierto que sus historias apuestan por un estilo picante, también ofrecen una mirada mucho más amplia que el sexo propiamente dicho. Sobre todo, se nota una especial preocupación por construir personajes que tienen que tomar decisiones para liberarse de las presiones o de los estigmas sociales, por lo que en ese sentido su narrativa es revolucionaria y absolutamente interesante.

Asimismo, las mujeres que se encuentran en estos relatos presentan diferencias en torno a cómo cada una afronta y experimenta sus deseos; y este es otro elemento absolutamente interesante y constructivo de la narrativa de Nin: frente al sexo, al igual que frente a todas las experiencias vitales, somos todos diferentes.

Algunos de los relatos reunidos en este libro resultan más superficiales, y parece haber en ello un enfoque más lúdico y libidinoso; otros son más existencialistas y en cierta medida presentan historias de cierto abatimiento y tristeza. El resultado es un conjunto de historias cuya lectura puede resultar interesante desde diversos puntos de vista.

Al leer «Pájaros de fuego» nos encontramos con una pequeña chispa de la inmensa peculiaridad de Anaïs Nin, una de las autoras más valientes del siglo pasado a la que nadie debería dejar de leer. Evidentemente, ya estaba tardando en traerla a este desván de los libros perdidos. ¡No se resistan a esta deliciosa lectura!



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