Décima entrega exclusiva del poemario Un amor que palpita solitario de Teresa Domingo Català.
ESCRITORA
Inventamos la lengua de la aurora
al amanecer juntos la mañana
y oler en nuestras manos la mediana
luz lunar que la madrugada llora.
Ya no seré Ifigenia ni Dïana,
movida por tus labios a escritora,
a babel de trineos que labora
la misma escarcha que la escarcha emana.
Desnudos nuestros cuerpos como flores,
sólo envueltos por gotas de rocío
en ofrenda al prodigio de la albada.
Acontece en la piel esa alborada
que nace poco a poco, como un río,
del que nosotros somos pobladores.
AMANECERES
Me llegó la sonrisa con tus labios
a través de la cima de tus besos,
convertida en penumbra, con tus noches
impregnando mi sexo y mis cortinas.
El jugo de tu boca, la semilla
que oscurece los lindes de tu carne;
el roce de tus labios, espejismo
de un ayer donde el agua se encerraba.
Mi cuerpo es un bastión de soledades
que añora anochecer en tu regazo,
abrazada a tus ingles fugitivas.
Llegas a lo más hondo de mi piel,
aprietas el gatillo de tus dedos
y amanezco despierta entre telares.
LAS DUDAS
Iremos a la noche de las dudas
por el camino enjuto del deseo,
con el coraje de la piedra en llamas
que consume su esencia en paredones.
La furia me acompaña entre tus brazos
como un cielo nublado y ostentoso,
como un collar prendido en la garganta
y ya no puedo aullarle a la materia.
Las flores frescas ya se han terminado,
las coronas supuran pensamientos,
y en mis manos se mecen las acacias.
Con un sombrero cubriré mi pubis,
llameando mis pechos en ocasos,
buscando itinerar la madrugada.
Comentarios2
Exquisitos.
Felicitaciones.
Gracias Julia.
Un beso de
Teresa
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