Hace unas semanas El País publicó una interesante entrevista a José Manuel Blecua, director de la Real Academia española, que pueden leer en este enlace. En ella, el catedrático habló sobre lo difícil que es el trabajo de componer un diccionario y contó algunas curiosidades propias del lenguaje y de nuestro diccionario que les recomiendo no se pierdan.
Para qué nos sirve el diccionario
Con motivo del lanzamiento de una nueva edición del Diccionario de nuestra lengua han surgido decenas de artículos en torno a los cambios que ha sufrido nuestro lenguaje en las últimas décadas, del cual este libro da buena cuenta. Y es que el diccionario es uno de los libros fundamentales de toda lengua; no sólo porque deja constancia de la forma en la que el lenguaje va cambiando con el correr del tiempo, sino también porque sirve para leer el trasfondo ideológico que todo país tiene en un determinado momento histórico.
La pregunta del comienzo de ¿para qué sirve un diccionario? es sencilla de responder y a la vez, no. Por un lado, es evidente que esta es una herramienta que nos permite conocer más a fondo las palabras que forman parte de nuestra lengua lo cual es indispensable para mejorar nuestra comunicación; pero si quisiéramos aprovecharlo con todo su potencial, es mucho más que eso: se trata de una pieza que puede servirnos para estudiar el contexto social que la atraviesa.
Fundamentalmente un diccionario nos sirve para saber de qué forma es conveniente utilizar y escribir una palabra. Además, podemos saber qué tipo de palabra es aquella por la que estamos consultando y su origen. En algunos diccionarios también hay signos de fonética para aprender a pronunciar correctamente los términos.
En un diccionario las palabras se organizan de forma alfabética y, aunque a simple vista parece que no lo tuvieran, mantienen un estilo de escritura. Un diccionario ofrece respuestas a muchísimas preguntas pero sobre todo nos plantea más preguntas en torno a las palabras, sus usos y a la forma en la que comprendemos la comunicación.
El reflejo de una época
El diccionario es para un apasionado de la lengua lo que la biblia para un religioso. Nos aferramos a ellos como si todo lo que ahí encontráramos fuera una verdad irreductible; sin embargo, nos olvidamos de que es simplemente un libro que recoge algunas (ni remotamente la mayoría) de las palabras o expresiones que se utilizan en nuestro idioma, una visión de esos términos, no la única.
Sí, un diccionario es el reflejo del uso que una época hace del lenguaje; pero también es, y sobre todo, el espacio donde se instauran las ideologías dominantes, las que controlan el discurso ortodoxo y las que determinan de qué forma es conveniente vivir. Un diccionario no es un reflejo preciso de una época, sino la forma en la que se transmiten las ideas hegemónicas.
La cuestión del sexismo tan arraigada en el lenguaje ocupa un lugar fundamental en el diccionario. Siempre creí que era porque las sociedades son sexistas (machistas, en el caso de la nuestra), pero ahora creo que la explicación es otra. Si el diccionario no reflejara esa disparidad que los grupos hegemónicos quieren mantener, no existiría forma (o al menos habría que buscar otras) de conquistar tácita y sutilmente la mentalidad del pueblo en pos de esas ideas.
¿Podemos vivir sin el diccionario?
Según Blecua los hablantes pueden vivir sin diccionarios, los que no pueden hacerlo son los filólogos; y cita pícaramente a Machado cuando dijo que los griegos existieron para que pudieran existir los profesores de Literatura. En esa ironía, no obstante, hay una gran verdad: no son los diccionarios los que debería dirigirnos sino al revés. Y quizás en esa respuesta podemos ver dibujada la confusión que suele existir en nuestras sociedades en torno a la función del Diccionario. Aceptar a raja tabla un diccionario es ponerse al servicio de una ideología, por eso es tan necesario reconocer las limitaciones de estos libros; aprendiendo a tomar de ellos aquello que nos sirve.
La construcción de un diccionario lleva trabajo, reconstrucción y sobre todo contradicción. A lo largo de la historia los conceptos van cambiando de forma, y todos esos cambios pueden verse reflejados en estos libros. Por ejemplo, en la última edición el concepto «franquismo» pasó de ser un “movimiento político y social de tendencia totalitaria” como se venía definiendo hasta este año para convertirse en una “dictadura de carácter totalitario impuesta en España por el general Franco”. No es que la historia haya cambiado, lo que ha cambiado es la forma de mirarla, de revisarla.
Al fin de cuentas, en esta vida todo depende de la perspectiva. Y ¿qué es un diccionario sino una mirada en perspectiva hacia todos esos conceptos que fluyen en el habla cotidiana y que forman parte de nuestra vida? Tan sólo una mirada que cambia, que se reduce, que se amplia según pasan los años y las ideologías.
Comentarios5
Fantástico artículo, Tes. Es interesantísimo comprender qué usos podemos darle al diccionario. Un libro tan utilizado por los que nos dedicamos a la docencia no es baladí.
Un abrazo y gracias por la información aportada.
Sí, muy interesante. Y no dejéis de ver el enlace. Vale la pena!
Gracias por tanto que nos trasmitís!
Considero que es importante e indispensable para los educadores. Gracias por el aporte.
El uso del diccionario para clarificar la lengua principal pero además para conocer otras.
"Diccionario: Lectura policíaca donde el personaje que comete el crímen linguístico es el mismo que lo investiga" (Andrés Neuman)...
Excelente artículo, Tes, gracias por compartir!
(El Diccionario es mi fiel compañero )
Un abrazo, Tes
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