Te invitamos a leer «Pasaje Begoña», donde varios autores malagueños rinden homenaje a un lugar icónico de la ciudad y del continente.
Supongamos que estamos en el 24 de junio de 1971. Supongamos que estamos disfrutando de una noche en un lugar libre de prejuicios. De pronto, un grupo de personas armadas irrumpe violentamente en el lugar en el que nos encontramos. La noche termina con 300 personas detenidas. Cuarenta y ocho años más tarde sigue siendo importante contar esta historia, situarnos en aquella Torremolinos y confirmar con tristeza que no hemos avanzado tanto. En «Pasaje Begoña» de VV.AA. (Editorial Algorfa) podemos descubrir numerosos relatos que intentan revivir esos instantes grises para la historia de España, y hacer de la ficción un punto de reflexión sobre la libertad y la felicidad.
Un libro para la memoria
«Pasaje Begoña» se compone de doce relatos que nos permiten volver a la Torremolinos de 1971 y acompañar a diversos personajes en esos momentos tan duros para la historia de España. En general son textos muy bien escogidos que nos permiten percibir el miedo que invadió de pronto las calles de Málaga y que echó por la borda la libertad y el buen rollo que había caracterizado a ese rincón ibérico en la última década.
A medida que vamos adentrándonos en la lectura descubrimos que hay algunas historias que se hallan contadas desde el futuro; por los hijos de personas que vivieron esos momentos y que recuerdan la tristeza que invadió de pronto las calles de la ciudad, pero otros son reconstrucciones en el sentido más estricto: que avanzan lentamente con la noche malagueña de aquel 1971 hasta oscurecerlo todo. El silencio, el miedo y la discriminación son algunos de los elementos que comparten estas historias, observados y sentidos desde diferentes perspectivas.
«Paisaje Begoña» es un libro en el que podemos encontrar muy buenas historias y a la vez descubrir el pasado de una Europa que cuando ya había comenzado a plegar las alas de la diversidad, de pronto se automutiló y dio lugar nuevamente a la barbarie: esa historia que se repite de forma incesante como si hubiera en nosotros un gen dominante que nos condicionara de forma histórica al maltrato y a la violencia. En ese sentido puede ser una lectura que nos sirva para reflexionar en torno a temas que son importantes y que tienen que ver con la búsqueda de la armonía social. Es evidente que la igualdad y la diversidad siguen siendo materias pendientes y urgentes; por lo que siempre se agradece que se visibilice esta lucha.
Llevo un tiempo largo preguntándome acerca de la poca visibilidad que tiene la literatura escrita por lesbianas. Mientras la homosexualidad masculina parece no tener tanta dificultad para mostrarse, la literatura lésbica es casi inexistente. Hace unos días pedí en mis redes sociales que me recomendaran libros escritos por mujeres abiertamente lesbianas, que escribieran sobre el lesbianismo. Surgieron muchos títulos que no conocía, que no aparecieron en los medios en su momento o que han tenido poca visibilidad. Pese a que este libro visibiliza rotundamente la libertad sexual, también noto que hay una preponderancia de historias enfocadas desde la homosexualidad masculina y, al margen de uno o dos relatos, las mujeres homosexuales prácticamente no existen. Eso tiene que cambiar y vamos a cambiarlo entre todas.
Escribir para construir futuro
Siempre tenemos relatos favoritos dentro de las antologías. En este caso me han interesado especialmente «Buscaremos un lugar», de Guadalupe Eichelbaum, «Carta sin destino al Pasaje Begoña», de Ángel Domínguez, y «Alicia frente al espejo», de Mauricio Ciruelos. Creo que son los tres textos que se destacan en cuanto a lo que buscan contar.
En el primer caso, estamos ante un relato sorpresivo; entramos en él como quien no entiende y no salimos mucho mejor parados. Eichbaum sabe mantener el ritmo de la narración y nos conquista, dejándonos un sedimento de melancolía que impregna la vida de su protagonista y que se transfiere a nosotros. La pena por las vidas que no fueron porque el miedo a veces avanza e interfiere en todos nuestros sueños.
Ángel Domínguez se ha decantado por el género de la misiva. Y el suyo es el relato más original, porque en lugar de decantarse por el camino fácil –un intercambio de cartas entre dos personajes que sufrieron aquel día– se enfoca en los detalles y le escribe al lugar, ese escenario del horror. La suya es una narración que nos permite conocer el trasfondo histórico del Pasaje Begoña al detalle y desde una perspectiva peculiar. Además de ser una carta tierna y escrita con buen gusto me ha gustado mucho porque me ha permitido comprender mejor el resto de los relatos.
La historia de Ciruelos la escoja por ser casi la única que se enfoca en la homosexualidad femenina. Pero no es esa la única razón para destacarla, sino que además se encuentra muy cuidada y creo que Ciruelos es uno de los que mejor trabaja el tono y el ritmo narrativo. Además, sabe incorporar los diálogos con acierto, al igual que crear con el símbolo de Alicia frente al espejo una lectura muy interesante entre lo vivido, lo soñado y lo censurado. Es un relato fabuloso donde realidad y ficción se dan la mano y nos invitan a pasear por la memoria sin recurrir a los métodos fáciles de los datos históricos.
La vida se interrumpió ese 24 de junio para todos los personajes que habitan estos relatos. Y aquí, estos doce autores y autoras, en conmemoración a aquel hueco de resistencia que supo ser el Pasaje Begoña, nos invitan a no sólo a conocer ese pedacito de la historia torremolinense sino también a reflexionar y unirnos a una lucha irrevocable en favor de la diversidad. Seguramente necesitamos más lecturas como ésta para ampliar nuestros horizontes y levantarnos contra las muchas dictaduras que continúan ahogándonos.
PASAJE BEGOÑA
VV.AA.
Editorial Algorfa
15,00 €
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