(Texto publicado en la antología La decisión de naufragar que editó la Tertulia de Poesía Mediona 15 en el año 2001)
Mi manera de entender la poesía es circular y abierta. Creo en las normas, en la existencia de un lenguaje poético claramente diferenciado del lenguaje normalmente utilizado, en la experimentación constante y en la innovación, siempre dentro de una estructura y de una coherencia con un@ mism@ y con la tradición existente.
Voy a tratar de explicar que quiero decir con todo esto: Mi manera de entender la poesía es circular: No tengo dudas sobre qué construye un buen poema: el trabajo y el esfuerzo constante, así como el propio perfeccionismo y la autoexigencia. A la vez, complementando lo precedente, creo en el deseo como impulsor de las palabras. De las mías, lo es. Así, yo escribo impulsada por ese deseo, y escribo en círculo: esto tan aparentemente complicado quiere decir: escribo dándole a la intuición un lugar predominante en cuanto a en cuanto al tema: yo no sé sobre qué voy a escribir. Después de los primeros versos, el tema se aclara ante mis ojos y es entonces cuando doy paso a lo que he expuesto antes. Mis poemas no buscan una unidad entre ellos desde un principio, la buscan después.
Mi manera de entender la poesía es abierta: Creo en la tradición literaria y en la experimentación, en la innovación, creo en la poesía seria y grave y creo también en la poesía escatológica – en sus dos sentidos -, satírica, creo que un poema puede contar una historia, o sea, creo en la libertad del autor – o autora – a la hora de tratar sus textos y elegir sus temas.
Junto a esta creencia e incluso motivada por ella, creo en la existencia de normas poéticas: Esas normas son las que permiten el discurso objetivo sobre un comentario de textos. Esas normas son las que dan al poeta un marco de referencia a partir del cual trabajar. Sé que para ejercer la libertad, esas normas son necesarias. No creo en el caos, como se puede ver. Incluso en la poesía marcadamente irracional existen normas, ya que lo irracional, contrariamente a la creencia popular, contiene su propia lógica, y ésta es férrea.
En la búsqueda de una ruptura academicista a veces se busca utilizar el lenguaje cotidiano con las formas del lenguaje cotidiano: eso no es poesía. La poesía se distingue por tener un lenguaje propio, el suyo, así como la medicina, la informática, la política tienen el suyo. Lo peculiar de la poesía es que todas las palabras sean poéticas, incluidas las de la medicina, la informática, la política y demás, pues no existen palabras más poéticas que otras. Existen construcciones que permiten fluir a las palabras. Y esas construcciones de versos, de frases, son las que dotan de lo poético a los poemas.
Experimentación constante e innovación partiendo de una base: la tradición: Pienso que una persona que empieza a escribir no puede alejarse mucho de la familia. Hasta que se encuentra eso llamado estilo, eso llamado voz, la propia, y con esa voz propia, la construcción personal de esa realidad poética personal, no se alcanza una madurez suficiente como para poder intentar algo tan difícil como marcar puntos, marcar espacios diferenciados, que nacen siempre de la tradición y se ramifican en nuevas experimentaciones de la palabra.
Elaboración formal de los poemas: Antes pensaba que la forma embellecía un fondo. Pensamiento simple, por cierto, y además, falso. Evidentemente, la forma da belleza a unas palabras – o lo pretende- pero la elaboración formal va más allá de una simple técnica de diccionario. La elaboración formal está viva, vive dentro del poema, transformando su contenido, dándole una mayor relevancia, trascendiéndolo. Si la elaboración formal no logra esa transformación entonces el poema no ha conseguido su meta: ser algo más que un discurso versificado de personas que conocen su oficio. En otras palabras, entrar por la puerta – más grande o más pequeña – de la literatura.
Hace cinco años escribí esta poética. Y hoy, volviéndola a leer, me reafirmo en lo que entonces, principiante en el asunto de las letras, expuse. No es que en estos cinco años no haya cambiado de forma de escribir, que sí, pero las bases de mi manera de escribir poesía y de entenderla no han cambiado demasiado. Quizás ahora pueda ser capaz de ser más racional, de tamizar los poemas por los caminos de la razón, pero sin esa fuerza esencial, sin ese motor llamado deseo, no existiría cualquier forma de arte.
Comentarios3
Hola, quisiera leer algo de tus poemas.
Gracias. = )
quisiera leer alguna poesia sobre la primavera.gracias
yo estoy subiendo mis habilidades de poeta y papa es el mejor poeta
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