José María Millares Sall es uno de los poetas canarios más representativos de su tierra y gracias a ello ha sido galardonado con importantes premios y reconocimientos.
Jose María Millares Sall nació en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria el 28 de enero de 1921. Fue poeta y compositor y se dedicó con una pasión desaforada a las artes.
Muchos de sus familiares también fueron artistas, entre ellos se encontraron Agustín Millares Sall y Manuel Millares Sall, escritor y pintor respectivamente.
La juventud de Millares Sall
Durante su juventud su vida se vio marcada fuertemente por la Guerra Civil, fue perseguido a causa de sus ideas revolucionarias y de pertenecer a una familia que abogaba por el arte y la libertad de expresión. Pese a ello, Millares Sall continuó escribiendo.
Sus primeras publicaciones vieron la luz en 1946 a través de la colección Cuadernos de Poesía y Crítica impulsada por el ensayista Juan Manuel Trujillo. Al año siguiente, sus poemas fueron incluidos en la Antología Cercada, presentándose en una de las primeras obras de poesía social.
Sin embargo, el verdadero aporte de Millares Sall a la poesía no vino hasta 1948, cuando publicó su poemario «Liverpool» en la colección «Planas de poesía». Millares Sall mostró a través de esta obra sus verdaderos dotes de poeta, al publicar una obra fresca y llena de vitalidad, lo cual aún puede resultar sorprendente en esta época.
Después de ella llegó «Manifestación de la Paz» y meses después «Planas de poesía», fue cerrada por órdenes gubernamentales y junto a Millares Sall, encarcelados sus responsables más directos.
La vida de Millares Sall cambia cuando conoce a su esposa, Pino Betancor, una poetisa canaria con quien se mudan a Madrid y comienzan a dedicarse en profundidad a la poesía, intercambiando amistad con importantes escritores del momento, como lo fueron: Leopoldo de Luis, Gabriel Celaya, José Luis Cano, José Hierro y Jorge Campos. En aquel período no sólo escribe poesías sino que además compone melodías populares y folclóricas de Canarias.
Millares no cesó de escribir en toda su vida, y de transformar su estilo; tal es así que a partir del 2000 y en los últimos años de su vida, el rumbo de su lírica cambió, volviéndose más personal y libre.
Además, utiliza para expresarse una mezcla entre escritura y representación plástica. Un ejemplo de dicha fusión es el libro titulado «Paremias y otros poemas»
Millares Sall falleció en el 2009, luego de haber entregado valiosos poemas a la literatura de su isla y de toda España. En el año 2010, recibió de forma póstuma el premio Nacional de Poesía, por su obra «Cuadernos».
Escribir desde la pasión
Una de las particularidades de este poeta es que no concluyó sus estudios formales, sino que se educó de forma autodidacta. Un método venido a menos hoy en día, pero que es posiblemente la mejor manera de crecer: lejos de las estructuras, aprendiendo aquello que de verdad se desea saber y no acumulando teorías y conceptos que sólo sirven para ocupar lugar en el cerebro.
Pues bien, Millares Sall, aprendió solo, pulió su estilo, se volvió un poeta completo y único, demostrando que no hacen falta universidades para convertirse en bueno en algo, sino talento y mucha voluntad para aprender.
En la poesía de Millares Sall hay elementos libertarios, afán de una búsqueda incesante por el bien común y, sobre todo, pasión. De esto último se ve bastante, porque por lo visto, este poeta no entendía la vida de otra forma. La pasión irradia en toda su obra y gracias a ella es que podemos leer:
Krak, un final apasionado
En sus últimos años Millares Sall también dedicó tiempo a corregir viejas poesías y republicarlas. Entre los libros a los que dedicó tiempo se encuentra «Krak», un libro de poemas que el poeta dejó listo para su publicación antes de fallecer.
Este poemario complementa la obra «Cuadernos» que le ha ganado tantos halagos. Ambas amplían ese universo irracional que el autor intenta plasmar en su poesía, donde se percibe un fuerte compromiso con la memoria tanto personal como colectiva.
Un pequeño fragmento de esta obra dice:
De ese modo hablaba de la fuerza que tiene la poesía, nacida de las musas y llevada a lo más alto por aquellos que se apasionan.
Esta obra es un grito desesperado de aquel que sabe que la muerte acecha, que le teme y que busca formas de manifestarse y de aferrarse a la vida. Es un manifiesto impresionante del que se sabe mortal pero espera que ocurra lo imposible.
Millares Sall murió a los 88 años, sin dejar un sólo día de amar la poesía y con ella la vida, sin permitir que las desavenencias de la vida le impidieran ver la belleza que había a su alrededor y le arrebataran esa pasión que lo sobrecogía interiormente.
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