Uno de los escritores cubanos más relevantes de las últimas décadas es, sin lugar a dudas, Leonardo Padura, que ahora está de máxima actualidad por haber sido galardonado con el prestigioso Premio Princesa de Asturias de las Letras. Un reconocimiento este que viene a sumarse a otros que ha recibido a lo largo de su carrera como el Dashiell Hammet.
Si ha logrado ser alabado por la crítica y seguido por el público es, especialmente, gracias a su saga de corte policíaco Cuatro estaciones. Una tetralogía que gira en torno a la figura de Mario Conde, un detective que sueña con ser escritor. Las novelas que dan forma a esta son las siguientes:
Pasado perfecto
En el año 1991 fue cuando se publicó la primera de las andanzas del citado policía, que da comienzo cuando este es requerido por su superior para encargarse de un caso misterioso. En concreto, la misión que tendrá será la de dar con el paradero de Rafael Morín, el jefe de una importante empresa que ha desaparecido y que curiosamente fue un antiguo compañero de estudios del protagonista.
Manos a la obra se pondrá Mario que tendrá que enfrentarse, debido a este caso, a fantasmas del pasado. Y es que tendrá que reencontrarse con la esposa del desaparecido, que fue un antiguo amor de juventud.
Todo ello dará lugar a una intrincada trama en la que, entre otras cosas, irá descubriendo que la vida de Morín no es tan perfecta como parece y que guarda muchos secretos.
Vientos de Cuaresma
1994 fue el año elegido por Leonardo Padura para presentar la segunda novela de la saga policíaca que nos ocupa. En la misma el detective tendrá dos “campos de batalla” abiertos. Por un lado, el conocimiento e inicio de relación con una hermosa mujer llamada Karina y por otro, intentar resolver el asesinato de una profesora de química.
En cuanto al caso, al ir indagando y adentrándose en la vida de la víctima, se topará con una realidad desconcertante. Y es que tras la apariencia de normalidad y sencillez de la fallecida se encuentra todo un entramado de tráfico de poder, drogas o fraudes.
Máscaras
Esta tercera entrega llegó en 1997 y da comienzo con el descubrimiento del cadáver de un travesti, con un lazo rojo al cuello. Un caso que resulta realmente desconcertante y más si se tiene en cuenta que la víctima no es otra que el hijo de un importante diplomático del país. De ahí que, con la mayor discreción posible, tenga que llevar adelante un caso en el que hay muchas personas con cosas por decir, pero quizás pocas con la verdad.
Paisajes de otoño
La novela que cierra esta tetralogía es esta, de 1998, que gira en torno al brutal asesinato de Miguel Forcade Mier. Este era un hombre adinerado que se había hecho una fortuna con la expropiación de terrenos y que, tras llenarse los bolsillos, se marchó de Cuba para comenzar una nueva vida en Miami. Sin embargo, un viaje misterioso de regreso a su tierra natal pone punto y final a su vida.
Cuatro historias, un mismo protagonista y un mismo valor: la calidad narrativa de su autor.
Comentarios1
Gracias por la recomendación acerca de este autor cubano que no conocía.
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