Cada escritor encuentra su musa o su fuente de inspiración en muy diversos elementos, ya sean de ficción o reales. Y entre los que apuestan por dejarse arrastrar e influenciar por el conjunto de entornos y mundos que le rodean se encuentra el autor brasileño Chico Buarque.
Un artista este, nacido en Río de Janeiro en el año 1944, que ha sido conocido fundamentalmente por el hecho de que sus historias han estado marcadas de modo irremediable por la actualidad. Más en concreto, los prismas que ha utilizado para desarrollar y plasmar historias han sido la política y la sociedad del momento.
Así, Buarque dentro del mundo literario ha sido catalogado como uno de los escritores que más fuerte y de modo más claro se han manifestado abiertamente en contra de la dictadura que vivió su país durante la década de los años 60.
Partiendo de este hecho, de que a través de sus personajes deja patente su visión política y social, nos encontramos con una serie de interesantes libros como sería el caso de Estorbo, que se lanzó a los mercados en el año 1992.
En esa narración acerca al lector a la figura de un joven que pertenece a una buena familia pero que, por distintas circunstancias, se topará de frente con la marginalidad. La casualidad o quizás sus propias decisiones personales son las que le llevarán a verse metido de lleno en un mundo donde la delincuencia y la violencia están a la orden del día. Asesinatos, secuestros y robos de diversa índole son los episodios a los que tendrá que enfrentarse el protagonista que en un momento dado volverá a su hogar familiar en busca de paz y también de olvido.
Olvido de todos esos instantes y personajes que han aparecido en los episodios más oscuros de su existencia, pero que han marcado una huella tan profunda en su vida que no será tan fácil de borrarlos como él esperaba.
¿La distancia es olvido?
Precisamente el intento de borrar parte de la existencia propia será también el que dirija la vida del protagonista de la novela titulada Budapest, que Chico Buarque publicó en el año 2005.
En concreto, la figura central de las páginas de este trabajo literario es un escritor llamado José Costa que, después de una convención, recala en la ciudad húngara que da título a aquel. Una urbe en la que se dejará embaucar por la misteriosa lengua que allí se habla y también por personajes enigmáticos y misteriosos que le harán tomar la decisión de abandonar a su esposa y a su hijo, que viven en Río de Janeiro, para empezar una nueva vida en esta población europea.
Allí comenzará de cero, adoptará una nueva identidad (Zsoze Kósta) e iniciará una nueva etapa junto a Kriska, su profesora de húngaro y también su amante.
Una novela muy interesante esta que juega con el pasado y el presente como también lo hace el libro Leche derramada, de 2011. En este caso, la figura central es Eulalio Montenegro, un anciano que está llegando a sus últimos momentos de vida y que, desde la cama en la que está postrado, se dedica a analizar las vivencias que ha experimentado en su cuerpo durante décadas.
Su hija es su más fiel oyente en esos instantes donde recuerda la pasión que sintió por su esposa, cómo el tiempo le hizo perder la fortuna familiar o los cambios que ha ido experimentado Brasil.
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