Autoficción. Relaciones truncadas. Héroes que se convierten en faros. Familias que se van rajando con el paso de los años. Vidas que se construyen desde el apego y el reflejo. Pero sobre todo un fabuloso ejercicio de reflexión en torno al trabajo periodístico, a la naturaleza del oficio y a la pasión que lo motiva. «Porque ya no queda tiempo» es un libro maravilloso de Rafa Cervera (Jekyll & Jill) en el que podemos descubrirnos como si fuese la primera vez, de pie junto al escenario de nuestra banda favorita, con la ilusión de un año y la sensación de haberlo vivido todo ya. Un libro que nadie debería dejar pasar.
El arte de la entrevista
Víctor Gomollón me recomendó que comenzara por la sección «Hoteles». Sabía que si yo leía primero esa parte me enamoraría perdidamente de ese libro. Y así fue. Dice que sólo le falta el puntito argentino para ser psicólogo del todo. Conmigo siempre sabe qué libros pueden interesarme, y nunca falla. Así que le creo. Y voy a comenzar mi reseña por ésta, que para mí es la mejor parte del libro: una reflexión sobre el arte de entrevistar.
Las reflexiones que hace Cervera sobre el oficio no sólo me parecen muy acertadas sino, y esto es más importante, sinceras. Parecen escritas y pensadas desde la pasión del que quiere entablar una conexión con una criatura extraña a la que admira por lo que sea. Empujadas desde dentro con el deseo de iluminar nuestras inquietudes respecto al género.
De un tiempo a esta parte, el arte de la entrevista ha caído en manos de las masas. En estos tiempos de Zoom y de Instagram sobran las conversaciones en directo y, así como ha ocurrido con otros géneros literarios, la entrevista ha perdido brillo. Porque existe la idea de que cualquiera puede preguntar, porque cualquiera puede montarse un vivo en las redes sociales y hacer una serie de preguntas, y esto ha provocado que este subgénero periodístico, al igual que su madre, ocupe un lugar menos relevante. Y aquí otra consecuencia más triste: quienes en verdad han desarrollado el oficio y vienen ejerciéndolo con responsabilidad quedan invisibilizados y son suplantados por conversaciones planas e inconsistentes. Por todo esto, este capítulo es muy importante. En él Rafa narra su acercamiento al periodismo desde las entrañas y nos conmueve de raíz.
Ahora bien, ¿qué implica el acto de entrevistar? Acto y gesto. Dice Rafa que es un sueño dentro de otro sueño; porque verdaderamente estás ahí frente a tu escritor o músico favorito y tienes la oportunidad de mirarlo a los ojos y preguntarle lo que quieras. Y en tu interior se mueve esa sensación ¡¡es tal!! con la responsabilidad de hacer la pregunta adecuada, de estar atento a lo que dice tu interlocutor para saber reformular con la mayor lucidez posible.
La conversación es un arte que se entrena, pero sobre todo implica un oficio en el que hay que romper muchos borradores, probar muchas entrevistas, y, sobre todo, releerse y rescucharse para saber mejorar en la forma de afrontar al otro.
Y aquí hay un punto que me parece interesante. Una serie de anécdotas y reflexioned del libro intentan responder a la pregunta: ¿De qué forma se consigue una buena entrevista? El truco está en conseguir en ese ratito del que dispones generar la suficiente confianza en el otro, como para dibujar un clima de intimidad que le lleve a contarte algo que no ha dicho antes. Una especie de vínculo erótico, sólo posible a través de esa intimidad impostada. Dos extraños que tienen la obligación de preguntar uno y decir el otro, algo nuevo o de una forma distinta. ¿A que es maravilloso?
El yo que se difumina en los otros
¿Cómo construir tu propio mundo? Quizá en la respuesta a esta pregunta se encuentre el secreto de toda vida. No puedo escribir sobre mí sin hablar sobre aquellas personas que han sido importantes en mi vida, dice Rafa. Y nos habla de su tío Rafa, de sus padres, de sus amigos, de sus veranos valencianos, pero también nos habla de sus entrevistas, del descubrimiento de un trabajo que le permitiría conversar con aquellas personas que habían sido fundamentales en su adolescencia, que le habían sostenido en momentos de oscuridad, y que le habían demostrado que en la música cabemos todos.
Su recorrido periodístico comienza en una disquería de Valencia y acompañando en un grupo de músicos en sus giras por el país. Haciendo preguntas. Algunos sólo sabemos entender la vida si hacemos preguntas. Esto parece querer decirnos Rafa, y al leerlo siento que me habla a mí. Que este libro ha sido escrito para mí. En esta experiencia descubro que Rafa acaba de escribir el mejor libro de autoficción que pueda pretenderse; un libro que siempre hable del yo, porque habla de nosotros; un libro que se construye en función de los cambios temporales y de la música que atraviesa esos cambios. Absolutamente contemporáneo y frontal. No sé si van a leer un libro más íntimo y más colectivo.
Warhool, Lou Reed, John Cale, Pati Smith, Iggy Pop y David Bowie son algunos de los personajes que se asoman a este libro. A través de ellos Cervera crea una narración del yo, pero desde el otro, un cruce sumamente interesante que me ha impactado muchísimo. No creo que exista un gesto más hermoso que mirarse desde los ojos y la experiencia ajena: una forma de exploración personal que tiene que ver con cuánto hemos sabido entender y usar esa cercanía para crecer, para formarnos como criaturas sociales. Entender desde los otros la identidad del yo. Y quizá esta idea también sirva para entender lo popular, que no tiene que ver con lo desgarbado, sino con aquello que nos une desde la diferencia. Como lo expresa esta conversación que he transcrito en mi cuaderno:
Las heridas que conducen al periodismo
«Porque ya no queda tiempo» no es un libro sobre Lou Reed —aunque él es uno de los aparecidos más importantes— ni sobre las Torres Gemelas —aunque es uno de los acontecimientos al que Cervera vuelve muchísimo— ni sobre las entrevistas —aunque contiene luminosas reflexiones sobre el género— ni sobre la música —aunque ella atraviesa cada una de estas páginas y conecta a todos los personajes que aquí aparecen—. No. Es un libro sobre la fuerza del deseo y la luz que pueden ofrecer para nosotros ciertas heridas. Un libro que habla sobre la extrañeza que nos impulsa a abandonar el territorio conocido por sentirnos totalmente dislocados con él, y que nos invita a pensar en la soledad como una forma de extravagancia que nos hace libres.
En el dolor de la infancia, la incomprensión y el abandono —el sutil abandono presente en esos primigenios lazos y que no por ser invisible daña menos— radica la posibilidad de construirnos un mundo distinto. Esto no justifica la herida pero puede servirnos para sacarle provecho. Y eso ha hecho Rafa Cervera, construyendo una carrera irrevocable como crítico musical y permitiéndonos conocer en España a numerosos personajes del pop estadounidense, cuando lo pop era lo popular, era la vanguardia de la música, y era la posibilidad de romper con las tradiciones y crear algo nuevo. Fuera del capitalismo. Contra el capitalismo. Algo hermoso.
Finalmente tenemos un libro que trabaja con la autoficción de una manera productiva. La mirada puesta en los otros. La redifinición del yo en función de la vida de los otros. Esto no significa que hay que mirar a los demás para saber qué es lo que debemos hacer, sino más bien, observarlos, indagar en sus miedos para entender qué somos. Porque somos bichos sociales y necesitamos de ese espejo que es el otro para entendernos. Escribir sobre mí es escribir sobre los demás, sobre aquéllos sin los cuales no sería esta persona que soy. Esto parece venir a decirnos Cervera. Y que la amistad es el único valor agregado de esta vida. Lo único que puede salvarnos (y salvarse) del desastre. Que nadie deje de leerlo.
PORQUE YA NO QUEDA TIEMPO
Rafa Cervera
Jekyll & Jill
978-84-948915-5-7
276 páginas
21,00 €
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