Primeros pasos para escribir una novela o relato

Nunca tenemos suficientes textos sobre escritura; así que estimo que no viene mal un repaso sobre los asuntos más importantes a tener en cuenta a la hora de planificar una historia. Ese tiempo previo a la escritura y tan necesario para ella.

En la literatura el talento sólo es una semillita de mostaza. Lo que hagamos o no con ese valor es lo que nos llevará a sentirnos satisfechos o desgraciados. Todos sabemos cuánto nos hemos esforzado por sacar adelante cada historia y también somos capaces de descubrir si el resultado se parece en algo a lo que planeábamos cuando pensamos en escribir esa historia.

A continuación, les dejo algunos apuntes sobre aquellas cosas que vale la pena hacer antes de sentarnos a plasmar definitivamente la historia que tenemos en papel.

Capturar una idea

A diario las personas podemos llegar a tener varias ideas con ganas de convertirse en historias, pero sólo aquellas a las que realmente le prestemos atención llegarán al papel. Y ¿cómo saber cuáles de esas historias son valiosas? ¿cómo comprender si lo que tenemos entre manos es realmente un germen interesante? Lo cierto es que ninguna historia es mejor que otra; lo que realmente las distingue es lo que pongamos en ellas, nuestra forma de apasionarnos y de llevarlas hasta las últimas consecuencias.

Pero antes de ser, las historias son ideas sueltas que se pasean por nuestra cabeza y para conseguir darles vida es imprescindible un claro planteamiento de ellas para evitar que se queden en nada; al igual que para construir un edificio se necesita diseñar con precisión los planos de su estructura con antelación.

Y ¿cuáles son las primeras cosas que debemos hacer cuando tenemos una idea cautivadora en la mente? Generalmente las ideas acuden a nuestra mente en los momentos menos propicios: cuando nos estamos duchando, cuando estamos a punto de salir o cuando nos encontramos en medio de algo. Claro está que no siempre podemos dejar lo que estamos haciendo para sentarnos a escribir, por eso tener una libreta a mano para anotar esas ideas puede ser una excelente alternativa para evitar que se nos escapen. Además tomar apuntes de una idea puede ser una perfecta forma de comenzar a darle cuerpo a ella.

Una vez que tenemos la idea puesta en marcha, no sólo en nuestra cabeza sino que también hemos tomado apuntes sobre ella, llega el momento de desmenuzar los diversos aspectos de la historia que nos lleven a elaborar una trama adecuada.

Observar el mundo

Aunque parezca mentira antes de la escritura está la observación. Solamente si somos capaces de mirar el mundo y observar cada detalle de lo que nos rodea con precisión podremos conseguir historias que valgan la pena. Solamente si nos hacemos preguntas en torno al mundo, a las acciones de los otros, a las razones por las que las cosas son como son y no de otra manera, podremos llegar a explorar nuestra escritura.

Una buena técnica de observación, por ejemplo, puede ser el encuentro detallado con otras obras (cine, literatura) y el análisis de ellas. Para conseguir entender por qué el autor decidió hacer tal o cual cosa y qué habríamos hecho nosotros en su lugar. Es decir, intentar establecer un vínculo con el autor y con los personajes de la historia y ver el mundo a través de sus ojos.

Empatizar con los demás es otro ejercicio que puede servirnos a la hora de escribir. Intentar ponernos en el lugar del otro y, antes de refutar cualquier actitud, intentar comprender por qué alguien actúa de la forma en que lo hace. Es difícil pero sin duda es un excelente consejo que puede servirnos tanto para la escritura como para la vida.

Buscar una perspectiva

El punto de vista de una historia es más importante que la propia historia. Y con punto de vista no me refiero a la forma de pensar o a la ideología del autor sino a la mirada desde la cual se cuenta la historia.

Hay muchas maneras de acercarse a una historia y contarla, y dependiendo de la que escojamos daremos con una buena o una mala historia: porque lo que convierte en necesaria una novela es la forma en la que es narrada, el lenguaje escogido, y no tanto lo que en ella sucede. Por eso, escoger el punto de vista, la ventana por la que nos acercamos a una historia, es una de las primeras cosas que debemos definir antes de sentarnos a escribir.

Una vez que tenemos la perspectiva, vamos a saber cuál es el tono adecuado para nuestra historia, y con el tono vendrá el ritmo que nos llevará a acogernos en la debida intensidad que requiere cada parte de nuestra historia. Como verán las decisiones previas a sentarnos a escribir podrían ser incluso más importantes que la propia escritura.

Plasmar la estructura

Lo siguiente que debemos hacer es planificar nuestra historia haciendo cuadros o diagramas en los que dejemos constancia de cómo va a estructurarse: la forma de la trama, los acontecimientos principales, los personajes que van a ir apareciendo, etc. Llevar un bosquejo de todo lo que esperamos de esta historia es dibujar ese plano del edificio, plantear las condiciones antes de firmar un contrato.

Es evidente que tener un buen esquema de nuestra historia puede sernos de muchísima ayuda cuando ya estamos en el proceso de escritura, porque podremos acudir a él cuando nos surjan dudas y reformular aquellas cosas que no nos convencen, a fin de que se adapten a nuestra idea primigenia de aquella historia.

Bueno, creo que ya tenemos bastante como para empezar. En el próximo capítulo veremos los primeros pasos a la hora de escribir esa historia, de poner en palabras esa trama que hemos anotado y esquematizado tan esmeradamente. ¡Estén atentos!