«El pulso de la desmesura», de Amelia Pérez de Villar —Editorial Fórcola—

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«El pulso de la desmesura», de Amelia Pérez de Villar —Editorial Fórcola—Esta frase podría explicar la trama de «El pulso de la desmesura» de Amelia Pérez de Villar (Ed. Fórcola), una novela que escarba en las emociones y en la identidad más allá de los estereotipos sociales y que nos ofrece una perspectiva diferente para encarar y entender la lectura. Es un libro intenso que se lee casi sin tomar aliento y que se deja con tristeza.

Cuando la propia voz se vuelve confusa

Lola B. habla y habla, porque está sola, porque sabe que a nadie le importa lo sola que se siente y porque necesita intensamente salirse de ella misma para sentir que su vida no está tan mal (o para renovarla). Pero Lola no sabe-puede enfrentarse al mundo porque tampoco es capaz de entender las razones que la mantienen en un agujero que le produce extrañamiento y desolación.

En su intento de descargar su frustración proyectándola sobre las vidas ajenas (los de afuera deberían estar peor) descubre que esto le devuelve (como una trompada) más miseria y frustración y la imbuye en un círculo vicioso y victimista del que le resulta sumamente difícil alejarse. Esta podría ser a grandes rasgos la huella por la que transcurre esta novela cuya lectura nos impone una reflexión urgente en torno a la propia identidad, más allá de las vidas ajenas, más allá del pasado, más allá de nuestras propias expectativas. Una reflexión urgente que nos debemos acerca del placer que nos causa la cotidianidad y, en cierta forma, la felicidad que nos proporciona esta vida que elegimos; porque elegimos.

Frases cortas y párrafos amorfos son los responsables de dotar a esta novela de un ritmo constante, que nos mantiene absortos hasta la última línea. Amelia se sale de la estructura clásica de cualquier novela y, a través de un lenguaje cercano y monologal, busca ofrecernos un punto de vista diferente sobre la vida, las traiciones, la desilusión y los sueños. Una mirada que puede recordarnos a la Margaret Duras de «El amante» y a la Silvina Ocampo presente en alguno de sus cuentos más retorcidos.

«El pulso de la desmesura», de Amelia Pérez de Villar —Editorial Fórcola—

La búsqueda de la identidad

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«El pulso de la desmesura» no es una novela intensa, si entendemos por ello, llena de acontecimientos; tampoco es desgarradora, entendiendo así a las que muestran experiencias que tocan límites temerarios; ni es vital, si consideramos así a las lecturas que nos obligan a recuperar el encanto por la vida.

Y sin embargo, es una lectura intensa, desgarradora y vital. Porque con el equilibrio, que se contradice con el título y con los deseos de Lola, Amelia consigue ofrecernos una historia que habla de nosotros (de nosotras, sobre todo), de lo difícil que resulta para algunas salirse de lo «designado» para nosotras y de lo mucho que se nos niega.

La intensidad la hallamos en la exquisita descripción del personaje y de su estructura psíquica y emocional. El desgarro, porque en esa descripción sincera deja a Lola absolutamente vulnerable frente a nuestros prejuicios lectores (¿despertará en todos empatía? ¿habrá quien llegue a odiarla, quien la desprecie? ¡Seguro que sí!). En lo que respecta a la vitalidad, podemos hallarla en las consecuencias de la lectura, ya que nos obliga a aceptar de una vez por todas que la vida no está en las fotos en las que salimos bien, o en los momentos exitosos sino en el aburrimiento del día a día y, sobre todo, en las decisiones diarias en las que aceptamos continuar con un camino o rotar el mundo a nuestros pies.

Amelia Pérez de Villar se apoya en el monólogo y consigue darle a la historia la fuerza adecuada para que te mantenga en vilo. Pero juega sobre todo con la inmovilidad; el tiempo que pasa y las cosas que se mantienen. En ese sentido me ha resultado una historia tosca en cuanto a lo que podría esperarse de una buena novela, pero justamente en eso creo que consigue lo que desea: demostrar que la vida es esto que no se mueve, esas pequeñas cosas que no sirven para nada pero que nos impulsan a desear más.

«El pulso de la desmesura», de Amelia Pérez de Villar —Editorial Fórcola—

El final siempre es el principio

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Pese a lo que decía hace un momento no es la estructura lo que vuelve audaz esta novela sino el perfil de su protagonista y las reflexiones que subyacen en la historia.

A diferencia de otras autoras afincadas en la potencial fuerza de lo femenino, Amelia se centra en la desesperación, en la sensación de dependencia y en las barreras que se ponen por delante de la libertad de muchísimas mujeres, e intenta hablar desde el fracaso y la perdición. Para ello se apoya en la construcción de una mujer frágil, casi diría incapaz de responsabilizarse de su propia vida, a la que el mundo no parece ofrecerle más alternativas que la de seguir y seguir, como movida por el impulso, seguir y seguir pero inmóvil. En este punto y en la sensualidad de la voz narrativa creo que residen los grandes aciertos de esta novela.

«El pulso de la desmesura» es una novela distinta y debemos leerla teniendo en cuenta esto. Porque al leer hay que indagar mucho para encontrar la intensidad y la verdadera urgencia de la autora para ofrecernos la historia.

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«El pulso de la desmesura», de Amelia Pérez de Villar —Editorial Fórcola—
EL PULSO DE LA DESMESURA
Amelia Pérez de Villar
Fórcola Ediciones
978-84-16247-69-1
144 páginas
16,50 €

 



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