Cada vez nos acostumbramos más a utilizar un lenguaje resumido en el que con pocas palabras podamos expresar mucho contenido. Twitter es una herramienta que nos ha forzado a agilizar esta faceta nuestra. Lo increíble de este tipo de herramientas es que permiten valerse del lenguaje para hacer guiños de una forma sumamente entretenido; dejar una palabra picando o decir una cosa en lugar de otra, resulta permisivo y hasta obligatorio.
Y, cuando imagen y lenguaje se fusionan para abrirnos una ventana que nos acerca a maravillosas historias, estas herramientas adquieren su máxima potencia…
Cuando imagen y lenguaje se fusionan
Instagram es una red social similar a Picasa o Flickr en la que se pueden crear álbumes de fotos para compartir con las personas que nos conocen y con los que ni siquiera saben de nuestra existencia. Tiene la particularidad de permitir los pie de foto, por lo que cada una de nuestras fotos puede ir acompañada de una frase. Es decir que, una vez más, hay espacio para la literatura.
Habrá quienes aprovechan las posibilidades de esta red social para escribir una punzante y resumida historia y también los que la utilizarán para escribir las típicas frases que suelen ponerse para explicar una imagen. Lo que sí se requiere en ambos casos es la brevedad; tenemos unos pocos renglones para expresar lo que deseamos. El lenguaje cambia, se acopla a la modernidad y se reduce, o amplifica, según cómo se lo mire y según quién lo mire.
Y como cambia nuestra forma de manejar el lenguaje, también lo hace la forma en la que denominamos a cada cosa. Hoy llamamos Instarrelato a una frase de apenas dos líneas que acompaña una fotografía; algo que hasta no hace mucho conocíamos como «pie de foto». A lo mejor, el cambio se debe a esa necesidad de utilizar una sola palabra que describa lo que deseamos y, por otro lado, una palabra que se encuentre estrechamente vinculada con la realidad actual.
El lenguaje de Instagram
Un Instagram se compone de pocas palabras que encierran un contenido más amplio. Pueden esconder un momento, un hecho particular, un lugar o incluso a una persona. Se trata de saber escoger las palabras adecuadas para llegar a causar una mayor impresión en el lector; en definitiva, para transmitir aquellos términos que consigan alcanzar una intensidad mayor.
El texto se apoya en la imagen, y ambos consiguen unificar el lenguaje y nutrirse mutuamente. A través de las palabras, el lector consigue situarse en la escena, pudiendo comprender los detalles que le ofrece la imagen y completando con las palabras lo que parece faltar. Es decir que el texto completa el significado de la foto y viceversa; son elementos indisociables entre sí.
En la red social de igual nombre no vas a encontrar textos largos, simplemente tomarás un pildorazo. Un espacio lleno de cuentos e historias mínimas que podrían enriquecerte o hacerte pasar momentos fabulosos. Una foto acompañada de una breve descripción, de no más de 40 palabras que pueden ayudarte a entender el significado de lo que estás viendo.
El punto de partida es fundamental
Instagram es la semilla para la mejor de las historias. ¿Qué buena novela no surgió a partir de una intensa imagen? A partir de ese primer flash es posible que se desencadenen cientos de hechos, de pensamientos y de expresiones secundarias. En la novela, para que esto ocurra se requiere de mucho tiempo, en Instagram bastan un conjunto de segundos.
Se trata de un golpe directo, sin rodeos que atrapa al lector y lo obliga a centrarse en el hecho fundamental. Instagram es una historia que permite cientos de desenlaces, porque en cada lector el rumbo de los acontecimientos puede variar. Es un punzante y agudo empujón hacia la imaginación que en cada uno realiza un camino diferente.
Si no existieran esas palabras acompañando a la imagen, no existiría el instarrelato. Sobra decir que no hay relato donde no hay palabras expresando una historia (sea oral o escrita). ¿Podría ser un instarrelato los comentarios que una persona le hace a otra mientras le muestra y explica una fotografía que ha tomado? ¡Ciertamente, sí! Posiblemente de esa necesidad de explicar nuestras propias fotografías surgió este tipo de construcción.
Lo interesante es que la fantasía del lector se dispara al leer esa mínima frase, mientras observa la imagen; quizás porque desea llegar mucho más allá de las palabras. Y lo mejor de los instarrelatos es que poseen un lenguaje poético, a veces más cerrado que otras lo que lo vuelve todavía más especial, sobre todo si va acompañado de una buena imagen.
Escribir un instarrelato es tan complicado como armar un buen cuento. Todas las piezas deben encajar, pero cuando tenemos menos piezas que ensamblar el riesgo es mayor; tenemos que hacer los movimientos precisos porque la posibilidad de error podría desbarartarnos toda la estructura. En esta creación, al igual que lo hacemos en la poesía debemos prestarle mucha atención a la música, a la sonoridad.
Si las piezas se encuentran bien amalgamadas el sonido de los ejes será suave y armónico. Para que así sea imagen, palabras, ritmo, historia y emociones que se transmiten deben haber sido elaborados con profundidad. Debe tratarse de una creación donde nada falle. Si todos los elementos se encuentran bien relacionados, entonces conseguiremos un instarrelato sorprendente y envidiable. Ah, y a no olvidarnos de las figuras literarias, los mejores aliados para esta empresa.
Comentarios3
Buen Artículo y es cierto,y con la ventaja que no te pueden robar las fotos
Es una buena aplicación para compartir fotos!
Nunca te acostarás sin aprender nada nuevo. Acabo de aprender lo que significa Instagram, gracias por ello. 😉
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