¿Qué pasa en nuestro cerebro cuando leemos?

Hemos hablado en muchas ocasiones acerca de lo beneficiosa que resulta la lectura en el crecimiento y lo importante que es colaborar con el interés de los niños en los libros. Y es que la lectura nos otorga muchísimas bondades para tener una vida saludable y feliz. ¿Sabías que cuando leemos se activan más regiones de nuestro cerebro a la vez que en ninguna otra actividad? En este artículo les traigo algunas curiosidades que se han descubierto respecto a la relación lectura-cerebro.

Beneficios de la lectura en el cerebro

Del cerebro se vienen haciendo miles de estudios; resulta un órgano sumamente interesante, sin el cual no podríamos realizar prácticamente ninguna de las funciones que desempeñamos en nuestro día a día. La forma en la que reacciona ante la lectura creo que se merece un artículo aparte.

La lectura nos aporta muchísimos beneficios. Alimenta nuestras emociones y nos prepara para responder de una forma más adecuada mejorando nuestras capacidades cognitivas, sociales y emocionales. No obstante, ¿sabemos exactamente por qué? Es decir, ¿qué tiene lugar en este misterioso órgano cuando nos sentamos detrás de una historia y vivimos otras vidas? Es sorprendente, pero a nivel biológico la lectura nos otorga una gran riqueza.

Al leer una frase nuestro cerebro tiene que transformar las palabras escritas en un código auditivo que nos provoca determinadas sensaciones (como si alguien estuviera leyendo para nosotros). Esto ocurre en casi todas las personas, a excepción de aquellas con problemas de sordera agudos; en estos casos se desarrolla una ruta de lectura de forma alternativa que directamente da lugar a la generación de imágenes que permitan interpretar la lectura. En el caso de las personas con ceguera también es diferente la forma de interpretación de la lectura; en ellos al realizar la lectura Braille, las áreas del cerebro que se activan son diferentes: aquellas que se encuentran vinculadas al tacto y que se decodificarán como sucede con este tipo de estímulos. Cabe esta aclaración porque aunque la mayoría estemos acostumbrados a que las cosas son de una determinada forma, no debemos olvidarnos de que no todos tenemos las mismas capacidades.

Sentidos involucrados en la lectura

De todas formas, leer va mucho más allá que darle significado a los términos; hay muchos procesos de fondo que nos llevan a crear fotografías mentales y relaciones: aquello que nos lleva a algún recuerdo, a una idea que existe en nuestra mente.

Pero todavía hay más: cuando leemos se activan diversas regiones de nuestro cerebro que se encuentran vinculadas a todos nuestros sentidos: sí, todos los sentidos se encuentran involucrados en la lectura. Cuando leemos ciertas palabras podemos sentirlas. Si leemos la palabra ‘jazmín’, se pone en funcionamiento nuestro sentido del olfato y la forma en la que se vincula esta planta y su aroma con la imagen y lo que su perfume produce en nuestra memoria. Del mismo modo si leemos ‘pan caliente’ podemos percibir su aroma, su sabor e incluso su tacto. Esto sucede porque se ponen en funcionamiento esas áreas del cerebro vinculadas con esos sentidos.

¿Podríamos decir que nuestro cerebro no hace distinción entre la realidad y la ficción? Y sí, en parte es así porque al experimentar se mueven los mismos sistemas cerebrales que al leer esa experiencia en un libro. Curioso, ¿verdad?

Leer nos vuelve más empáticos

Cuando leemos una novela dramática podemos viajar al lugar y a la época en la que se desarrolla y exponernos a los mismos peligros y emociones. Empatizamos con un personaje, nos volvemos ese personaje y habitamos en su mundo, aunque sólo sea de forma imaginaria. Esto nos lleva a desarrollar tres habilidades: 1) la capacidad de abstraernos de la realidad y ser más allá de los límites de ésta; 2) la capacidad de ponernos en el lugar del otro y desarrollar una gran tolerancia a las emociones ajenas y 3) la capacidad de mirar nuestra realidad desde otra perspectiva para analizarla de forma más certera.

Por otro lado cabe mencionar que, teniendo en cuenta el tipo de lectura que realicemos se activarán unas u otras zonas del cerebro. No se producen los mismos efectos si leemos una novela que si leemos poesía. En el caso de la poesía se desarrolla el área vinculada al arte y a la música en particular; en el caso de la novela se desarrolla la capacidad cognitiva de ubicarnos en el tiempo y el espacio. De igual forma, dependiendo del lenguaje utilizado en el libro, también será la exigencia que se le imprima a este músculo maravilloso que nos permite disfrutar de la lectura.

Según lo han desvelado diferentes estudios, la lectura es una de las actividades más complejas que puede realizar una persona. Al leer ponemos en marcha distintos tipos de memoria, impulsamos la decodificación y revisamos la semántica, la fonología y la ortografía.

Nuestro cerebro es mucho más poderoso e increíble de lo que creemos. En el caso particular de la lectura es muy interesante lo que se produce en nosotros a nivel neuropsicológicos. No leemos letra por letra, somos capaces de saltar de una palabra a otra y comprender el significado de la oración. Un ejemplo que me resultó muy interesante es el siguiente. Les pido que lean la siguiente oración y noten la maravillosa capacidad de nuestro cerebro para comprenderla aunque se encuentre escrita de forma incorrecta.

Nuestra vida cambió el día que aprendimos a leer porque desde ese instante ya no pudimos dejar de hacerlo. Cada palabra que se presenta ante nuestros ojos cae en ellos e intentamos comprender su significado. Las palabras nos ayudan a entender el mundo y leerlas es intentar comprender y reforzar nuestros pensamientos y emociones y relacionarnos de una forma más eficiente con nuestro entorno.