Francia nos ha brindado poetas maravillosos y cautivadores. Muchos de ellos, hábiles e inteligentes a tal punto de que han sido capaces de revolucionar el mundo literario, marcando pautas para una nueva forma de expresividad. Entre esos valiosos nombres se encuentra Raymond Roussel. Cabe mencionar que la semana próxima se cumplirán 81 años de su muerte.
Inicios literarios
El 20 de enero de 1877 nacía en París Raymond Roussel. Su importancia en el mundo literario es irrefutable, habiendo influenciando a muchísimos autores del Siglo XX; como los pertenecientes a la primera hornada del surrealismo, a los autores de la generación OuLipo y de la Nouveau Roman.
Roussel fue autor de poesía, novelas y obras dramáticas y además se destacó por sus habilidades musicales y su rapidez mental para jugar al ajedrez; fue de hecho un importante ajedrecista en su época: su amor por el arte y las matemáticas encontraron en este juego el gran aliado.
Sus comienzos en el mundo de las letras tuvieron lugar cuando Roussel era adolescente. Por aquel entonces estudiaba piano en el Conservatorio de París y deseaba ponerle letras a sus composiciones.
La obra de Roussel
Roussel padeció sucesivas crisis mentales a lo largo de su vida y fue tratado en varios períodos por Pierre Janet. El 14 de julio de 1933 Roussel se suicidó en un hotel de Palermo ingiriendo una alta dosis de barbitúricos. Sus restos se enterraron en el cementerio Père-Lachaise de París.
Roussel publicó gran parte de su obra desde comienzos del novecientos hasta veinte años después; y, aunque continuó escribiendo después del 14 sus publicaciones fueron más esporádicas. Entre sus poemas más famosos se encuentran Mon Âme y La Doblure, ambos escritos durante su adolescencia. También se hizo sumamente popular, sobre todo entre los lectores surrealistas su obra Locus Solus.
Algo en torno a lo que se ha especulado muchísimo en la vida de Roussel es su método de escritura. Según el propio autor manifestó en alguno de sus escritos cuando escribía escogía dos palabras similares y en torno a ellas iba construyendo el poema. Si bien esto puede ser cierto, también lo es que existe todo un cliché en torno a los autores franceses y las extravagantes formas de encarar la escritura, no hay más que leer acerca de la escritura automática y los autores del surrealismo, y notar que si bien algunos de ellos sí escribían respetando este estado y esta actitud, algunos decían que lo hacían pero no lo hacían.
Escribía Roussel:
El autor estaba convencido de que la realidad nos distraía del quehacer literario; lo que posiblemente no comprendió es que sin duda la ficción no existiría sin la realidad; y su obra es la prueba de ello ya que al leerlo podemos acercarnos a las nociones de toda una generación; a la noción que tenían de la vida y de la realidad.
Roussel y los surrealistas
Si bien Roussel no tuvo una gran relevancia en su época, ya que los críticos que leyeron su obra se manifestaron casi rotunda y unánimemente negativos con ella, posteriormente sus textos fueron recuperados, admirados y amados por los surrealistas, entre cuyos principales seguidores se hallaban Michel Leiris y Marcel Duchamp.
Más tarde, sería redescubierto por el Oulipo y Alain Robbe-Grillet y conseguiría influenciar a autores de diversa índole y época tales como John Ashbery, Harry Mathews, Julio Cortázar y Kenneth Koch.
Pese a todo, el único que se atrevió a escribir sobre su obra fue el filósofo francés Michel Foucault. Por otro lado, Roussel afirmó que no simpatizaba con los autores del surrealismo ya que los consideraba algo absurdos y excéntricos. Esto es sumamente curioso, siendo él mismo uno de los maestros de la extravagancia en el mundo de la literatura.
Muchos no le conocen y su obra parece conservada sólo para una elite de lectores; guardada en el mayor de los secretismos, quizás porque es difícil de acceder a su universo, porque su escritura se presenta tan original que cuesta seguirle el ritmo. En cada palabra hay audacia y brota la imaginación.
Sin embargo, esta no fue razón para que al revés Roussel no fuera admirado. El propio André Breton escribió que junto con Lautréamont Roussel era el mayor magnetizador de los tiempos modernos. Y dijo también que sus obras un día ascenderían al rango de luminarias perpetuas. Y Louis Aragon dijo que era el presidente de la república de los sueños.
Sea como sea y pese a que la popularidad de Roussel nunca alcanzó la de muchos de los surrealistas, su obra es una parada necesaria para los amantes de las buenas lecturas y las búsquedas literarias. Imagino que estas vacaciones pueden ser un buen momento para acercarnos a él e indagar en torno a su escritura. ¿Qué me dicen?
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