Entre Quino y Mafalda existe un amor incuestionable. A través de este diminuto personaje, el artista puso en palabras sus percepciones acerca de la realidad Argentina y mundial, en la década del ´60.
Pero su labor no cesó allí, el amor de Quino por la ilustración y por la vida continúa manifestándose, tal es así, que durante la última Feria del Libro de Buenos Aires, estuvo recibiendo a cientos de fans que hacían fila en el stand de «Ediciones de la Flor», para agradecerle su labor y brindarle apoyo. Quino, quien ahora cuenta con 80 años, firmaba diferentes ejemplares de sus publicaciones, mínimos papelitos y hasta agendas que sus admiradores le extendían con admiración.
Un hombre llamado Quino
En la vida de Quino hasta la partida de nacimiento tiene una historia que contar. Nació bajo el nombre de Joaquín Salvador Lavado un 17 de julio, sin embargo en los registros su fecha de nacimiento reza el 17 de agosto. Debido a que un tío suyo llevaba el nombre de Joaquín, desde niño se lo distinguió con el sobrenombre de Quino, el cual mantuvo a la hora de volverse ilustrador. ¿Saben cuántos años tenía cuando descubrió su vocación? ¡3 años!, a eso le llamo yo nacer con las cosas claras.
Posiblemente el humor haya sido la herramienta imprescindible para escapar del dolor y las pérdidas de las que la vida de este artista se vio marcada desde temprana edad. Sus padres eran dos andaluces nacidos en Fuengirola, una preciosa localidad española vecina a la ciudad de Málaga, sin embargo la relación con ellos tuvo un triste final. Su madre falleció cuando el dibujante contaba con 13 años y su padre lo hizo tres años más tarde.
A partir de 1954 se establece en Buenos Aires, malviviendo al principio en lúgubres pensiones, hasta consolidarse como historietista. Diez años más tarde lanzó la primera tira de Mafalda, obra maestra que lo catapultó merecidamente a la fama. Esa primera publicación salió en la revista «Primera Plana» el 29 de septiembre de 1964, aunque según lo expresó el propio autor, la tira había surgido unos cuatro o cinco años antes.
Cuando a Quino se le pregunta por la edad de Mafalda él dice que como es una nenita que nunca crecerá es difícil de darle una edad, pero en lo que respecta a su aniversario prefiere citarlo el 29 de septiembre. Dicho esto, es importante tener en cuenta que dentro de dos años conmemoraremos los 50 años de su nacimiento, tendremos que tirar la casa por la ventana.
La hija de Quino, Mafalda
En las obras de Quino los personajes suelen ser personas comunes haciendo una vida estereotípica, pese a ello también aparece algo de surrealismo y ciertos símbolos estrambóticos.
En el caso de Mafalda, Quino muestra a una protagonista pequeña con razonamientos y en situaciones adultas; es decir, una mirada infantil sobre el mundo que teóricamente pertenece a los adultos. Reflexiona sobre la política del Mundo, la ambición (en la obsesión de don Manolo y Manolito por la plata) y tantos otros conflictos entendidos desde una perspectiva crítica y constructiva.
Sin lugar a dudas, el humor de Quino, con su acidez y su reiterativa inclusión de historias miserables, profundas y tristes, es una de las mejores herramientas literarias de la sociedad argentina. En esos diálogos frescos y auténticos, Quino colabora con la visión vanguardista de la realidad y aporta, quizás sin imaginárselo, con un gran grano de arena para la comprensión de la existencia. Una comprensión que incluye la tolerancia, la liberación ideológica y sexual, la caridad no desde el punto de vista cristiano sino humano.
Porque detrás del pesimismo, siempre puede notarse un rayo de luz, y en Mafalda la inocencia, la espontaneidad y la eterna alegría de la niña, son la prueba de que nunca se ha perdido del todo, todavía hay formas de salvarse de la muerte y de destrucción total.
La feria del libro recibe a Quino
El creador de Mafalda, uno de los personajes que representa al cómic argentino, estuvo durante la 38° Feria del Libro recibiendo a quienes se acercaban a saludarlo y abrazarlo, con una calidez indómita. Los directores de la editorial «Ediciones de la Flor», Daniel Divinsky y Kuki Miller, expresaron que la idea de estar allí fue exclusivamente del artista. Cuando ellos le propusieron un día en el que se estimara que el caudal de gente fuera escaso, Quino expresó que no, que quería que hubiera mucha gente.
Pese a la inmensa trayectoria de este artista, que ha llegado a trascender las fronteras nacionales en una época donde Internet aún no permitía el contacto absoluto con otros rincones, Quino es un tipo sencillo, alegre y sumamente cálido. Recibió a sus admiradores con alegría y agradecimiento, y cuando algunos niños se le acercaron para saludarlo su mirada cambió y pareció ser uno más de ellos al preguntarles qué habían visto en la feria y si se habían comprado algún librito.
Mafalda no envejece, y no lo digo por el hecho de que no crezca y que siempre se mantenga pequeñita y llena de vida, sino porque sus contestaciones, sus intrigas y esa forma rebelde de encarar la vida, así como la realidad en la que habita siguen presentes en nuestra era. Porque nunca se ha dicho suficiente y siempre releer una tira de Mafalda, puede ayudarnos a entender un poquito más de nosotros mismos y de nuestro entorno, con humor sí, porque él es fundamental para la existencia, pero también con un ojo crítico, que no permite que se escape el mínimo detalle y que está dispuesto a hacer todas las preguntas que hagan falta con tal de comprender la realidad.
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