En este ciclo de refranes voy repasando algunas sentencias del refranero popular articuladas en temas. Ya he dedicado capítulos para hablar sobre frutas, árboles y animales. También he analizado refranes sobre oficios, la buena y la mala suerte, las dificultades de la vida, el pasado y el futuro, la música, la lluvia, la alegría y las estaciones del año.
Sobre la forma en la que nos relacionamos con los demás humanos encontramos numerosos refranes en nuestro refranero popular. Muchas de estas frases se apoyan en la imagen del vínculo entre vecinos para representar actitudes que solemos repetir y que a veces nos llevan a desarrollar dificultades en la convivencia. En el capítulo de hoy dedicado al refranero voy a centrarme en frases que tienen a los vecinos como protagonistas, aunque no siempre hagan referencia directa a este tipo de trato o de relaciones.
Actitudes negativas, por mal camino nos llevan
Comienzo con esta frase en la que el refranero nos invita a no enfocar nuestra energía en desearles el mal a los demás, siendo más productivo canalizarla en buscar nuestra felicidad y nuestro bienestar. En cierta medida, la frase nos advierte de que la energía enfocada en desear y alegrarse por el mal de los demás puede tornarse en nuestra contra y llevarnos a tomar decisiones que nos catapulten a un mal semejante que el que le ha tocado a nuestro vecino.
Este es otro refrán sobre malas actitudes: en el que el protagonista, que puede ser cualquiera de nosotros, critica a su vecino, a los demás, y no es capaz de asumir sus propios defectos o debilidades. Otro refrán que se le parece o al que se encuentra ligado es:
Donde se nos invita, a su vez, a tener una actitud de autorreflexión y autoconocimiento, que nos permita ser prudentes porque nadie queda a salvo de cometer errores.
Me he topado con que esta frase tiene diversos significados. Siempre había creído que hacía referencia a la falta de posibilidades de hacer buenos amigos que tiene una persona mezquina; sin embargo, hace poco un amigo la usó con otro significado: nadie se reconoce como mezquino, por tanto, cada vez que surge esta palabra es para referirse a las acciones de otro, nunca a las propias. En este momento me parece más apropiado este sentido, aunque es curioso que haya gente que la entiende de forma diferente. Esto da para otro artículo ¿permiten los refranes más de una interpretación?
Frases sobre vecinos buenos y malos
Esta frase hace alusión a cómo cuando los humanos estamos en grupo tendemos a adoptar actitudes que no nos son naturales pero que sí lo son para alguno o todos los integrantes del grupo. Este refrán es una advertencia para que sepamos cuidar qué relaciones trazamos con los otros y si éstas son positivas para nosotros. Este dicho es cercano al refrán que dice:
Y, aunque si bien ambos refranes no son del todo ciertos, o no se cumplen siempre a raja tabla; es importante estar despiertos, reconociendo que una de nuestras tendencias es dejarnos llevar y saber reconocer a tiempo las consecuencias de las acciones que nos instan a realizar nuestros compañeros, amigos, vecinos, para evitarlas si no son positivas o son cosas de las que sabemos que más tarde nos arrepentiremos.
Un buen vecino es aquel que desea prosperidad tanto para su casa como para la de su prójimo. Es de persona empática, a la vez, asumir que una vez la vida nos sonríe a nosotros y otro día a nuestro vecino. Y así nos invita a creerlo este refrán. ¡Alegrémonos por las cosas buenas que les ocurren a las personas que nos rodean!
Por último vamos con otro refrán en torno al comportamiento entre vecinos. En este caso se nos advierte de la importancia de proteger nuestro entorno íntimo antes que abrirle la puerta a desconocidos o personas que puedan resultar negativas para algunos de los integrantes de nuestra familia. Sin muchos padres hubieran prestado atención a este refrán, habría sin duda muchas menos infancias rotas.
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