Muchas veces para expresarnos nos apoyamos en palabras que imitan o recrean el sonido de alguna cosa animada o inanimada. Para ello nos valemos de las onomatopeyas, uno de los recursos expresivos más potentes que existen, que sirven para expresar de forma condensada una idea, situación o sonido.
En el habla coloquial las usamos constantemente sin ningún problema, pero en cuanto debemos escribirlas nos preguntamos cuál es la forma correcta. ¿Deberían escribirse entre comillas, en cursiva, con alguna aclaración?
A continuación las respuestas tomadas del Diccionario de la Real Academia Española.
¿Qué es una onomatopeya?
Una onomatopeya es una palabra que representa un sonido o un fenómeno visual. Consiste en la imitación de una determinada voz o imagen representativa. A su vez, se llama onomatopeya la figura retórica en la que se utilizan estos sonidos para reemplazar otra palabra o para dar énfasis a una determinada frase.
Existen una serie de principios para la creación de una onomatopeya, es decir que muchas de ellas se encuentran lexicalizadas y sistematizadas. En ciertos géneros literarios, como el cómic, son fundamentales, pues ayudan a darle a la imagen una intensidad mayor, reproduciendo un determinado sonido. De hecho, en este género, muchas veces aparecen variaciones que ayudan a expresar los matices que el autor necesite en cada situación.
Entre las onomatopeyas que imitan sonidos podemos mencionar el «pío, pío» de los pajaritos o el «¡pum!» de un disparo; mientras que entre las onomatopeyas visuales está el «zigzag» que representa un andar oscilante.
A veces las onomatopeyas se confunden con las interjecciones, sin embargo, no son exactamente lo mismo. La distinción reside en que mientras que una onomatopeya imita un sonido real, una interjección sirve para expresar una sensación repentina. Una onomatopeya puede ser «plaf» mientras que la interjección que surge de la reacción puede ser «¡Ay!» Las interjecciones pueden ir de más a menos vulgares, pero siempre persiguen un mismo objetivo, poner en palabras ese sentimiento súbito. Hay algunas que se asemejan a onomatopeyas, aunque no lo son; tal es el caso de ¡OH! o «ah»; sin embargo, éstas son palabras mientras que las onomatopeyas no lo son, sino vocablos que expresan sonidos.
Reglas de escritura para las onomatopeyas
Las onomatopeyas cuentan con una gramática especial, la cual difiere rotundamente de las características impuestas por la Gramática Académica; obviando las reglas de combinación consonántica y de acentuación. Esto se debe a que, como intentan ser fieles al sonido que representan no pueden atarse a estructuras lingüísticas sino que deben dejarse llevar por el objeto que representan. Por ejemplo, si deseamos escribir el sonido de una mosca escribiremos bzzz y no sería igual si agregáramos una vocal o quitáramos una z.
Las onomatopeyas no deben escribirse en cursivas ni entre comillas porque no requieren de una tipología destacada. A no ser que se estén utilizando en medio de una cita o diálogo. Por ejemplo:
«Estaba jugando a los vaqueros y esquivaba todas las balas mientras gritaba «piu, piu»»
A veces se suelen escribir con signos de exclamación, aunque tampoco es una regla inamovible. Siempre depende del carácter y la opinión del autor. También, cuando se quiere expresar un sonido especialmente ruidoso, se escribe con mayúsculas; aunque tampoco es obligatorio.
Cabe destacar que ciertas onomatopeyas que hacen uso de la repetición deben escribirse entre comas, para que su lectura sea más correcta. Algunas de ellas son toc, toc (sirve para expresar el ruido que se produce al llamar a una puerta) o ¡bang, bang! (ruido producido por el disparo de un revólver, o voces que hacen los niños jugando a los pistoleros).
De todas formas, también pueden escribirse separando las repeticiones con un guión, si se trata de una sucesión unitaria y continua, como es el caso de taca-taca-taca. En otras situaciones también pueden separarse por puntos suspensivos, para expresar que hay un largo espacio entre los sonidos, como puede ser en el caso de la onomatopeya que sirve para expresar el ruido de un grifo mal cerrado y que gotea: ploc… ploc… ploc…
También una onomatopeya puede alargarse, incluso con secuencias consonánticas como es el caso de la que sirve para expresar el balido de una oveja: beeee. Del mismo modo también se pueden incluir variaciones en una onomatopeya básica para darle un matiz al significado. Por ejemplo. La forma básica del estornudo es achís, pero si deseamos expresar que ha sido un estornudo repentino diremos atchís.
Sustantivos de formación onomatopéyica
Las onomatopeyas también sirven para funcionar como sustantivos, se dice que son sustantivos de formación onomatopéyica y deben escribirse en minúscula, utilizando la misma tipografía que el resto de la oración. Por ejemplo.
«Todo estaba en silencio, solamente se escuchaba el tictac de un reloj»
«Eso es del año catapum»
Las onomatopeyas son un recurso interesantísimo para expresarnos, al igual que lo son las interjecciones. Sirven para expresar específicamente algo sin necesidad de perdernos en oraciones complejas y detalladas. Las utilizamos constantemente, a veces sin siquiera notarlo. Por tanto, saber escribirlas correctamente es una buena forma de incluirlas en nuestro lenguaje escrito.
Comentarios4
realmente interesante¡ me ayudo a entender.gracias
Me alegro mucho, Alberto.
Excelente explicación! Cada día aprendemos más con estos temas de actualización, que, aunque ya sabidas, nos hace recordar! Continúa Tes, con ese entusiasmo que te caracteriza, escribiendo sobre el buen uso de nuestro idioma español! todos te lo agradecemos! Un abrazo
¡Muchas gracias por darme ánimos, Nhylath! Es un placer escribir para personas tan amables como tú y el resto de los lectores. Me siento gratamente protegida. 🙂
Un abrazo.
Excelente, felicitaciones.
Soy una adolescente que busca como mejorar su escritura cada día. Gracias por la ayuda, no hay nada más lindo que aprender.
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