En los últimos años pasamos de resistirnos a las nuevas tecnologías a no sólo aprobarlas sino incluso volvernos grandes aficionados a ella. Personalmente siempre he creído que los libros digitales ofrecían muchas posibilidades, sobre todo para aquéllos a quienes nos gusta mudarnos constantemente porque así no tenemos que estar cargando con extensas pilas de libros ineludibles en nuestra vida; sin embargo, es necesario, como lo digo siempre, saber rescatar que la lectura digital difiere en mucho de la de papel y por ende, exige de nosotros un cambio a la hora de enfrentarnos a la lectura.
¿Para qué leemos?
Existen tantas formas diferentes de leer: en papel, en un navegador desde la computadora, en un e-reader, en un teléfono, en una tableta, etc… y en cada una de estas lecturas existen posibilidades diferentes de acercarnos a la lectura.
Entre los importantes cambios que han tenido lugar a partir de la inclusión de la lectura digital en nuestras vidas, se encuentra la gran modificación del sentido de esta actividad. Antes, leíamos para alejarnos del mundo, para imaginar mundos diferentes y volar de algún modo; en la lectura digital pasa lo contrario, a veces parece como si las personas leyeran para opinar, para tener algo que decir, para compartir lo que leen…
Leer en un dispositivo móvil genera en el usuario una especie de ansiedad que lo obliga a estar posteando constantemente lo que ve y lo que lee y mantenerse «activo», ya no es la lectura una actividad para relajarse y encontrarse con uno mismo. Este es para mí uno de los peligros más graves de la digitalización de nuestras vidas.
De alguna forma una de las cosas más distintivas de la lectura es que te permite acercarte a tu propio universo, cultivarte, conocerte, aprender a tratarte (cosa que, aunque parezca mentira, la mayoría de los humanos no hacemos del todo bien); al leer en un dispositivo móvil no podemos disfrutar de todas estas ventajas, porque nos sentimos absolutamente activos, ansiosos y hasta nerviosos; necesitamos contar lo que leemos, saber lo que otros postean, no podemos desconectar de la realidad y entonces, ¿cuál es el sentido de la ficción?
Ventajas de los libros digitales
Pero no todas son pálidas para la lectura digital, ella también cuenta con ciertos aspectos que la vuelven fuerte y necesaria. Uno de ellos es la posibilidad de combinar texto con imágenes y material audiovisual; esta es una herramienta sumamente interesante y que permite que muchas personas ajenas a la lectura se acerquen a ella. Es sobre todo muy utilizada en el contenido desarrollado para niños, porque ellos se sienten sumamente atraídos por las imágenes y, una vez dentro se dejan llevar y la historia los atrapa. Además, es utilizado en el material escolar para enriquecer mucho más los contenidos al alcance de los alumnos, permitiéndoles conocer mucho más a fondo las cuestiones que les interesan.
No podemos continuar leyendo como lo hacíamos hasta ahora es necesario, para nuestro bien, que nos acerquemos a la lectura desde una perspectiva más abierta, tomando aquellas herramientas de las que disponemos para enriquecer la lectura. La lectura digital nos obliga como lectores y tener una relación diferente con los textos.
La tipografía, el tipo de página y el formato del lector en el que se accede a un texto condicionan considerablemente la forma en la que leemos. En general los lectores están acostumbrados a cambiar el tamaño de la letra, según se encuentren en la computadora o el teléfono. Al principio resulta difícil, pero ya sabemos que somos animales de costumbre.
Seguramente una de las cosas más llamativas que ha introducido la era digital a nuestra lectura es la posibilidad de ampliar los conocimientos y compartir nuestras ideas con otras personas que puedan estar disfrutando de la misma lectura.
Por ejemplo si de pronto nos encontramos con un término que no conocemos podemos recurrir al diccionario en línea y evaporar ese hueco de ignorancia o incluso comprender el significado de una frase hecha; además podemos recurrir a conocer datos sobre el autor e interesarnos por cosas que no tengan que ver exactamente con el tema del que se está leyendo.
Además, podemos jugar con el tamaño de la letra y mantenernos al día de los comentarios que nuestros amigos en las redes sociales han hecho al leer ese mismo texto. Además, si nos encontramos con algún texto que nos interesa pero no queremos distraernos de la lectura en la que estamos enfrascados, podemos avisarle a nuestro navegador que recuerde esa página para «leer luego», en general si estamos conectado con nuestra cuenta de Google, más tarde podremos a acceder a ese texto desde cualquier otro dispositivo, incluso descargarlo.
Ésas son las comodidades que puede ofrecernos la gran centralización de información que cada vez se vuelve más sencillo de manejar.
Hábitos de la lectura
Lamentablemente los hábitos de lectura cambian pero no la mentalidad de los lectores, quienes prefieren piratear un libro a pagar por él unos pocos euros.
La cultura de la violación de los derechos a la propiedad privada se ha puesto más de moda desde el gran destape de Megaupload y la Ley S.O.P.A. y son muy pocos los lectores aficionados al libro digital que consideran que es necesario pagar por lo que leen. Ésta es una realidad contra la que es muy difícil luchar; miles y miles de personas que no hacen algo productivo con sus vidas, prefieren que unos pocos trabajen duro creando historias y publicándolas para tener el resultado de ese trabajo de forma absolutamente gratuita.
El mal de «todo gratis» parece uno de los peores que afecta a nuestro tiempo y que, lamentablemente, no sólo afecta a España, sino a muchísimos países.
Me parece extraordinario que miremos hacia el futuro y aboguemos por la lectura digital pero siempre respetando los derechos de autor, porque detrás de cada historia hay una persona que ha trabajado incansablemente por dar lo mejor de sí en ella.
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