Hace unos días publiqué un artículo sobre la importancia de la concentración al escribir, para poder hallar lo que Juan Ramón Jiménez llamaba el nombre exacto de las cosas.
En el artículo de hoy escribo sobre una herramienta fundamental a la hora de escribir, la memoria. Y les traigo una serie de técnicas para ayudar a ejercitarla y mejorar así la concentración para trabajar de forma eficiente.
Conseguir que el tiempo nos cunda
Para escribir y conseguir que el tiempo nos cunda, es fundamental la concentración. Y para concentrarnos tenemos que enfocar nuestros esfuerzos en una actividad en particular. Lo ideal es hacer una sola cosa por vez, para realizarla de forma eficiente y efectiva. Por eso es conveniente estar encaminado en un único proyecto de escritura por vez. Porque si cada día, al levantarnos, podemos retomar lo que dejamos en pausa el día anterior, nos resultará mucho más fácil encontrar el hilo y continuar trabajando desde ahí.
En primer lugar, si queremos dedicarnos a la escritura de forma comprometida debemos saber que es una labor que exige mucho de nosotros. Aunque lo ideal es dedicarle ocho horas diarias, es cierto que no todos podemos hacerlo; no obstante, seguro que podemos mejorar nuestra dedicación tomando tan sólo algunas decisiones.
Por ejemplo, podemos decidir dedicar dos horas diarias a la escritura. No es tanto tiempo, y posiblemente si sumamos el tiempo que dedicamos a actualizar nuestros perfiles en redes sociales y a leer lo que publican otros podamos sumar esos 180 minutos de tiempo no productivo. Y, es evidente que manteniendo una rutina diaria de una o dos horas sin distracciones podremos avanzar más que si tan sólo dedicamos 15 minutos a la escritura (o ninguno).
Posiblemente si dedicásemos tan sólo dos horas diarias, unas diez horas semanales, podríamos llegar a tener un borrador en unos tres o cuatro meses. ¿Les parece complicado? ¿Lo han probado? Yo creo que es perfectamente posible. Eso sí, después vendrán las correcciones y todo el trabajo posterior a la escritura, que podría alargar nuestro esfuerzo hasta un año. Pero no me van a decir que tener un borrador, aunque sea brutísimo, no es alentador para sentirnos mejor con nosotros mismos.
Y aquí viene el tema que nos compete: la concentración. La concentración nos ayuda a trabajar de forma eficiente y el priorizar un tipo de creación nos permite que se vuelva fundamental en nuestro día a día y se cuele constantemente en nuestros pensamientos, a fin de permitirnos que el trabajo de escritura cunda más, porque mientras no escribimos también estamos trabajando. Es decir, que estaremos sosteniendo el esfuerzo de concentración y conseguiremos más beneficios de este trabajo. Y así iremos internándonos en esa etapa del proceso de escritura en el que ya no hay vuelta atrás.
Por supuesto que lo que aquí expongo no es una verdad absoluta; habrá quien pueda trabajar a consciencia un par de minutos diarios y obtener buenos resultados. Es que sea cual sea el tiempo que le dediquemos, lo importante es la calidad de esos minutos destinados a la escritura. Debe ser tiempo exclusivo: sin teléfonos haciendo soniditos y luces y llamando nuestra atención, sin ruidos, sin distracciones.
Mejorar la memoria en la escritura
La memoria es un órgano fundamental en la escritura. Necesitamos de ella para hilvanar nuestro trabajo, para crear lazos finos entre las palabras dentro de un texto y amalgamar un trabajo contundente que nos deje satisfechos.
Según lo han desvelado estudios científicos, existe una estrecha relación entre las habilidades de nuestro cerebro para recordar y la escritura, de ahí que sea tan importante que lo tengamos presente. Sin embargo, parece que el uso del ordenador en la escritura puede disminuir considerablemente la conexión que hay entre escritura y memoria; somos más propensos a olvidarnos las cosas porque la escritura es mecánica y no sentimos cada una de las letras.
Por eso, uno de los consejos para mejorar nuestra memoria es dedicar tiempo a tomar notas, a escribir de puño y letra datos o trozos de la historia, para que ésta se nos grabe, para que nuestra memoria participe de forma activa en este proceso creativo.
¿No les ocurre a veces que recuerdan un poema que aprendieron en los primeros años de estudio porque visualizan el cuaderno donde lo escribieron con su propia letra? Esto se debe a que cuando escribimos se produce un chispazo de energía que lleva lo que escribimos a nuestra memoria, donde se almacena de una forma nítida e ineludible. Increíble, ¿no?
La escritura a mano puede ser una forma maravillosa de ejercitar la memoria, al igual que lo es aprender de memoria un poema o recitar alguna tabla que nos sea útil. También puede ser de gran ayuda la lectura y la fijación de ciertos conceptos aprendidos; de este modo mantendremos siempre activa esta función y esto nos ayudará enormemente en nuestro trabajo. Cabe mencionar que la memoria también ejerce un papel fundamental en la concentración porque si somos capaces de volver sobre lo trabajado el día anterior sin demorarnos mucho tiempo, sin duda estaremos haciendo un buen trabajo.
Como podrán notar, la memoria es fundamental en la escritura y por eso es necesario trabajar por mejorarla. Mientras practicamos, me despido. No se olviden de que la semana próxima les traigo la última entrega de este ciclo, con muchas técnicas sencillas para mejorar nuestra capacidad de concentración. Espero que estos textos les estén resultado útiles.
Comentarios1
Es cierto, la capacidad de concentrarnos en un trabajo es fundamental para llevarlo a buen puerto. Y como bien explicas, la memoria es una herramienta básica para conseguir buenos resultados. En fin, intentaré sacar el máximo de tiempo posible para dar vida a las palabras y lo haré de la forma más concentrada posible. Un abrazo, Tes.
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