Uno de los personajes más atractivos, interesantes y singulares de cuantos forman parte de nuestro acervo literario es, sin lugar a dudas, el investigador Sherlock Holmes, al que dio vida el escritor Arthur Conan Doyle.
Novelas como El perro de los Baskerville (1902) o El signo de los cuatro (1889) son algunas de las más importantes obras que protagonizó este detective inglés, caracterizado por su gran inteligencia y perspicacia. No obstante, no podemos pasar por alto que también fue el personaje central de un conjunto de cincuenta y seis relatos igualmente fascinantes.
En concreto, ahora queremos darte a conocer algunas de esas breves narraciones que dan forma a la serie Las aventuras de Sherlock Holmes:
Un caso de identidad. En el año 1888 transcurre la trama, que nos acerca a la vida de Mary Sutherland, una mujer con “posibles”, que está comprometida con un caballero (Hosmer Ángel) del que poco o nada conoce. La felicidad que aquella tiene por esa relación se ve empañada el día de su boda ya que aquel no aparece.
Esa circunstancia será la que le llevará a ponerse en contacto con el detective Holmes. Este irá atacando cabos, analizará el papel que juega en todo ello el padrastro de Mary y empezará a investigar quién era el desaparecido. Así será como llegará al descubrimiento de toda la complicada madeja de situaciones que se han producido y que resultan realmente sorprendentes.
El carbunclo azul. En plena navidad se desarrolla esta otra historia creada por Arthur Conan Doyle, que arranca con una trifulca en las calles de Londres. Esta acaba con la huida de los implicados y con dos únicas pistas: un sombrero y una oca, que en el cuello llevaba una dirección, la de Henry Baker.
A ese domicilio es enviado el animal, que presumiblemente era un regalo para darse un festín en esas fechas. Sin embargo, cuando empiecen a preparar a aquel para cocinarlo se encontrarán con un hallazgo sorprendente: en su tripa está el carbunclo azul, una joya milenaria que los días de antes había sido robada a la condesa de Morcar.
Todo ello hará que Scotland Yard le pida ayuda a Sherlock Holmes y a su inseparable Watson para poder descubrir lo más rápidamente posible lo sucedido. En un principio, se acusa al fontanero de la aristócrata, sin embargo, las pesquisas irán indicando que este es inocente y que hay un verdadero culpable que será encontrado por aquellos dos investigadores.
El misterio de Copper Beeches. Uno de los pocos relatos en los que el detective inglés muestra interés por una mujer y no sólo por la investigación es este. En concreto, se sentirá atraído por la joven que le reclama ayuda, Violet Hunter.
Ella es una muchacha a la que se le ofrece una cuantiosa cantidad económica para que trabaje como niñera del hijo del coronel Spencer Munro. Las dudas de aquella para aceptar el empleo y las que requieren la ayuda de Holmes son no sólo que el pequeño que debe cuidar parece “salvaje” sino que además se le exige a la mujer que se someta a peculiares peticiones de la señora, tales como cortarse el pelo de determinada manera o ponerse los vestidos que le vaya solicitando.
Ante todo ello, el detective decidirá actuar y lo que descubrirá será realmente espeluznante.
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