La soledad de un escritor no necesariamente se encuentra enlazada con el desprecio por la especie humana, muchas veces responde a cuestiones internas tan íntimas que es difícil establecer un paradigma de dicho aislamiento.
Salinger fue un autor que ganó una gran popularidad y que, pese a ello, pocas veces se mostró en público. Tal es así que pasó sus últimos cuarenta años aislado del mundo.
En su biografía, Kenneth Slawenski asegura que el hecho que marcó un antes y un después en la vida de Salinger y que, posiblemente haya sido fundamental para convertirlo en escritor, fue la Segunda Guerra Mundial.
La soledad y el grito de auxilio
¿Quién no ha leído «El corazón de una historia quebrada» y a sentidos férreos deseos de escribir? Creo que esa fue una de las mayores virtudes de este escritor. Más allá de su relevancia como autor creo que su capacidad para inspirarnos devoción por las letras fue una de sus características más resaltables. Porque al pararnos frente al atormentado Horgenschlag sentimos el anhelo de ayudarle; de volcar en él la mucha o poca seguridad que tenemos en nosotros mismos para que rompa con esa soledad que le tiene sosegado.
Releo este cuento y me pregunto si no es este uno de los mejores gritos de auxilio de Salinger. ¿Estaba solo porque realmente lo deseaba o porque no encontraba la forma de abandonar ese estado? A veces las cosas más sencillas, las actitudes que parecen ser tomadas con la mayor cordura, pueden venir de traumas profundos, de situaciones imposibles de sobrellevar. A tal punto que a veces apenas conseguimos poner en palabras: en boca de otro. Este fue el caso de Salinger.
Después de la muerte de Salinger, quien se mantuviera los últimos años de su vida completamente aislado de la sociedad, los fanáticos y esa afanosa desesperación que engendra el mundo de las letras donde todos quieren descubrir qué hubo de inédito y ser los primeros en conseguir los derechos para su publicación, no hicieron más que rebuscar en lo dejado por este autor para poder decir algo que nos diera a los lectores la pista de que hay más Salinger esperando por ser publicado. Posiblemente entre las biografías surgidas la más llamativa es la de Kenneth Slawenski; que puede ser sumamente interesante, ¡qué duda cabe! Pero ¿le habría gustado a Salinger? ¿Le habría importado que se entrometieran a tal punto en su intimidad? Esa es una de las cosas con las que no termino de familiarizarme. No me parece razonable hurgar en la memoria de alguien que ya no puede expresar sus deseos.
La biografía de Slawenski
Kenneth Slawenski publicó esta biografía de J.D Salinger que permite conocer una verdad central en la vida del misterioso escritor: los efectos de la guerra; usando como referente sus cientos de cartas y unas memorias que Salinger ha impedido que se publiquen hasta pasados los 70 años de su muerte. No las veremos.
La Segunda Guerra Mundial se ubica como eje de esta biografía, como uno de los hechos fundamentales en la vida de Salinger. Seguramente es llamativo pensar que Salinger pudo sobrevivir a la guerra, que estuvo once meses consecutivos luchando en las filas, sorteando bombas y balas y escribiendo extensos diarios y otras cosas. Según se estima, durante ese tiempo se gestó «El guardián entre el centeno» que se convertiría en su obra máxima, la que le daría una gran popularidad entre los jóvenes y le convertiría en un representante indiscutible de la nueva narrativa estadounidense.
Estas cartas de Salinger cuentan con un valor literario equivalente a la ficción, aunque, como lo expresó, Kenneth no pudo transcribir exactamente por cuestiones de derechos. En su voluntad final, Salinger dictaminó que todo lo escrito y no publicado hasta el momento de su muerte permanecería bajo copyright hasta 70 años después; teóricamente porque el autor sabía que muchos de sus seguidores habrían sido capaces de matar con tal de poder leer sus trabajos de los últimos cuarenta años. Sabemos, por eso, que existe un montón de material inédito, pero posiblemente no lo veremos.
Según las palabras de Kenneth, el motor principal de su escritura, antes que cualquier otro, fue la guerra. Su experiencia en el campo de batalla lo marcó rotundamente y fue una de las razones por las que decidió alejarse, incapaz de enfrentarse a los hechos acaecidos en ese tiempo, o de poner en palabras lo que sus ojos habían presenciado.
¿Qué interesa de Salinger?
Salinger interesa más por haberse mantenido en las penumbras durante los últimos años de su vida que por lo que ha escrito. Es posible que muchas personas ignoren el argumento de «El guardián en el centeno», pero es improbable que no sepan quién fue ese autor misterioso que se escondía de los medios y que impidió que se publicaran esas cartas que había enviado a sus amigos escritores.
Lo que sabemos de él es que escribió de forma comprometida, corrigiendo muchísimo lo que creaba. También hemos leído que murió en la más absoluta soledad, y que sus últimos 40 años los pasó recluido y sin tener contacto con la sociedad. Ni siquiera existen muchas fotografías, aunque se trata de uno de los referentes literarios más importantes del último siglo.
No estoy de acuerdo con las licencias que se toma la humanidad para rebuscar en la vida de los que han entregado su vida a un determinado arte. Esa nefasta costumbre de creerse en el derecho de saber quién era esa persona, qué sentía, cómo vivía, más allá de lo que ella haya querido mostrar. ¿Hace falta indagar en el hombre cuando todavía hay tanto por conocer del escritor?
No puedo dejar de pensar en ese hombre, Horgenschlag, en su miedo, en su tristeza y, sobre todo, en su soledad. Y vuelvo a preguntarme ¿Le habría gustado a Salinger que le sacaran de las sombras con nuevas biografías? ¿Cuánto derecho tenemos sobre las vidas privadas de los escritores que ya no pueden defenderse?
Comentarios2
Horgenschalg?...
Hola, Shao, es el protagonista del cuento de Salinger que menciono al principio del artículo. Lo he buscado, y puedes leerlo en este enlace: http://tinyurl.com/p7qvm6v
Un abrazo.
thank 😀
Me parece que a Salinger le pasó algo parecido a vos. Una gran escritora que se deja ver poco 😉 Un abrazo.
Hola, amigo Rapsódico. Mmm... no creo que pueda comparar mi talento con el de J.D. No obstante, te agradezco tus afectuosas palabras y tu cariño, siempre.
Besotes. 🙂
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