Parece que es mejor escribir un libro inclasificable que uno de cuentos. Parece imposible creer que el cuento pueda ocupar un lugar de prestigio en el mundo de la literatura. Y sin embargo, este género está vivo vivísimo. No falta en las ferias, ni en las librerías, ni siquiera son pocas las editoriales que se dedican con mimo a protegerlo.
Y porque el cuento está rebosante de vida y de talento es que son posibles proyectos tan bonitos como la revista Tales, sobre la que ya he escrito. Hoy vuelvo, —porque a las cosas apasionantes hay que regresar con entusiasmo—, para desglosar el número 7 de un proyecto que considero absolutamente luminoso y que lleva adelante número a número con contagiosa ilusión Ignacio Rodríguez.
Cuentistas vivas y diversas
Tales cumple dos años y su aniversario sirve también para corroborar que el cuento está en su mejor momento. Como nos lo confirma Almudena Sánchez en un artículo exhaustivo de lecturas fabulosas, que se presentan como recomendaciones imprescindibles.
Es Almudena la que dice que parece que en estos tiempos es preferible escribir novelas o libros inclasificables que adherirse al cuento. Acto seguido nos da muy buenas razones para dedicarle tiempo de lectura al género breve.
No faltan en esta lista de recomendaciones la Oates, Jaeggy ni Uhart. Y junto a ellas van desfilando varias autoras de literatura occidental de estéticas y obsesiones variopintas. Mariana Enriquez, Sara Mesa, Margarita García Robayo y Clara Obligado son algunas de las recomendaciones que fluyen de la pluma de Almudena, quien con pulso entusiasta nos invita a leerlas al realizar una lectura detallista no sólo del cuento y sus muchas vertientes sino de lo que las mujeres estamos escribiendo, y cambiando.
Por si andas un poco despistado, te cuento que Almudena también es cuentista y su libro «La acústica de los iglús» (Caballo de Troya) ha dado mucho de qué hablar. Hay en él una forma de narrar desde la ruptura que es sumamente impactante. Así que, aquí va otro nombre importante para la lista de cuentistas.
Un cuento y el ritmo de lo breve
Los cuentos publicados en esta edición de Tales me han gustado mucho. Jordi Manau Trullàs, José Ovejero, Pablo Costas y Ángel Angulo son los autores que protagonizan este espacio. Mis favoritos son el de Costas y Ovejero.
«Kevin Lewis» de Pablo Costas me ha gustado particularmente porque representa un claro ejemplo de la importancia que tiene el ritmo en un cuento. Personalmente, nada me importa más que el ritmo, ni siquiera la trama considero que sea más importante que el ritmo.
En un texto, las primeras palabras son fundamentales, como lo es el primer acorde en una canción (sin importar el género musical). Son las primeras palabras fundamentales en un texto periodístico, y son también las decisivas en un poema e incluso en una novela —aunque en los textos de largo aliento es posible acomodarse al ir avanzando si no se ha logrado el impulso inicial óptimo, mientras que en un cuento es imposible—. Sin embargo, con una primera frase tienes poco si no sabes encontrar el hilo y tensarlo y aflojarlo adecuadamente para que el entusiasmo lector no desfallezca. La forma en la que se escogen y encadenan las frases será decisiva para el ritmo, un elemento que se respira en la lectura más allá de los diálogos, de los hechos, de las imágenes, es decir, que se enarbola como el verdadero protagonista invisible que todo texto debe respetar y sostener. En el caso de Costas creo que sabe mantenerlo de una forma constante e incluso dando un giro repentino sobre el final consigue que el texto no se caiga. ¡Léelo!
En el relato de Ovejero he conectado profundamente con la narración pero he sentido por momentos esa distancia con lo breve cierto, muy común en el cuento cuando quien narra es demasiado novelista. En los demás cuentos me ha costado algo más navegar con placer, aunque he sabido rescatar la originalidad y el tono del relato de Angulo y de Trullàs, respectivamente. Y, ciertamente, son miradas diferentes e interesantes sobre el relato breve con las que vale la pena cruzarse.
Una entrevista y lecturas recomendables
El género de las entrevistas es en esta época de mi vida uno de mis vicios y de mis textos favoritos. Leo más entrevistas que columnas. Me gusta la forma en la que este tipo de diálogo permite combinar ficción y realidad. En Tales también las entrevistas tienen un espacio. Un diálogo estrecho con un narrador que nos permite conocerle mejor.
En esta nueva entrega la protagonista de esta sección es Pilar Adón y quien interpela Gonzalo Campos Suárez. De una forma cuidadosa y detallista asistimos a un repaso por la vida y la obra de Adón: su interés por el cuento, su cercanía con la naturaleza y su obsesión por la soledad, las casas grandes y los extraños. Una atrapante charla a partir de la cual podemos discernir si los temas que a ella interesan coinciden con nuestra búsqueda literaria. De otra forma, si ya somos lectores de la autora de «La vida sumergida», podemos conocer un poco más sus necesidades y obsesiones literarias.
El resto de la revista se compone de recomendaciones literarias, entre las que se encuentra el maravilloso libro de Carlos Frontera, «Andar sin ruido» (Páginas de Espuma) y «Estabulario» de Sergi Puertas (Impedimenta). Pequeñas reseñas que buscan despertar en nosotros la chispa lectura que tanto intentan apagar pantallas y móviles. El cuento vive cada vez que le damos la oportunidad a un cuentista de enseñarnos un nuevo universo; es un terreno de exploración literaria donde todo es posible y cuyo universo, —casi— como el poético, puede permitirnos captar una nueva dimensión del lenguaje. ¡Leamos cuentos!
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