Se busca gente con buena onda

Cuánto bien nos hace, a nosotros, los que estamos acostumbrados a hacer papeleos y demás gestiones de carácter burocrático, encontrarnos con un trato deferente y amable en los centros de atención pública.

Porque suele ocurrir que a veces te encuentras con una persona de mal humor crónico, que te trata, vengándose en tu humanidad de los problemas que la existencia o el destino pusieron en su camino, y eso tiene carácter de cuenta extra.

Todos necesitamos una palabra de afecto pues es precisamente el cariño genuino lo que mueve el mundo y nos moviliza a nosotros, los mortales, a buscarnos entre los seres alegres, gentiles.

Cuánto nos desgasta la compañía de una persona malhumorada, que ve negro donde reluce y aroma el jazmín, y que lanza al éter palabras que son hijas de su envidia y de su amargura.

Los empresarios exitosos, y aquellos que desean conseguir la meta de sus afanes económicos, tienen, de preferencia, una mujer de trato social dulce y agradable en su recepción.

Es que el cariño nos conquista.

Es la vitamina que viene a suplir todas las carencias corporales.

¿Qué tengo que hacer yo con una mujer o un hombre que solamente están a la pesca de un chisme sobre el prójimo?

Practicar el buen humor, a pesar de que cada día nos topamos con problemas de los más diversos matices, es bueno no solamente para generar la diferencia que la sociedad necesita con urgencia, sino también para sentirnos bien de salud.

La tendencia al malhumor, a la apatía, genera artritis, dolores de cabeza, hipertensión, erupciones cutáneas y pérdida de pelo.

No digo falsedades. Esta información la leí en una revista especializada en temas de carácter de investigación.

A veces uno mismo crea un estado de mal humor pues se entrega al ocio o al estatismo. Dice la Biblia que el ocio es la fábrica o taller del diablo.

Yo busco la compañía de la gente que tiene esa predisposición a ayudar con un chistecito o una sonrisa a los demás.

El mundo no es un lugar tan malo.

Somos nosotros, a veces, con nuestra actitud pesimista, quienes nos encaminamos directamente al fracaso, pues no sabemos o no queremos explotar las oportunidades de triunfo. Nos enredamos tanto con nuestra baja autoestima.

Giramos en torno a nuestras excusas y creemos en nuestras propias mentiras.

Las personas que se levantan con el ánimo triunfalista consiguen llegar a donde se han propuesto pues el mundo les es más fácil que a los demás.

La risa es un desahogo natural como el llanto.

Hay gente que casi nunca ríe, y que teniendo todo, es infeliz. El factor humor está ausente en su vida.

Son una verdadera bendición los seres humanos alegres, que practican el hábito de la risa, que nos ayudan en los momentos difíciles, y que hacen contrapeso, con sus bromas, con sus historias, la mala onda destilada por los otros, los amargados que renuevan las tinieblas de su corazón intentando amargar el día de sus compañeros de trabajo.

Cómo amo a las personas prestas siempre para dar un paso hacia adelante, con el ánimo florido como palanca.

La vida es corta. No arruines la alegría de tu prójimo.