Secretos para escribir finales redondos

Una buena historia no lo es tanto si no tiene un buen final, si el desenlace es predecible o si no llega a conformar al lector.

Para conseguir un buen final es fundamental, en primer lugar, que cuides el género para el cual escribes, pues de acuerdo a la historia que estés desarrollando, te convendría utilizar un final u otro. Por ejemplo, si tu obra es una novela realista no puedes utilizar un final de fantasía o mágico, salvo que lo justifiques claramente; y si escribes una novela de suspense, debes finalizar la historia atando todos los cabos, que no quede ninguna situación sin resolver, ningún bache que pueda hacer dudar al lector.

El peligro de los finales abiertos

Crear un final abierto a veces se confunde con no aclarar nada, pero se comete un grave error si se piensa así pues, la idea de estos finales es dejar la puerta entreabierta, pero dejar claro que la historia que se quería contar ha terminado.

Un final abierto permite que el lector crea que esa historia, que las vidas que se desarrollan en tu relato continúan, siguen su curso, aunque ya haya terminado de leer todas las páginas del libro. Este lector puede afirmar que ha terminado la novela, sin embargo en su mente siguen desarrollándose imágenes nuevas de los personajes de la historia, y es eso lo que hará que, si realizas una nueva entrega de la vida de esos personajes, este lector sea de los primeros en ir a adquirirla a las librerías.

Para lograr un buen final abierto es necesario que tengas un total dominio de la historia y que sepas qué puerta es la que debe quedar abierta para tentar a tus lectores; si dejas todas abiertas, posiblemente se diga de ti que eres un escritor desparejo.

Las características de los personajes

Uno de los primeros consejos que suelen darnos es que intentemos que nuestras historias hablen de protagonistas que sean héroes, con quien el lector se pueda sentir identificado y que al final de la historia, sucumba a lo que haga falta y se convierta en un ser indestructible; sin embargo, no recomiendo que nos aferremos a esta recomendación.

No es cierto que todos los lectores buscan héroes, si bien es cierto que en el público moderno tienta más la idea de un Harry Potter que de un Rodya o Raskolnikov (personaje de «Crimen y Castigo» de Fédor Dostoyevski), no creo que debamos regirnos por esta norma.

Si te importa más ser un buen escritor que estar en la lista de superventas, te recomiendo que te dejes llevar por tu intuición y busques que tu personaje tenga las características que deseas que tenga, y que no intentes crear un superhéroe sino un personaje que consideres adecuado para tu obra.

Utiliza personajes antagónicos al protagonista para que te ayuden a darle fuerza a tu historia; en algunos casos aleccionar a estos seres puede ser una buena forma de darle ritmo a la historia, pero siempre depende, como lo hemos dicho antes, del tipo de relato que desarrolles y de las características de tu personaje principal.

 

El bien y el mal ya no son lo que eran

Hasta hace poco se recomendaba que en el final de una novela quedara claro que el bien vence al mal, y que los personajes malvados y negativos de la historia aprenden una nueva forma de vivir; algunos autores optan por cambiar bruscamente la vida de estos seres y otros dejando claro que sus historias no son las que deben interesarnos y que lo que ellos hacen no es recomendable.

Hoy en día, donde se tiene una mayor conciencia de la realidad y no se intenta cubrirla con tapujos y otras necedades, no es tan necesario establecer esta diferencia entre bien y mal, buenos y malos, ricos y pobres, sino buscar, si se trata de una novela realista sobre todo, el equilibrio, entender que todos los personajes tienen un lado positivo y uno negativo y que de todos los seres vivos nacen actitudes constructivas y otras que pueden causar la destrucción.

Cuidado con las sorpresas

En muchos casos, sorprender al lector al final de la historia puede ser una herramienta fabulosa, sin embargo hay que tener cuidado con esto.

Es bueno utilizar el recurso que aparece en la mayoría de los thrillers de hoy en día: se resuelve el conflicto y se da por cerrada la historia, sin embargo a pocos metros de la recta final, del desenlace completo de la historia, todo se da vuelta y la historia, que parecía finalizar de un modo lo hace de otro completamente opuesto, con cambios rotundos, incluso en muchos casos con la muerte del protagonista o cuestiones de tamaña importancia. Sí, seguramente este recurso tan utilizado puede ser bueno y dar al lector algo que no esperaba y que al final termina convenciéndolo más; sin embargo, no siempre ocurre esto, a veces pasa que el lector se queda disconforme y termina aborreciendo al autor, por eso hay que ser cuidadosos con los finales rotundos.

La cadena lógica en una novela

Por último debes ser consecuente con tus personajes, respetar sus gustos, sus costumbres, hacer hincapié sobre su existencia, convencer a tu lector de que el hecho de que aparezcan en tu obra tiene un sentido y que la historia no sería la misma sin ellos.

No coloques personajes porque sí, todos deben tener una finalidad, aunque el lector no lo sepa a simple vista, tu debes saber por qué existen, qué vidas llevaron antes, por qué están en ese lugar, a esa hora, y debes poder responder a todas las preguntas que se te hagan con respecto a los personajes, y lo mismo con los escenarios.

Además, todo lo que ocurra debe tener un fundamento, y debe quedar claro. Los acontecimientos y comportamientos deben seguir una cadena lógica y todo debe estar dispuesto para que el lector al concluir la historia, pueda haber llegado a las mismas conclusiones que el autor.

La idea es sorprenderlo dándole sobre el final una mayor importancia a mínimos detalles que posiblemente hayan pasado desapercibidos para el lector, pero que estén, al final todo debe ser consecuente. Por ejemplo si tu personaje es un asesino y sólo lo revelarás al final de la historia, puedes hacer que tenga cierto comportamiento ante determinada situación que pudiera dar a entender quién es en realidad, pero muestras esas acciones de manera tan pasajera que posiblemente el lector no les dé la importancia que se merecen.

Comentarios1

  • Elsy Alpire Vaca

    el buen artículo nos enseña a cómo proceder cuando se va a escribir novelas, principalmente. Me ha encantado esta publicación por ser muy ilustrativa, mil gracias.



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