Ya hemos hablado en otras ocasiones de nombres indivisibles del existencialismo como Franz Kafka y Jean Paul Sartre; de más está decir lo altamente recomendables que son estos autores.
Sin embargo, en el artículo de hoy he preferido detenerme en la literatura femenina de esta corriente, más precisamente en dos autoras que considero fundamentales. Ambas llamadas Simone: de Beauvoir y Weil.
Los pensamientos de estas dos mujeres del siglo pasado han sido sumamente relevantes para la literatura en general y para el movimiento feminista en particular.
La obra de Simone Weil
Así opinaba Simone Weil, y luchaba contra la angustia en todas sus formas.
Sin lugar a dudas, la vida de Weil conmueve. Su ferviente pasión por la vida pero más aún por la justicia; pasión que la llevó al suicidio. Cabe mencionar que se negó a comer una ración que superara la paupérrima cantidad que les era dada al resto de los franceses en aquella Francia ocupada por los Nazis durante la Segunda Guerra Mundial, como una forma de protesta. Weil fue una más de las tantas personas que se sumaron a aquel suicidio social.
Todas personas comprometidas capaces de dar su vida antes que de ceder frente a las injusticias políticas. Weil era mucho más que una mujer, era un individuo con todas las letras, que contaba con una capacidad de empatía pocas veces vista, capaz de conmoverse ante el sufrimiento de los otros, y con una inteligencia y una autenticidad inigualable.
Si bien podemos no compartir muchas de sus ideas, habiendo sido una religioso acérrima; sin embargo no podemos negar su profunda humanidad. En todos sus textos plantea la necesidad de compadecernos los unos de los otros y reivindica la existencia de Dios. A diferencia de su gran anteponente, Nietzsche, quien lo mata.
Entre sus libros más mencionados se encuentran «Echar raíces», «La gravedad y la gracia» y «A la espera de Dios». En la mayoría de ellos aborda desde un punto de vista crítico la condición del ser humano y su relación con la espiritualidad.
Era una apasionada de la cultura griega y luchadora de los derechos sociales. Lamentablemente, toda su obra se conoció de forma póstuma, dejándonos un conjunto de textos imprescindibles para comprender no solo el pensamiento existencialista sino también la necesidad de la ética como elemento imprescindible en nuestra sociedad. Murió en 1943 cuando tenía apenas 34 años de edad.
La mujer, Simone de Beauvoir
Simone de Beauvoir era aquella mujer absolutamente convencida de que:
Además, una acérrima activista, sin pelos en la lengua y dispuesta a todo por defender aquello en lo que creía.
Considerada como una de las mujeres que más supo luchar por las ideas feministas. Casada con Jean Paul Sartre, supo tener un espacio único en las letras. Siendo incluso de gran influencia para su marido, instándolo a abandonar los escritos filosóficos y a dejarse llevar al mundo de la narrativa y la ficción.
Entre las obras más destacadas de esta autora se encuentra «El segundo sexo», un verdadero tratado del existencialismo feminista y una obra increíblemente lúcida.
«El segundo sexo», en su idioma original «Le Deuxième Sexe», es considerado como uno de los libros filosóficos más relevantes del siglo XX. En él la autora reflexiona acerca de lo que significa ser mujer y qué cambios deberían hacerse para conseguir que exista una mayor igualdad, por ende, que se amplíen las libertades que éstas tienen.
Se considera una obra existencialista porque indaga sobre el por qué de la vida de nuestra especie en general; mientras aborda la identidad de las mujeres frente a la diferencia sexual desde diversos aspectos, psicológico, histórico, antropológico y reproductivo.
Para Simone, la mujer es el fruto de una construcción social; no se nace mujer, decía Beauvoir, llega una a serlo. Es decir que en base a la educación que se reciba y a la cultura en que un individuo de género femenino se críe se convertirá en un tipo de mujer o en otro.
Esta fue su primera obra de índole feminista, la cual le impulsó a ir a por más, y convertirse en una de las figuras que mejor supo defender los derechos de la mujer, en un mundo donde aún no tenían el espacio ni el respeto que se merecían.
Podríamos agregar que para Beauvoir el feminismo no implicaba únicamente un cambio en la conducta femenina frente al mundo, además debería inducir a un cambio en el hombre y en la forma en la que éste se relacionara con la mujer. El objetivo es, ante todo, conseguir una sociedad en donde ningún sexo sea oprimido y donde la construcción de las identidades sea algo ajeno al género que pertenecen.
Entre ambas Simones había una razón para escribir, la justicia. Ambas sostenía que no existía ningún individuo en la sociedad que tuviera que ser considerado menos, y cuyas libertades no fueran atendidas.
En el caso de Weil se hizo eco de las necesidades de los trabajadores; de Beauvoir, por su parte, quiso poner en palabras las demandas de las mujeres. Ambas murieron creyendo en ellas mismas y en sus ideas; posiblemente sabiendo por qué y para qué habían nacido. ¿Puede haber algo que simbolice mejor las ideas del existencialismo?
Comentarios1
Excelente comparación de dos grandes exponentes de la literatura existencialista!
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