Cada autor tiene unas señas de identidad que le diferencian del resto. En el caso de la escritora cubana Cecilia Samartín, sus obras se caracterizan por estar cargadas de mucha sensibilidad y emotividad, quizás debido a la dura infancia que ella vivió, marcada por una huida obligada de Cuba hasta Estados Unidos, o al hecho de que está muy preocupada por las diferencias sociales, por las que trabaja prestando ayuda en diversas causas.
Sea como sea, lo que es innegable es precisamente la circunstancia de que sus narraciones consiguen llegar el corazón del lector gracias al planteamiento de historias y de personajes con los que todos podemos sentirnos identificados en algún momento.
Buena muestra de todo ello son estos libros:
Fantasmas en el corazón. En el año 2006 fue cuando se llevó a cabo la publicación de esta novela, que toma como protagonistas a dos pequeñas que se están haciendo adolescentes al tiempo que se produce el estallido de la famosa revolución cubana. Ellas son Nora y Alicia, que, además de ser primas, mantienen una amistad que precisamente se romperá por culpa de esos acontecimientos pues la primera se marchará junto a sus padres a Estados Unidos.
Esa nueva vida será muy difícil para la familia, pero especialmente para la pequeña que tendrá que dejar su casa, su día a día y a su amiga. Sin embargo, poco a poco, irá adaptándose y así irán pasando los años.
Pero las vidas de las muchachas volverán a encontrarse cuando, años después, Alicia esté viviendo una situación insostenible en Cuba y su antigua amiga decida volver a su país natal para ayudarla.
La abuela Lola. 2012 fue, sin embargo, el año elegido por Cecilia Samartín para lanzar al mercado esta nueva novela que consigue tocar la fibra sensible del lector porque es tierna, familiar y muy emotiva.
En ella se nos cuenta la vida de Sebastián, un niño que tiene un problema en el corazón que le impide realizar un día a día normal y llevar a cabo tareas tan normales como jugar al balón con sus amigos. Sin embargo, la tristeza no hace acto de presencia en él porque de ello se ocupa la abuela Lola, que se convertirá en su amiga así como en su inseparable compañera de cocina. Y es que se encargará de enseñarle al pequeño cómo se elaboran los mejores platos típicos de Puerto Rico, de donde es ella.
Así, cocinando y entre fogones, Sebastián disfrutará de una vida feliz. Pero no sólo eso. Gracias a estos dos personajes y a su estrecha unión lo que se logrará es que la familia, que se encontraba dividida por diversos conflictos del pasado, vuelva a acercar posiciones.
El don de Ana. La pequeña que da título a esta obra de 2013 es concretamente la figura central de la trama. Se trata de una niña que vive en El Salvador junto a su familia y que pronto verá como la guerra que estalla cambia su destino, pues todos los suyos morirán y ella será la única superviviente.
Una monja se encargará de cuidarla y lo que hace es llevarla a un convento en Estados Unidos. Allí pasará sus días hasta que, poco tiempo antes de ser confirmada como novicia, pase a trabajar como niñera en el seno de una familia. Una situación que volverá a darle un giro a su existencia.
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