Su trabajo como periodista e incluso su prolífica carrera como poeta fueron los que le otorgaron al catalán Eduardo Marquina sus mayores cotas de éxito profesional. No obstante, este autor, que se codeó con grandes plumas como Miguel de Unamuno o Benito Pérez Galdós, también destacó dentro del ámbito de la dramaturgia.
En concreto, a lo largo de su vida llevó a cabo la creación de una serie de obras teatrales que se estrenaron en los teatros de España consiguiendo una gran aceptación tanto por parte del público como de la crítica.
Si aún no has tenido la oportunidad de disfrutar con ninguno de los trabajos de este tipo que realizó, no dudes en sentarte y leer algunos de los más significativos entre los que se encuentran los siguientes:
Las hijas del Cid. En el año 1908 fue cuando se produjo el estreno oficial de esta obra que, como su propio nombre indica, gira en torno a una de las figuras históricas más importantes del país: el caballero castellano Rodrigo Díaz de Vivar, más conocido como El Cid, que durante el siglo XI ejerció un papel fundamental durante la Reconquista.
En concreto, en este libro el lector asiste a los últimos años de vida de aquel personaje. De él se descubre su día a día y especialmente el sufrimiento que padecerá a consecuencia del trato que reciben sus hijas por parte de sus esposos, los Condes de Carrión.
Doña María la Brava. Un año después que la anterior, en 1909, fue cuando Eduardo Marquina lleva a cabo el estreno de esta obra teatral que sigue apostando por episodios históricos del pasado de España.
Más exactamente en este caso se acerca al público a un personaje real de gran calado en el siglo XV: la noble María Rodríguez de Monroy, más conocida como Doña María la Brava, que, según la leyenda, no paró de viajar por la Península Ibérica hasta acabar con la vida de los asesinos de sus hijos.
En este caso, conoceremos a dicha mujer a través de las relaciones amorosas que mantuvo con dos hombres: el rey Juan II de Castilla y el condestable Álvaro de Luna.
En Flandes se ha puesto el sol. Diversas son las obras teatrales de este dramaturgo catalán que han llegado a nuestros días como grandes trabajos. No obstante, quizás entre todas ellas, esta que ahora te presentamos, estrenada en 1910 en Madrid, es una de las más significativas. Y es que se ha considerado que fue la encargada de inaugurar la época de máximo esplendor de lo que se dio en llamar teatro nacionalista.
En concreto, a través de este trabajo el escritor lo que intentó fue poner sobre la mesa una disyuntiva sobre el concepto de patria: ¿es la tierra en la que se nace o aquella en la que se vive?
Todo esto lo plantea a través de la figura del protagonista, el capitán de los Tercios españoles en Flandes. Este no es otro que Diego Acuña de Carvajal, que se casa con una belga llamada Magdalena con la que convivirá en un lugar que es enemigo de España. Todo ello hará que se encuentre en una difícil tesitura, y más cuando su país pierda la famosa Guerra de los Ochenta Años.
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