Una de las obras que ha tenido más éxito en este último tiempo es la publicada por una joven escritora italiana, Silvia Avallone, cuyo título es «De Acero». En ella la autora intenta inculcar en los jóvenes el valor de la amistad y de tomarse en serio la sexualidad.
Además, puede ser esta obra muy interesante para que los padres de jóvenes adolescentes descubran que hay en las mentes de sus hijos, que se esconde detrás de sus angelicales o melancólicas caras, pues todos tenemos algo que escondemos y que sólo a veces dejamos aflorar.
La vida puede ser atroz
Para Silvia no hay mucha diferencia entre el acero, el calor de Piombino y las dificultades de la vida.
En esta fantástica obra deja ver el dolor y la desesperación que se apodera de la existencia de Anna y Francesca dos amigas que viven en la ciudad industrial de Piombino, donde aprenden que para conseguir las cosas hay que luchar, pero que ni siquiera esmerarte mucho por conseguir algo te da la certeza de obtenerlo finalmente.
Silvia es tierna, directa, cruel, rondando el cinismo y consigue aprisionar tu alma y llevarte por esos barrios marginales, por esas historias duras, llenas de violencia y amenazadas siempre por la presencia de la muerte y el olvido.
Dejar la infancia es abandonar el terreno de lo seguro, es comenzar a correr el riesgo de echar tu vida por la borda o de hacer algo bueno con ella. Ése es el mensaje de Silvia, si quieres puedes cambiar el rumbo de tu existencia.
La otra cara de la ciudad
Los abusos, la violencia, la soledad, la miseria, temas latentes en esta obra que muestran la otra cara de una ciudad, la cara gris, esa vedada a los turistas pero que existe en todas las ciudades.
Silvia describe con una belleza abrumadora los dolores producidos en la vida de Anna y Francesca el cambio brusco de la infancia a la vida adulta. Ellas deseaban cambiar, creían que detrás de esos 14 años vendrían años de dicha, finalmente conocerían el mundo, puede que no se equivocaran pero lo que había para ver en ese mundo, de ese otro lado, no era precisamente igual que lo que habían soñado.
Claramente las imágenes que pueden encontrarse detrás de estas páginas no se parecen en nada a las que aparecen en la televisión o en las publicidades; no hay rostros resplandecientes, miradas impecables, vidas envidiables.
Hay familias semi destruidas, matrimonios a los que nada los une ya tan sólo la imposibilidad de cambiar y empezar de nuevo, y jóvenes que esperan mucho más de la vida que lo que sus padres le ofrecen. Hay dolor, angustia, desesperación y sobre todo mucha violencia.
«De Acero» no es precisamente una obra colorida y resplandeciente, es más bien una obra gris como ese material, dura, que se te apoya sobre el cuerpo y pesa tanto como esos días de calor en el barrio de Francesca.
Los jóvenes de Piombino, exquisitamente pintado por Avallone, se refugian en la amistad, en sus pandillas, para defenderse de la violencia y el abuso de los mayores. Esos mayores de los que los separan kilómetros, no quieren ser como ellos, no están dispuestos a vivir como ellos lo hacen, quieren otra vida.
Silvia explica que los mayores ya no son una referencia para la gente joven:
La maestría de Silvia Avallone
Silvia Avallone nació en Biella, Italia, hace 27 años y esta es su primera novela, aunque ha publicado con anterioridad poemas y relatos de diferentes tipos.
Con «De Acero» Silvia consiguió conquistar el mercado de la novela en su país y otros países, al retratar de una forma impecable los delicados conflictos de un par de amigas adolescentes en la etapa fundamental de su desarrollo.
Creo que en este tiempo en el que vivimos tan rodeados de injusticias, donde la violencia no tiene límites y ha encontrado formas de volverse legal, una obra como esta es fundamental, porque incentiva al cambio, a replantearse de punta a cabo la existencia y a luchar, aunque las posibilidades que haya a nuestro favor parezcan nulas.
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