Sobre el Mundial de Escritura

 
 
 
A pesar de la deriva y la incertidumbre, la literatura sigue viva, creciendo y reuniendo a personas variopintas en este universo mágico. Y un proyecto sobre el que hoy quiero contarte pertenece a esas ideas interesantes que planean sobre nosotros y nos permiten sentirnos parte de algo. Se trata del Mundial de Escritura. ¿Lo conoces? Te lo cuento aquí.
 
 
 

¿Qué es el Mundial de Escritura?

¿De qué forma trabajar íntimamente la escritura pero compartiendo los resultados en un equipo? Éste es quizá el objetivo principal del Mundial de Escritura. Se trata de que cada uno de los participantes pueda escribir sus propios textos, pero que se trabaje sobre ellos de forma colectiva. Es una competición en equipos cuyo objetivo es practicar y compartir la escritura a través de la colaboración.

Su fundación se la debemos a los talleres de escritura de Santiago Llach, quien desde el año 2013 realiza competiciones similares entre sus alumnos para incentivarlos a trabajar con sus textos.

La modalidad es trabajar de forma individual pero en un texto que sea para todos. En un documento compartido, cada equipo deberá elaborar por persona una narración diaria de 3000 caracteres. Cada día se propondrá un tema y determinados ejercicios a tener en cuenta en la escritura. Al finalizar cada instancia el equipo tendrá que seleccionar uno de los textos, que serán leídos por el jurado asignado. De este modo se van filtrando y seleccionado los diez textos finalistas.

El equipo ganador será premiado, así como también el mejor texto y su autor, con cheques regalo para compras de libros. ¿A que suena tentador? Sin duda es un proyecto interesante y divertido que nos invita a practicar el oficio con tenacidad y rutina, para comenzar a plantearnos lo más importante de él: la constancia.

¿Para qué necesitamos un Mundial de Escritura?

La propuesta de este mundial no es ganar sino escribir. Se propone como un juego para ganar práctica. La idea es que los alumnos de talleres de escritura se inscriban para trabajar diariamente en sus textos. Porque la única forma de que algún día nuestros escritos nos gusten un poco es trabajando durísimo en ellos, dejándonos la piel. Así lo cuenta su propulsor, Santiago Llach:

Sin duda es el mejor punto de partida para cualquier trabajo de escritura. Y fue en ese momento en que surgió la idea de escribir de forma rutinaria y evaluarse para conseguir poner en práctica ese consejo.

Los resultados no se hicieron esperar. En setenta días habían desarrollado un hábito y una rutina que les permitía trabajar con mucha mayor efectividad sus textos. Y la idea fue creciendo y creciendo, transformando la creatividad de los alumnos. A tal punto, que algunos libros como «La caja Topper» de Nicolás Gadano (Seix Barral) y «La sal» de Adriana Riva (Odelia) tuvieron como punto de partida esta propuesta de hábito de escritura.

Santiago aclara que es evidente que el hábito no lo es todo. Es imprescindible tener una cierta chispa vocacional, y aclara que ningún método es infalible a la hora de hablar de escritura. Sin embargo, la posibilidad de aunar trabajo, solidaridad y competencia puede ofrecer muy buenos resultados en la primera etapa de acercamiento al oficio.

En muy poco tiempo se inscribió muchísima gente y los textos fueron leídos por los escritores Leila Guerriero, Alejandro Zambra y Luis Chaves, quienes se asombraron de la calidad de los textos.

¿Qué te ha parecido? ¿Te animarías a apuntarte al Mundial de Escritura para poner a prueba tus capacidades como escritor o escritora? Aquí puedes encontrar mucha más información; ¡no te la pierdas!