Hoy voy a presentarles al poeta Henrik Nordbrandt, nacido en Copenhague y autor del libro de poemas titulado «Nuestro amor es como Bizancio«, entre otras magníficas obras. Un autor que plasma las despedidas y las pérdidas de una forma impecable. Espero que les guste.
Un poeta siempre de paso
Henrik Nordbrandt nació en Copenhague en el año 1945, y es uno de los poetas daneses más importantes de nuestra era. Su obra ha sido motivo de premiación al autor en repetidas ocasiones, y entre algunas de las menciones que le han llegado ha estado la del llamado «pequeño Nobel», el Premio Nórdico de la academia sueca y el premio del Consejo Nórdico de Literatura.
Sin embargo, Henrik no sólo cultiva poesía, también ha publicado novelas y libros infantiles e incluso un recetario de comida turca y traducciones al danés de poemas escritos en turco.
Una de las aficiones de Henrik es viajar, pero hacerlo para vivir en otros lugares (yo soy de las que creen que los viajes de turistas no son realmente viajar, sino ir de visita…viajar es entrar y empaparse de la vida de un lugar, ir para quedarse, sin fechas, sin horarios, ¡uno de los pasatiempos más hermosos de la vida!). Ha vivido en Turquía, España, Grecia e Italia entre otros países y de todos ellos se lleva algo, que impregna sus páginas y enriquece a los lectores.
Poner en palabras las pérdidas
En un artículo que salió en «El País» caratulaban la poesía de Nordbrandt de elegíaca, diciendo que fundamentalmente parece un autor convencido en la necesidad de restituir lo perdido, no sólo porque las personas mueren sino porque el paisaje y las situaciones parecen desaparecer y sólo a través de la poesía se pueden recuperar. Y es verdad, la obra de Henrik es pura melancolía, te traslada a paisajes y a sentimientos que creías olvidados, te revuelve por dentro y te hace recordar que estás vivo y fundamentalmente que naciste para algo.
En cada uno de sus poemas podemos encontrar escondidas las palabras despedida, muerte, soledad, distancia, cardos, tristeza infinita y otra vez soledad, una soledad que parece arrasarlo todo a su paso, que lastima pero que permite encontrarse con una poesía alta, deliciosa, imprescindible. La obra de Henrik es poesía en el más alto valor de la palabra y es vida después de la muerte y reencuentro tras una larga separación.
El amor en su poesía
Recientemente la editorial Vaso Roto Ediciones publicó «La ciudad de los constructores de violines», un poemario que salió en idioma original en 1985 y consiste en el 14 libro de la autoría de este poeta y es el primero que ve la luz en España. Además saldrá a la venta «Nuestro amor es como Bizancio», otro estremecedor libro de poemas de este autor nórdico-mediterráneo.
Se trata de una obra donde el poeta se vuelca más puramente para hablar del amor y de las relaciones amorosas. Expresa que las relaciones no se rigen por momentos de luz y otros de óxido, sino por un complemento de ambas cosas siempre. Uno de los poemas que aparecen en esta obra, mencionado también en ese artículo de «El País».
Se titula «Carducci» y está dedicado a este poeta italiano. Afirma que Carducci vivió en la casa de enfrente de quien tiene la voz en este poema y que por las noches le aparecen estrofas de este poeta anegando sus sueños y él es incapaz de saber de dónde vienen ni siquiera de escribirlas.
Dice que es como si muchas personas se mudasen a su casa cada día. Y remata este hermoso poema diciendo que gracias a Carducci es que él puede sentir lo que siente por ese amor que inunda toda su vida, como si el poeta usara sus propios ojos para ver en ese ser amado todo cuanto parece necesitar y percibir esa luz invisible que rodea a esa persona con una ansiedad intensa, posiblemente la que sólo posean los muertos.
La esencia de Nordbrandt
Una de las cosas que caracteriza la obra de Henrik Nordbrandt es que se encuentra llena de ciudades, desde Copenhague hasta Atenas, Ítaca o Estambul, todas diversas pero que se parecen en una cosa, en que se encuentran vivas en que todas tienen algo para ofrecer, algún simbolismo, alguna metáfora que las vuelve imprescindibles en la poesía.
Henrik, un viajero incansable parece deambular por ellas en busca de algo, como si temiera que se pierda lo que ellas le ofrecen, como si le temiera incansablemente al paso del tiempo. Las mira, las besa, las nombra y busca una que se convierta en el espacio donde su poesía y él mismo se sientan absolutamente completos.
Me quedaré rondando sobre el final del artículo antes citado donde decían que alguien expresó a propósito de la poesía de Henrik que podía ser tildada como la «nueva metafísica del vacío» pero que siendo que los espacios que aparecen en la obra (ya sean abiertos o habitaciones desocupadas) siempre acaban de ser abandonados por alguien imprescindible o necesario, no se encuentran vacías sino llenas de preguntas y de dudas; como si en ellas siempre hubiera una maleta aguardando para emprender nuevamente la marcha. Lo comparto.
Henrik se encuentra en movimiento, su poesía es la expresión clara de que la vida pasa sólo si la dejamos y que aquello que nunca regresará puede vivir eternamente en nuestro interior, en nuestros versos, en nuestro arte.
No sé que es lo que busca, pero parece ser «la verdad de la milanesa» porque todos tenemos una. A decir verdad, puedo sentirme identificada en cada uno de sus versos y espero que Henrik, yo y todos los que deambulamos por el mundo en busca del sitio perfecto donde sembrar nuestro árbol, tengamos al final el trayecto la satisfacción de haberlo encontrado. De no ser así, al menos la vida habrá valido mil veces la pena, porque la búsqueda es aquello más imprescindible, lo que debería movernos para desear la existencia con su luz y su óxido.
Comentarios1
Después de haber leído estas líneas, debo decir que pareciera que se refleja en casi todo lo visto, ideas que han ido floreciendo en mi alma y corazón a través de los años, a veces por distintas razones no podemos dar rienda suelta a las cosas que significan la vida misma para nosotros; ha sido un verdadero privilegio leerte. Saludos.
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