Quienes me conocen saben mi debilidad por todo lo relacionado con el pueblo mapuche. Una de mis mayores aficiones es buscar nuevas voces: que no se encuentren manchadas con los estilos europeizantes y que me permitan acercarme a una escritura más pura. En el artículo de hoy presentaré una breve reseña de la historia de la poesía mapuche, con los rasgos más característicos de esta.
Una de las cosas que más me interesa del bagaje cultural de los mapuches es su poesía, la cual se encuentra totalmente vinculada a las costumbres y al sentir de la tierra y tiene rasgos desgarradores.
Entre los autores más destacados se encuentran Elicura Chihuaylaf y Roxana Miranda Rupailaf; no obstante hay muchísimos otros, que les iré presentando en futuras entregas. En el artículo de hoy haré un breve recorrido sobre los rasgos más característicos de la poesía mapuche para comenzar a explorar este sendero fascinante de palabras atierradas.
Las tres etapas de la literatura mapuche
Mapu, afcuduam y apelahue son tres palabras que podrían definir la poesía mapuche. Una poesía de la tierra que se construye a partir de la tristeza, por la usurpación de los derechos, y que convierte el bello prado en un territorio donde habitan seres agonizantes. Esto la vuelve única porque los matices que encontramos en ella no se hallan en la poesía de otras culturas occidentales. En este punto, creo que la poesía mapuche puede alumbrar muchísimo a autores no solo de esta misma cultura sino también de otras muy diferentes: enseñándoles a encontrar nuevas perspectivas y nuevas formas de poner en palabras los propios sentires.
Un extenso estudio de Iván Carrasco divide la historia de la poesía mapuche en tres etapas: oralidad absoluta, oralidad inscrita y escritura propia. Paso a explicar cada una de estas fases.
Dada que una de las características fundamentales de la cultura mapuche es la de ser ágrafa, su literatura fluyó gracias a la oralidad. En el período prehistórico del pueblo las enseñanzas, los descubrimientos, las creencias y la literatura se transmitían absolutamente de forma oral, de padres a hijos y sucesivamente. Esta etapa se caracterizó por la oralidad absoluta, carente de toda grafía posible.
En esta etapa, por tanto, el discurso es intracultural: del pueblo para el pueblo. Y su principal objetivo es conseguir que la cultura trascienda dentro de la misma comunidad. Durante este período se destacaron los cantos y las lecturas en voz alta, y para que los poemas fueran fácilmente recordados era necesario que existiera una sonoridad y una métrica estricta.
El segundo período se inicia a partir de un hecho contundente: el choque con la cultura mayoritaria. La literatura etnocentrista comienza a fluir y a acercarse a los parámetros marcados por la literatura occidental. En esta etapa se transcriben textos del mapudungun y se traducen al castellano. De este modo la literatura mapuche sale de la propia cultura y se acerca a lectores de la cultura mayoritaria.
Pese a que el arte continúa siendo intracultural, varía considerablemente: pierde musicalidad porque se intenta traducir las palabras y el sentido de ellas y no los sonidos que conforman los poemas mapuches. Esto marca una brutal diferencia entre la poesía de la primera y la segunda etapa.
En la última etapa surge la literatura mapuche propiamente dicha, resultado del proceso de literalización de los textos contados y posteriormente escritos. En esta fase la poesía se separa de la oralidad y de la música para autodeclararse género.
Un rasgo importante que adquiere la poesía en este estadio es la posible desvinculación con las raíces culturales. El poeta escoge su propio estilo de escritura y decide si a través de su arte buscará la trascendencia de las costumbres y símbolos de su pueblo. Esto la convierte en una literatura que, abandonando la intraculturalidad, se asume como intercultural, porque se forma a partir de la comunicación entre las voces mapuches y las de la cultura mayoritaria.
La interculturalidad en la poesía mapuche
Es importante señalar que la poesía mapuche actual se construye desde la fusión de dos culturas con un importante bagaje; esto no solo se ve reflejado en las imágenes presentes en los poemas de autores que cultivan el género, sino también en la inmensa fluidez con la que se mezclan palabras en español y mapudungun, como si hubieran nacido para escribirse juntas.
La poesía mapuche cada vez adquiere más fuerza y eso puede ser una bocanada de aire para un pueblo que ha sufrido tanto y que continúa haciéndolo. Cabe mencionar que en las sociedades modernas occidentales donde el choque de las culturas es evidente existe mucho resquemor y discriminación. La propia Miranda Rupailaf contó en una entrevista que en cierta ocasión fue expulsada de un local por el solo hecho de ser mapuche y agregó que los mapuches son los nuevos «terroristas» en los países latinoamericanos.
La existencia de semejantes injusticias deja en evidencia lo mucho que nos falta crecer como humanidad; no obstante, el hecho de que lentamente aparezcan en nuestras librerías publicaciones de autores pertenecientes a la cultura mapuche me parece un signo muy alentador.
Comentarios1
Gracias Tes por este Artículo...no conocía la interesante historia de la poesia mapuche! Saludos!
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