«Todo arde» de Nuria Barrios —Editorial Alfaguara—

«Todo arde» de Nuria Barrios (Alfaguara) es la tercera entrega de una búsqueda vital y literaria impresionante. A través del cuento, de la poesía y de la novela, la autora ha sabido pintar un mundo que habita bajo el mundo y mostrarnos algo que a la literatura a veces le cuesta, la verdad. «Todo arde» es una historia llena de verdad, de humor y de esperanza.

Reconstruir la idea de casa

Lolo entra al poblado de chozas grises convencido de que podrá sacar a su hermana Lena del oscuro futuro que le aguarda a causa de las adicciones. En el camino se encuentra con Fuga, una cachorra de Pitbull que se encariña con él y lo sigue. Durante esa noche Lolo descubrirá las razones por las que su hermana necesita de ese lugar, de esa gente, y llegará a comprender los retorcidos hilos que sostienen a tantas criaturas parapetándose sobre el vacío con la vista puesta en un presente moribundo.

Entre las cosas más interesantes para destacar quisiera quedarme sobre todo con la mirada política sobre el mundo. Podemos leer una crítica a esa seguridad que mostramos frente a la angustia o la desolación de los otros. Nuria nos invita a pensar que las fronteras que dividen el confort del infierno no están tan claras y que todos podemos cruzar la débil línea sin siquiera proponérnoslo.

Durante toda la noche Lolo intenta recuperar a su hermana para reconstruir una idea de casa, lejos de las mentiras, del silencio de los padres, de la oscuridad de una infancia dolorida, del miedo a las palabras (plasmado a través de su tartamudez). Lolo quiere luz a toda costa, quiere creer que otro presente es posible para él y su hermana, quiere pensar que la vida no puede terminarse en ese moridero. Pero a medida que se adentra en las fauces de aquel lugar entiende finalmente a su hermana: allí no importan tus costras, porque todos las tienen, allí no eres rara porque el resto de los que circulan también lo son. Y sin embargo, las afirmaciones de su hermana no le llevan a darse por vencido.

La ternura en los ojos de Lolo sostiene el relato de una forma impresionante. Su apego con Fuga, una criatura con un potencial bravo y a la vez vulnerable, nos permite pensar en la relación entre opuestos de la vida. Su capacidad para sostenerse en medio de aquel desierto y la forma en la que Barrios consigue que empaticemos con él son algunos de los puntos extraordinarios de este libro. Ahí, la vida, ahí la luz de esta novela. Hay un amanecer posible, aunque deba venir a buscar a su hermana otra vez, Lolo está dispuesto a eso. Esa fidelidad, esa fraternidad llega a conmocionarnos profundamente.

Los desa(r/l)mados

Una de las cosas que más me ha impactado y que otorga un carácter filosófico al libro es la reflexión en torno a los hombres y mujeres que no sirven a la sociedad de consumo y por eso son apartados. La forma en la que quienes organizan ese desalojo son los mismos que condenan más tarde el trapicheo. El ciego, ese viejo gitano que se encuentra Lolo en una fogata, les habla a sus hermanos de otros tiempos en los que el pueblo gitano vivía en contacto con la naturaleza y no tenía que vender su alma a los payos ni al demonio. Es muy interesante la forma en la que Barrios trabaja sobre la identidad de los personajes y nos invita a mirar la línea que divide el bien y el mal, a los buenos de los malos. No hay caricaturas, hay criaturas dolientes que no supieron encontrar otro camino, porque no hubo luz para ellos cuando la necesitaron. ¿Qué estuvo primero el desamparo o la adicción? Esta pregunta que se hace Lolo respecto a Lena, vale para reflexionar en todos los puntos posibles de la vida.

Hay también una reflexión en torno al pueblo gitano, a su debilitamiento como etnia, a sus pérdidas y al precio que el mundo occidental les ha obligado a pagar por formar parte de él. En ese sentido, estamos ante un libro que se levanta contra las miserables convenciones, contra la marginación que provoca dolor y pozo sin fondo para quien la experimenta. Y, al mismo tiempo, nos invita a pensar la vida de una forma más relajada: no existen los buenos en los malos; en todos los ámbitos hay crueldad y ternura, y el equilibrio entre ambos se encuentra en quienes pujamos por mantener en pie nuestra idea de comunidad, nuestra fidelidad a aquellos a quienes amamos. La esperanza está en las personas que nos impulsan a querer despertar, un día más.

Lo que perdimos en el fuego

Dos hermanos en la oscuridad, buscándose, necesitándose, incomunicados pero desesperadamente juntos. Esa es la luz de esta novela tristísima, donde la familia es un pozo de miserias y toda vida puede ir de la normalidad al caos en pocos segundos. Pero siempre la voz de la memoria, los recuerdos, la ternura, pueden salvarnos de la ruina absoluta.

También la luz está en la ternura y en esos frágiles lazos que se tejen entre los solos en ese mundo sórdido. Las normas tácitas, la compañía, la comprensión de las necesidades del otro.
Barrios plasma de maravilla esa peculiar comunicación que se da entre estos personajes, todos perdidos pero conocidos, capaces de cubrirse las espaldas. Una luz que hay dentro del poblado y que fuera nos costaría mucho encontrar.

«Todo arde» es una novela durísima donde la idea de familia y de identidad juegan un papel importantísimo. Es un libro terrible sobre el abandono, el desamparo y sobre todo, sobre las convenciones. Lo que conviene a la sociedad para sostenerse. Un lugar alejado de la vida guay, donde van a parar las almas perdidas. En definitiva, una novela que puede servirnos para pensarnos en tanto parte de un mundo donde no estamos solos. Que nadie deje de leerla.

 
 
TODO ARDE
Nuria Barrios
Alfaguara
978-84-204387-3-3
304 páginas
Papel: 18,90 €
Digital: 8,99 €