La tradición oral y la literatura infantil

En su último libro «Aventuras e invenciones del profesor Souto» (Páginas de Espuma) José María Merino (sobre el que escribiré muy pronto) incluye un cuento apologístico en torno al propio cuento, a la narración y a lo que implica la lectura desde dentro y fuera de los lectores. «El viaje inexplicable», un cuento maravilloso que se pasea por la tradición narrativa para demostrarnos que vivimos del cuento, que nos seduce esa manía de poner en historias las experiencias y de dar vida a los más peculiares personajes para explicar la vida, y perdernos de la realidad. Cada vez que leo a Merino revivo esa pasión por la narrativa breve que está tan ligada a las tradiciones, a las conversaciones de infancia, a la imagen perfecta de la fábula. Sobre el cuento infantil, su estética y la tradición que posee he reflexionado y escrito este artículo.

De la espontaneidad a la estética

A raíz de un texto muy interesante acerca del estrecho lazo entre cuentos infantiles y tradición, publicado por Manuel Peña Muñoz en la Biblioteca Cervantes, he pensado en componer una reflexión en torno a la estética de la literatura infantil, un tema que ya he tocado en artículos como este, y que me parece sumamente interesante.

Decía Mistral que todo autor de cuentos para niños debe apostar por la sencillez y la espontaneidad, eludiendo lo artificial. Y, si bien es cierto que es recomendable un lenguaje poco adornado a fin de que las historias penetren en la imaginación del niño y le permitan disfrutar de la experiencia, si entendemos que la lectura es aprendizaje deberíamos apostar por una escritura que esté enfocada en dejar algo, aportar vocabulario y nuevas estructuras para que el niño pueda apropiárselas y crecer. Pero ciertamente, para eso se necesita un trabajo mucho más exhaustivo, y son pocos los autores que realmente consideran que este género merezca un esfuerzo de esta magnitud.

Dice Manuel en su exquisito artículo que si bien la literatura infantil ha cambiado mucho en las últimas décadas, adquiriendo gran importancia la puesta en escena de ciertos valores que intentan inculcar la tolerancia, la aceptación de los conflictos y la necesidad de compartir los sentimientos, la estética propiamente dicho en la forma de contar no ha cambiado. Seguimos abrazados a la vieja tradición; los cuentos infantiles proyectan la misma estructura de las viejas leyendas.

La ruptura de la estética tradicional

Virar un poco esa forma y darle a los cuentos el tinte propio de andar por casa, esa podría ser la revolución que el cuento necesita. Esta es cosa mía: la literatura infantil lleva siglos estancada y pese a que existen voces relevantes que apuestan por un lenguaje más futil, en esencia el cuento no ha cambiado: la estructura romboide (principio, nudo, fin) no ha variado y los cuentos infantiles son un mundo al que entramos sabiendo perfectamente cómo saldremos de allí. La duda que la literatura debería imponernos no existe. Aún sigue siendo esta lectura un viaje lógico, donde lo inexplicable no tiene cabida.

La relevancia que ciertas tradiciones han adquirido en detrimento de otras resulta un tanto perjudicial para el movimiento del cuento, como entidad que exige espacio y que se aferra a los sitios en los que es engendrado. El cuento, como un cachorro quiere sacar lo mejor de nosotros, de nuestra historia, de nuestra esencia, y es la prueba de que los humanos, una vez pelamos nuestras burocracias y quitamos el maquillaje, no somos tanto distintos de norte a sur. Queremos vivir, sentir, apasionarnos y eso es lo que vibra en todo buen cuento.

En el próximo artículo sobre este tema, reflexionaremos brevemente sobre las diferencias entre la tradición europea y la latina del cuento hispanoamericano: dos universos muy cercanos pero que han sabido conformarse con diferencias bien claras y que permiten una lectura compleja y exquisita de la fabulación, de esa necesidad de narrar lo inexplicable, por volver al gran Merino. ¡Estén atentos a la reseña sobre Las invenciones del profesor Souto, que publicaremos este viernes!



Debes estar registrad@ para poder comentar. Inicia sesión o Regístrate.