Cuando leemos, las palabras que están en los libros se multiplican, como si les salieran ramas. La lectura tiene la extrañísima y fascinante habilidad de actuar como un espejo al que nos asomamos entusiastas los lectores para mirarnos, para vernos reflejados y para comprender nuestro entorno. Por eso titular a un libro de relatos «La trama oculta» me parece una profunda declaración de amor no sólo a la escritura sino también a la lectura: el mejor homenaje que se le podría hacer a este acto íntimo sin el cual muchos de nosotros ya nos habríamos secado-muerto-deshilachado-roto hace mucho tiempo.
En «La trama oculta» de José María Merino nos encontramos con un puñado de historias diferentes que se parecen en dos cosas: en esa dificultad para entenderse y explicarse y en la imposibilidad de detener el paso del tiempo. Decenas de vidas y lecturas que se mueven entre la ficción y la realidad, en esa búsqueda constante que nos caracteriza a los seres vivos, acaso la felicidad. Y cuanto más releo este artefacto mejor comprendo por qué Merino ha escogido a Páginas de Espuma para realizar este tejido: una editorial con una conciencia tan peculiar de la narrativa breve, en cuyos libros convergen la trama argumental y la silenciosa, lo dicho y lo no escrito, dos características que también afloran al acercarse a la obra de Merino.
Los sueños son más que sueños
La habilidad de Merino para narrar es conocida por todos. Cuando lo leí por primera vez supe que estaba ante algo importante, como una joya auténtica, pero no era capaz de explicar por qué tenía ese presentimiento. Hoy sé que el secreto radica en el silencio escondido tras la sencillez de su escritura. Debajo de la trama argumental parece subyacer este mensaje: «la escritura es una línea que existe paralela a la vida, que la alimenta y que se alimenta de ella, y es por tanto muy importante que se parezca a ella y a la vez, no».
La ficción tiene la misión de iluminar o bien ayudar a ordenar aquello que parece incomprensible. Ese es el punto de partida, lo que nos lleva a escribir; aunque después comprendemos, como todos los personajes de «La trama oculta», que lo normal es el caos y la única forma de beber un poco de felicidad o goce es aceptando las reglas del juego, de ese juego incomprensible que es la existencia.
Pero Merino no se conforma y propone nuevas reglas, porque la vida sería monótona si nos creyéramos la realidad a pie juntillas, si no le imprimiéramos un ápice de duda o de sustancia ficticia. La fantasía, el doppelgänger, la posibilidad de anular esa débil línea que separa el mundo de los vivos del de los que ya no están, y la vida diurna del universo onírico; estos son los elementos fantásticos que aparecen en varios de los relatos. En algunos lo hacen de una forma sutil, como pidiendo permiso pero sin quedarse del todo; en otros, de manera rotunda, consiguiendo trastornarnos si somos muy susceptibles.
La fantasía es un elemento inseparable de la obra de Merino, posiblemente porque a través de ella se puede interpretar la vida de una forma clara: dándole sentido a las cosas que nos suceden, a lo que habita en el mundo. La presencia de la fantasía en la escritura evidencia que no podemos entenderlo todo y que hay siempre una trama oculta que se nos escapa.
Especies de cuentos para entender la realidad
Dice Merino en el prólogo, que ha intentado reunir en este libro todas las especies de cuentos de las que se compone su obra. ¡Especies! ¡Qué bella forma de nombrar los subgéneros del relato breve!
Así, en la sección «De este lado» nos encontramos con relatos sumamente realistas donde José María se posa sobre diversos recovecos de nuestra existencia e intenta desvelar esa segunda lectura que se le puede hacer a todas las experiencias. Estos cuentos presentan múltiples tramas: silencios familiares, amores adolescentes, miedos infantiles, y otros temas relevantes de la vida a los que Merino intenta no ya comprenderlos sino más bien, darles un giro. Jóvenes que descubren el peso que las imposiciones familiares han obrado sobre sus propias decisiones y dicen ¡basta!, mujeres que sufrieron violencia doméstica mientras estuvieron vivas y que al morir se quedan martirizando a sus torturadores. Son los dos primeros ejemplos que me vienen a la cabeza (puede que también esto responda a la trama oculta que se ha tejido en mí con esta lectura).
En la segunda parte, «De aquel lado», aparecen relatos que se turnan entre la fantasía y las diversas personalidades que nos habitan y que aparecen reflejadas en nuestras alucinaciones, nuestras creaciones y nuestros sueños. Debo decir que he encontrado más realismo en esta segunda parte; quizá se deba a mi resistencia a creer que la realidad es una, eterna convencida de que las cosas siempre pueden ser miradas desde diversas perspectivas y que, justamente, la que siempre parece triunfar es la que se encuentra irrigada de dudas, de intriga y de onírismo.
La tercera y última parte es la coda a la que Merino titula «Silva», un guiño precioso a la poesía, de la que también está llena la escritura de Merino y a la que podríamos considerar como la gran trama oculta en la narrativa de muchísimos autores. Y aquí aparece un elemento maravilloso: un ammonites que el narrador cuenta que viene con él desde hace tiempo. Un molusco (el fósil de él, quiero decir) que existió hace millones de años, y que, dice, permanecerá en el planeta cuando todo lo conocido haya desaparecido. La trama oculta vuelve a asomarse a la escritura de Merino en este objeto. Y no puedo dejar de pensar en la trayectoria de ese fósil, en los diversos aires que lo formaron y lo convirtieron en lo que hoy es. Siempre me ha interesado la vida de los objetos y, en especial, la de aquellos de origen desconocido. Y este ammonites que emite señales de tiempo hecho materia es un maravilloso símbolo de lo que subyace en las historias de Merino y que te envuelve con su misterio y su autenticidad.
La lectura y la escritura que nos ayudan a narrarnos
Leemos «El Quijote» y quedamos extasiados por sus aventuras pero lo que en verdad nos atrae, lo que nos lleva a leer una y otra vez esa historia es lo que nunca podremos llegar a comprender a ciencia cierta: ¿estaba el Quijote loco? ¿veía lo que decía que veía o se la pasó jugando con nosotros durante todas esas páginas? Ese tejido oculto es el responsable de que sigamos leyéndolo, debatiendo sobre él y recomendándolo a las nuevas generaciones.
Uno de los relatos más exquisito y que abraza la literatura de principio a fin es «El último viaje»: un viaje en tren que nos lleva a través de los pensamientos de diversos autores que han forjado las letras y que nos ayudan a mirar el mundo. Detrás de nuestra mirada siempre se esconde una luz que recibimos en cada una de nuestras experiencias y, sobre todo, de nuestras lecturas. ¡Vaya! Parece que no había mejor título para este libro.
La lectura, decía, permite que se teja una trama de forma paralela a las historias, dando lugar a tantas miradas como lectores habiten ese libro. Y, del mismo modo, también existe un tejido que se esconde en las palabras escogidas del autor y que transporta sus miedos, sus miserias y sus experiencias más íntimas a su obra: una trama rebelde que lo deja al desnudo y que, por muchos esfuerzos que haga el creador por esconderse detrás de las historias, termina dejándolo a la intemperie. Por eso, para quien escribe, no existe mejor forma de analizarse que sus propias creaciones,que son representaciones simbólicas de lo que yace en lo más profundo de su ser, caracterizadas por aquellas imágenes que aún no han atravesado esa barrera que vuelve consciente lo que habita en la otra escena.
En esta obra hay realismo, sí, pero el justo y necesario, ya que, como dice Merino, no hay que contar con la realidad excepto si nos es propicia. Creo que ese es un maravilloso consejo para aquellos que estamos iniciándonos en la escritura. Ver la realidad pero comprender que en la escritura no podemos controlarlo todo del mismo modo que no podemos hacerlo en la vida. Y, por otro lado, que ése es justamente el verdadero motor de la escritura la incomprensión que nos lleva a tejer una trama en la que realidad y ficción se funden y dan paso a una existencia paralela que transcurre al margen de la física y que es inevitable e imprescindible para saborear los matices de la vida.
«La trama oculta» es un libro que dice muchísimo, que nos acerca a la escritura limpia, risueña y reflexiva de Merino y a sus preguntas fundamentales. Y, a la vez, un libro que no nos dice lo más importante. Las buenas obras son aquellas que se hallan rodeadas por un aura de misterio tan atractivo que nos lleva a ellas una y otra vez, porque sabemos que siempre que volvamos a abrir esas páginas encontraremos algo nuevo, algo asombrosamente guardado que habla de nosotros, de los otros, del mundo, por ende, de la literatura. Y vuelvo al ammonites y pienso en cuántas tramas ocultas se encuentran escondidas en las grandes obras de la humanidad; ellas, las verdaderas responsables de que existamos los lectores. ¡Lean a Merino como quien se zambulle en el mundo de las palabras y descubran lo que cada uno de estos maravillosos relatos tiene guardado para ustedes, lectores únicos!
Se cree que los ammonites se parecían profundamente a los actuales Nautilus. La naturaleza se encuentra estrechamente conectada y la literatura, también. A Verne le habría encantado Merino.
La trama oculta
José María Merino
Editorial Páginas de Espuma, 2014
ISBN: 978-84-8393-175-2
288 páginas
17 €
Debes estar registrad@ para poder comentar. Inicia sesión o Regístrate.