Hay libros que resultan difíciles de encasillar en un género porque valiéndose de los elementos propios de cada formato literario se construyen trascendiéndolos.
Esto es lo que nos ocurre cuando leemos «La Universidad Blanca» de Ismael Belda publicado por Ediciones La Palma, ya que, aunque se vende como un libro de poesía parece llevar tatuados en sí a todos los géneros y las posibilidades literarias. Un libro para leer con tranquilidad y releer con atención.
Ismael Belda nació en Valencia en 1977 pero que reside en Madrid desde los cuatro años. Estudió Filología y ha colaborado en diversos medios como crítico literario, actualmente trabaja en la Revista de Libros, combinando dicho empleo con la labor de creación de una novela ambiciosa y extraña, según la denominan quienes han tenido el placer de husmear en ella, cuyo título es «Vesperal» y en la que lleva trabajando unos diez años.
De su poesía puedo decir poco porque este es el primer libro que le leo; no obstante, les aseguro que me quedaré pendiente para seguir de cerca su obra. De momento, les dejo mi lectura de La Universidad Blanca.
I. Fragmentos del autómata
En la primera parte del poemario nos encontramos con una serie de poemas que rondan en torno a imágenes descriptivas de nuestro comportamiento social. Valiéndose de contundentes emociones como las que inspira el observar aquella pintura de La torre de Babel de Pieter Brueghel, Belda nos va guiando a través de una serie de rostros y rastros que nos permiten conocer a fondo las cosas que nos motivan a los humanos: el amor, la amistad, los recuerdos de infancia, la naturaleza, la poesía. A través de la imagen del autómata, Belda construye una especie de observador preciso que va viviendo y mientras experimenta aprende cómo es la vida y sueña con amar, «el demencial autómata«.
El autómata no es un hombre y a la vez sí. Para asomarnos a la precisión diremos que se trata de un instrumento de la vida y de la literatura que permite explorar esos abismos que nos rodean, y que va emergiendo de cada rincón del libro. El poeta se pregunta ¿conocerá el dolor, el llanto y el rechinar de dientes? Y en busca de esas respuestas va acercándose a esa ¿criatura? y recorriendo con ella las páginas de este libro. Hay muchísimas referencias al arte y a la literatura universales que van colaborando con la gestación de lo que podríamos considerar la introducción para el eje central de este libro: la Universidad Blanca que se descubre en la segunda parte.
II. La narración
En esta segunda parte nos adentramos en un universo absolutamente diferente al que habitan los poemas anteriores. Si bien toda la poesía del libro se alimenta del género narrativo en esta segunda parte podemos decir que su lírica cruza la barrera que divide ambos géneros para quedarse durante un tiempo más constante en la narración.
Belda va en busca de la textura de las palabras que le permitan contar la experiencia de la creación literaria. Utiliza para ello elocuentes símbolos que recorren el arte en todas sus dimensiones y nos posiciona como lectores de lleno en un universo exquisito y profundo. Belda persigue la forma dando vida a esa Universidad Blanca, a sus rincones, a su razón de ser y nos presenta un largo poema narrativo intenso en el que aparecen también algunas referencias literarias importantes: Rilke, Stevens, Murakami, Borges.
Y también es en esta parte que el hado y la magia comienzan a cobrar cierto protagonismo en elementos como la nube dorada y algunos otros propios de la literatura fantástica como los espejos. Pero, quizás lo más llamativo es que su poesía en ningún momento pierde su conexión con la realidad, con esa realidad que explora el autómata.
«Somos hologramas / que representan una función para las damas/ invisibles que habitan en la Nube».
III. Canciones de Vesperal
La tercera parte del libro se sale del carril de lo que venimos leyendo. En ella podemos encontrarnos con la musicalidad de Darío, de Lugones o de Prados, incluso de algún poema borgiano. Hay en el ritmo de estos poemas un color propio de la vigilia, de aquello que predice o interviene antes de algo más importante. De hecho, este poemario podría leerse comenzando por el final y en ningún momento notaríamos el quiebre de la música o del ritmo. Quizá podríamos decir que es esta última parte la antesala a la Universidad Blanca.
La poesía aquí se presenta como el perfecto hilo que unifica la segunda con la primera parte formando un círculo de voces que emigran de la poesía a la narrativa para conformar un libro lleno de guiños al arte, a la fantasía y a las letras universales. Cerrar el círculo con música, como ocurre en las buenas obras, ha sido un verdadero puntazo por parte de Belda.
Al leer La Universidad Blanca nos surge la pregunta ¿acaso existe un género más amplio que la poesía, capaz de dar a luz a todos los otros, de partir en todas las direcciones? Belda intenta amalgamar los vértices de la épica, de la poesía de los superrealistas y de la narrativa universal en un poemario extenso y lleno de vitalidad.
En definitiva, en este libro donde un largo poema se ve arrinconado por la poesía de los grandes maestros de la poesía universal y las experiencias de la infancia, podemos encontrarnos con la forma en la que la ficción y la creación literaria conviven y se retroalimentan. De una forma auténtica, Belda roza las formas de la poesía épica alejandrina y las propias de nuestro tiempo, haciendo de esta Universidad Blanca un aula en el que podemos mirarnos y encontrar aquellas lecturas ineludibles para desandar la huella de la creación. Un libro que, sin lugar a dudas, todos debemos leer para comprender la importancia que opera la experimentación en el buen hacer poético.
La Universidad Blanca
Ismael Belda
Ediciones La Palma, 2014
ISBN: 978-84-95037-88-6
88 páginas
9,50 €
Comentarios1
Querida Tes: muchas gracias por tus palabras tan generosas. Ha sido una feliz sorpresa encontrar tu texto. Por cierto, para que no busques en vano, el Ismael Belda autor de Rosa del hielo es otra persona (alguien ya me habló de ese libro, escrito por alguien con mi exacto nombre y que no he leído). Un gran abrazo.
¡¡Ohhh!! ¡¡Qué sorpresa, Ismael!! Me alegro muchísimo de que te haya gustado mi lectura; aunque me temo que el mejor hallazgo lo he tenido yo con tu Universidad Blanca, a la que volveré sin duda en un futuro cercano. Muchas gracias por el dato; si no te importa, corregiré el texto original para evitar malentendidos con los lectores. Siento mucho ese error.
Un abrazo grandísimo y millones de gracias por tomarte el tiempo y la delicadeza de escribirme.
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