En el ámbito del cine y la televisión es donde es más conocido el escritor Domingo Villar, un autor que ha conseguido labrarse también una interesante carrera literaria gracias a novelas que nos acercan a un universo muy especial. Se trata de un universo donde de manera inevitable toman protagonismo escenarios y personajes presentados a través de un lenguaje muy visual, debido en parte a aquel trabaja también en mundos audiovisuales.
Todo ello le ha dado una seña de identidad a su bibliografía que le ha permitido conseguir reconocimientos importantes como sería el caso del Premio Brigada 21 o el Premio Frei Martín Sarmiento.
Galardones aquellos que le llegaron a sus manos gracias a la novela titulada Ojos de agua. En el año 2006 fue cuando se publicó la misma que toma como punto de partida el cruel asesinato de un joven llamado Luis Reigosa. Sus ojos claros y su trabajo como saxofonista son dos de las principales señas de identidad de la víctima que, en un principio, se cree que ha muerto como consecuencia de un crimen pasional.
Sin embargo, las pesquisas policiales irán demostrando que quizás esa conjetura sea falsa. Y es que no sólo no tenía una relación estable sino que además en su casa no se han encontrado huellas de ningún tipo. Su hogar es un lugar ordenado lleno de dichos instrumentos musicales y de partituras.
Por ello, para intentar descubrir qué es lo que ha sucedido, el caso se le encarga a dos profesionales cualificados. Por un lado, estará el inspector Leo Caldas y por otro su ayudante llamado Rafael Estévez.
La vida nocturna y los clubes de jazz serán dos de los mundos por los que los citados personajes deberán moverse para ir recabando pistas que les acerquen a lo sucedido y así puedan descubrir quién se esconde detrás de ese brutal asesinato.
Sin embargo, no lo tendrán nada fácil pues además del propio caso en sí y de los obstáculos que se les vayan presentando, tendrán que hacer frente a sus propios fantasmas personales y a sus problemas, como es el alcohol.
Asesinatos sin resolver
Si esta novela resulta interesante a cualquier lector, no lo es menos aquella que lleva por título La playa de los ahogados. En el año 2009 es cuando Domingo Villar se decidió a sacar a la luz a la misma donde los mencionados protagonistas de la anterior narración tendrán que intentar solucionar un nuevo caso.
En este caso concreto se verán en la tesitura de llevar a cabo una investigación que resulta muy complicada. Se trata del asesinato de un marinero, Justo Castelo, que ha aparecido ahogado en la playa y con las manos atadas, sin que haya ningún tipo de rastro de la embarcación en la que faenaba.
Un hecho un tanto insólito que llevará a Estévez y a Leo Caldas a interrogar a muchos de los vecinos del pequeño pueblo marinero donde todo ello ha sucedido. Habitantes del lugar que se mostrarán reticentes a dar su opinión sobre lo sucedido y que cuando se animen a colaborar indicarán una línea de investigación muy compleja e insólita.
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