Aunque España y la literatura en castellano, en general, cuenta con grandes e ilustres poetas, de la talla de Federico García Lorca, Antonio Machado o Pablo Neruda, parece que nunca se le da el lugar que merece a ese género literario. La poesía está en cada rincón, la podemos encontrar a cada paso de nuestro día a día, en un gesto de cariño entre dos desconocidos, en un paisaje invernal que nos emociona…pero, sin embargo, parece que no alcanza a convertirse en la lectura favorita de la mayor parte de la población, que prefiere decantarse por novelas históricas o de espionaje.
No obstante, afortunadamente, además de esos autores que han hecho mucho por la poesía y su expansión, hay otros que, día a día, siguen trabajando por hacerla atractiva, porque nos cautive y porque nos permita sentir multitud de emociones desde el sofá de casa. Entre esos se encuentra el leonés Julio González Alonso, criado en La Pola de Gordón, que acaba de recibir ex aequo el II Premio Nacional de Poesía Treciembre por el poemario Testimonio de la desnudez. Un libro este que era presentado recientemente en Eibar y que tiene entre sus obras más hermosas la titulada Costas de Europa.
Ese galardón no es el único que ha conseguido a lo largo de su carrera literaria, paralela a la de docente que ha desarrollado hasta hace relativamente poco tiempo, pues también ha obtenido, por ejemplo, el Premio Poesía Virtual Alaire en 2008. Se trata de reconocimientos que vienen a darle valor tanto al trabajo diario que realiza para fomentar e impulsar el amor a la poesía como a su propia calidad artística.
Cualquiera, sea ávido lector de ese género o no, puede identificarse y emocionarse con las obras salidas de su pluma. Y es que giran en torno a sentimientos, situaciones y experiencias que todos, de un modo u otro, hemos experimentado en nuestra piel. Así, toman como protagonistas al amor, al tiempo, a los recuerdos de la infancia, a los grandes dilemas que nos asaltan, a nuestros seres queridos, a los paisajes que forman parte de nuestro pasado…
En uno de sus trabajos más hermosos, según nuestra humilde opinión, que lleva por título Certeza precisamente se plantea unas de las preocupaciones o temores que “desde que el mundo es mundo” preocupa al hombre: la muerte, el final de su vida. Así, ese poema comienza de una manera directa y clara que luego se va a desarrollando de la mano de elementos de la naturaleza, la que establece que lo que nace, acaba muriendo: “lo cierto es el final, frontera de la vida, momento inevitable que nos espera a todos; toda ambición y fuerza siempre serán orilla de este mar de la muerte (…)”.
Porque consiguen llegarnos al corazón y hacernos sentir comprendidos e identificados, merece la pena disfrutar de los poemas de Julio González Alonso, recogidos también en libros como Árido Umbral. Un escritor que con sus palabras nos hace amar ese género y que con el mismo logra su objetivo literario: “quiero poner lluvia de estrellas en tus manos o de rocío o de amapolas -si es verano-que en tu calor germinen en sonrisa o esperanza (…)”.
Comentarios1
No puedo más que agradecerte, María Merino, las amables palabras dejadas en tu artículo. Creo que te muestras muy generosa para conmigo y mi obra. Alabo la sinceridad que emana de tu muy bien armado texto, tan lleno de calidez y sensibilidad para con la poesía. Otra vez, gracias.
Salud.
Me alegro que te haya gustado el artículo, pero las gracias tengo que dártelas yo, por tu trabajo, por hacernos seguir soñando con la magia de la poesía y con unas obras, las tuyas, con las que nos encontramos identificados y que logran emocionarnos.
Asimismo tengo que darle las gracias a tu sobrina, Sara, que fue la que me dio a conocer tu trabajo.
Un saludo y mucho ánimo para continuar dándole alma a las palabras.
Escribes muy bien, María; una prosa limpia, directa y clara. Me alegra la suerte de haber merecido tu atención y, desde luego, le debo un beso de agradecimiento a mis sobrina Sara, que haré efectivo en cuanto ponga los pies en León en pocos días.
Salud.
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