Se nos ha ido Ursula K. Le Guin y este hecho representa una herida importante para los que amamos la ficción y sobre todo, para aquellos que creemos en la literatura como campo de acción transformadora. Sin duda si algo define su obra es la valentía con la que supo pronunciar tantas injusticias y ponerlas en universos fantásticos para hacernos ver la estupidez con la que nos movemos los humanos. Para despedirla como se merece la incorporo a nuestro ciclo de Entrevistas para el Recuerdo, porque le debemos palabras, mundo y esperanza a esta inmensa mujer.
Ursula Le Guin es una autora que ha sabido encarar de forma lúcida a través dela ficción temas de absoluta relevancia, como las diferencias de clase y sexo, los problemas medioambientales y las consecuencias que el abuso de poder puede provocar. «El nombre del mundo es bosque», «Ciudad de ilusiones» y «La mano izquierda de la oscuridad» son algunos de sus títulos más relevantes, de lectura (y relectura) obligatoria. Asimismo se la considera una de las representantes más sólidas del feminismo literario, aunque ella misma ha dejado claro que dependiendo de qué creamos nosotros que es el feminismo, ella es o no es feminista.
Desde pequeña sintió fascinación por las historias y cuando se le pregunta acerca de sus lecturas, asegura que conoce mejor a sus contemporáneos que a autores de la talla de Asimov y Clarke, a quienes considera demasiado sentimentales para ella. Ha mantenido estrechas relaciones con los autores de su generación y de generaciones posteriores, para quienes ha significado una maestra y una guía, sobre todo entre quienes desarrollan el género fantástico. Así hablaba ella de sus referentes:
En Le Guin hombres y mujeres son diferentes, pero en su mirada hay una profundidad que sirve para entender el mundo. Nuestra humanidad es independiente del sexo aunque nuestra vida social se articula en base a éste, sobre el que se instauran determinismos de género que se fosilizan con el correr de las generaciones hasta asumirlos como naturales, pero no son naturales, ni biológicos, aunque sí heredados, culturalmente. A esto habría que agregar que el hecho de que Ursula haya escrito «La mano izquierda de la oscuridad» en 1969 y haya puesto en evidencia que nuestra sexualidad y nuestro comportamiento de género se encuentra estrechamente ligado a nuestra educación y cultura, es una de las cosas más asombrosas del mundo. Ella, sin embargo, con esa presencia de chica a quien no le importa caer bien (y que adoro) dice:
Anarquista y pacifista, Ursula ha procurado moverse contra los desajustes y los desequilibrios sociales. Ha puesto su voz al servicio de un cambio, con el deseo de transformar la realidad. Y en ese camino ha intentado interpretar las formas en las que el mundo se relaciona con ciertos aspectos de la vida en sociedad, como las relaciones de poder y de género. Dentro de ese contexto, Ursula nos ha dejado una sentencia maravillosa en torno al feminismo, con la que termino esta semblanza. Pero antes, los invito a leerla y saborear sus maravillosos mundos, que no son de este mundo. ¡Que viva siempre la inmensa Le Guin!
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