En este segundo capítulo sobre los signos de puntuación y su uso correcta vamos a centrarnos en los errores más comunes en el uso de los puntos. Vamos a analizar tanto las utilidades que tiene este signo como algunos de los errores más comunes en su uso; por ejemplo: la confusión entre el punto y seguido, el punto y aparte y el punto final, y el uso incorrecto de los puntos suspensivos.
Te invitamos a visitar el capítulo introductorio a esta serie donde te contamos en detalle qué te puedes encontrar en ella. ¡No te pierdas las siguientes entregas de estas entregas tituladas «Escribir bien»! Y, si tienes alguna duda específica sobre el uso de los signos de puntuación, te invitamos a dejarnos un comentario para que podamos resolverla juntos.
Para qué sirve el punto
En el vasto mundo de la escritura, el punto es uno de los elementos fundamentales que garantiza la claridad y la coherencia en los textos. Aunque a primera vista pueda parecer un signo de puntuación simple y poco relevante, su uso adecuado marca la diferencia entre una comunicación efectiva y una confusa.
El punto es el signo de puntuación más importante. Esto se debe a que, de faltar en un texto, provocaría que las oraciones no se separaran y que al mensaje le faltara claridad. En general aprender a utilizar los puntos es sencillo, pero es sorprendente la cantidad de veces que cometemos errores en su uso.
Un mal punto en una oración puede cambiar completamente su significado, provocando confusión y dificultando la comprensión del mensaje. Por eso es sumamente importante saber reconocer en qué momento debemos escribirlo, para conseguir mantener una comunicación clara y con coherencia.
El punto ayuda a estructurar el texto, separando y organizando las diferentes partes del mismo. Una de sus principales funciones es separar oraciones independientes. Cada oración debe tener su propio sujeto y predicado, y el punto es el encargado de señalar cuándo una oración termina y comienza otra. Esta separación permite que el lector procese la información de manera más ordenada, evitando confusiones y ambigüedades.
Existen dos tipos de punto: el punto y el punto final. Ambos cumplen la función de cerrar una idea pero, mientras el punto lo hace para imponer una pausa larga entre una idea y la que le sigue pero ambas están ligeramente conectadas, el punto final cierra completamente la oración. Ambos indican el final de una oración y el punto final además del cierre de la oración indica el final del párrafo.
Entre la importancia del punto habría que señalar que no sólo marca el final de la oración, con lo que puede ayudarnos a ordenar mentalmente el texto, sino que también introduce una pausa en la lectura. Esta pausa permite al lector asimilar lo que ha sido expresado hasta ese momento y prepararse para lo que viene a continuación. Además, el punto también contribuye a la entonación y al ritmo del texto, ayudando a transmitir las emociones y el énfasis adecuados.
Pero el punto también tiene otras funciones. Sirve, por ejemplo, para separar elementos dentro de una oración, como abreviaturas y siglas (Sr.) o para indicar decimales en números (3.14). Esto se debe a que se trata de un elemento versátil que se adapta a diferentes tipos de escritura. Tanto es así que, en cada género literario, por ejemplo, su utilidad es diferente. En la narrativa, por ejemplo, se emplea para dividir párrafos y separar diálogos, permitiendo que los personajes se expresen de manera individualizada; en los ensayos y textos académicos, ayuda a estructurar los argumentos y separar las ideas principales de las secundarias; por último, en mensajes breves o en redes sociales, puede ayudar a presentar claridad en la intención del mensaje a fin de evitar malas interpretaciones.
Usos incorrectos del punto
A pesar de su importancia, el punto a menudo es pasado por alto o mal utilizado. Algunos escritores inexpertos pueden omitirlo por descuido o por desconocimiento de las reglas gramaticales. Otros pueden abusar de él, utilizando puntos excesivos en lugar de emplear otros signos de puntuación, como las comas o los puntos y comas.
Es fundamental recordar que el uso correcto del punto es esencial para una comunicación efectiva. Cada vez que escribimos, debemos prestar atención a su colocación y asegurarnos de utilizarlo donde corresponde. Esto nos ayudará a transmitir nuestras ideas de manera clara y coherente, facilitando la comprensión por parte del lector.
Vamos a ver ahora los errores más comunes en el uso del punto. Ten en cuenta que es muy importante aprender a utilizar correctamente este signo para conseguir que nuestros textos sean ordenados y coherentes.
Uno de los errores más frecuentes es la falta de claridad en el uso del punto y seguido. Algunos escritores tienden a utilizarlo de manera indiscriminada, separando ideas que deberían estar conectadas en una sola oración. Otros, por el contrario, olvidan su uso y crean oraciones largas y confusas que dificultan la comprensión del lector.
En este ejemplo tomado de Ortografía de la lengua española de la Real Academia Española (2010) vemos como se usó un punto cuando debería haberse utilizado un punto y coma o una coma, porque la segunda parte de la idea está estrechamente conectada con la primera, por lo que el punto rompe ese vínculo y estropea el sentido y la claridad de la oración.
Otro error común es el uso incorrecto de los puntos suspensivos. Muchas veces se emplean de manera excesiva o se utilizan para crear una pausa innecesaria en el texto. Los puntos suspensivos tienen una función específica y su uso excesivo puede restarle fuerza a nuestro mensaje. Te dejaremos un ejemplo, pero sobre estos signos de puntuación volveremos en una entrega específica en el futuro.
En definitiva, el punto es un elemento clave en la escritura que cumple diversas funciones. ¿Las conocías? ¿Utilizas correctamente este signo de puntuación? ¡No te pierdas los siguientes capítulos que forman parte de esta serie sobre el uso correcto de los signos de puntuación!
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