Esta es una cita de «El Danubio» de Claudio Magris, un libro que atraviesa cada una de las páginas de «Variaciones sobre Budapest» de Sergi Bellver (La Línea del Horizonte). Es esta una lectura que contiene mucho más que un viaje a esta ciudad, se nutre de una mirada sobre la memoria histórica europea y de una reflexión sobre la humanidad, esa cosa plural que se ha quedado a mitad de camino en su empeño de construir un fin común. La necesidad de mirar una misma cosa desde diversos ángulos, de caminar una ciudad con autenticidad y el deseo de saber qué hay de cierto en la sombra que tememos, son los motores fundamentales de esta lectura, que más que un libro de viajes es un camino de introspección con el anhelo de aprender más sobre nosotros (y los otros) y nuestro pasado, dos pasos imprescindibles para asir el futuro.
El Danubio, río azul que nos une
El Danubio, ese río que conecta varios países en el corazón de Europa, es lo primero que llama la atención de Sergi Bellver y, a modo de columna vertebral, lo usa para hablar de la luz, del paso del tiempo y de los espejos. Este Danubio, sobre el que se posa para construir este libro, ha visto pasar la historia frente a sus ojos y ha sido la causa y consecuencia de muchísimas conquistas. Este río que se vuelve blanco y hostil en invierno pero que con el regreso de la primavera se tiñe de colores y de vida, es un elemento primordial del paisaje de Budapest. El Danubio transforma el paisaje a su paso y Sergi lo espía con la intención de descubrir sus secretos más profundos.
Sobre este Danubio pasea sus ojos y sus pasos un escritor nómada que asegura que sus pretensiones con este libro son que podamos oír la voz de Budapest con la misma claridad que él la percibe. Consigue así traernos esta ciudad a casa, con un trazo apasionado que busca establecer paralelismos entre escritura y vida, entre literatura y viajes. No es sin duda un libro de viajes al uso sino una puerta-ventana para entrar en una dimensión donde apenas hay certezas, y lo que se destaca es mucha luz, color, olores y miles de preguntas.
Sin duda, «Variaciones sobre Budapest» nos permite un viaje fabuloso a través de las conquistas: las colectivas y las personales. Sobre la forma en la que nuestra mirada ha ido cambiando con los años y lo imprescindible que resulta recuperar la luz, el deseo, la sensación de estar viviendo para algo, aunque ese algo se nos escape, aunque las posibilidades de explicarlo sean casi nulas.
Óbuda es el rincón de Budapest que le da la bienvenida. Un anfitrión que le entrega las llaves de un piso que casi podemos pisar y oler, porque a Sergi le gustan los detalles y nos los ofrece en bandeja. A partir de ahí paseamos de la mano de Sergi por una Budapest llena de nombres: estación de autobuses de Népliget, Puente de las Cadenas, el puente Margarita, Plaza Batthyyány, Puerta de Viena… miles de rincones y huecos descritos con absoluto detalle que mi tosca memoria no ha podido mantener iluminados, pero que me han dado ganas de pisar. Caminamos, viajamos en ferrocarril, «el vetusto HÉV», y así descubrimos lo que para el autor resulta ser la ciudad más carismática y genuina del Danubio.
Variaciones, un camino para convertirse en otro
Variaciones. Me he quedado con el título. De hecho, ha sido eso lo que primero que me ha intrigado, generándome el deseo de leer el contenido. Una variación es la construcción de una pieza que hace pie en otra con el único objetivo de desprenderse casi absolutamente de ella. La creación que parte de un movimiento para convertirse en otro, por esa forma aleatoria que tiene el arte de dirigirnos (y también los viajes). Variaciones es una mirada distinta sobre Budapest, la misma ciudad, los mismos edificios, las mismas plazas, y claro, el mismo Danubio.
Un nombre que nos permite una doble lectura. Por un lado, hace referencia a esa forma auténtica en la que el autor desea que entendamos la ciudad, que nos apropiemos de ella; parte de algo inamovible: un trozo de cemento que ha sobrevivido al paso del tiempo y recibe año a año a miles y miles de viajeros, pero nos invita a mirarla desde otra perspectiva para poder captar su luz. La otra perspectiva que surge de este nombre está estrechamente vinculada a la naturaleza del viaje. Partimos de un cuerpo que al viajar se transforma, y deriva en una identidad absolutamente nueva, incluso en ocasiones contradictoria con aquel que solíamos ser. Variaciones, como preguntas que no tienen respuesta, como único mandato posible ante la vida: la transformación.
He entrado a este libro con el placer de quien busca viajar y encontrarse con una parte suya olvidada en alguno de esos giros que da la vida. Yendo detrás de esa ilusión que me embargaba aquel 2006 cuando salí de Argentina y con la necesidad de recuperar un poquito esa mirada (¡parece mentira cómo se van apagando nuestras luces cuanto más miramos!). Y me he sentido estúpida; porque lo que he encontrado es algo más grande que mi persona, la mirada colectiva sobre el mundo. Mientras la literatura de viajes apuesta generalmente por la egolatría y la imposición de una visión unívoca sobre los lugares, el intento de Sergi es bien distinto; posiblemente inspirado en Magris, quiere mostrarnos los ojos de los otros, que se expanden a través de la música, la literatura y la historia de Budapest.
Y allí, en el silencio del arte y el esquivo perfil de los residentes hallamos un trozo de historia que nos interesa a todos: esa nuez de la que parte la esencia europea, surgida y vencida en el pueblo judío. «Variaciones sobre Budapest» se convierte así en un cuento acerca de la historia, que consiste en el esfuerzo de los pueblos que ocupan su tiempo en conquistar y en evitar ser conquistados, y olvidan que lo único que nos pertenece es la experiencia (individual y colectiva). La de esos personajes que se pasean por el libro, como Liszt, Bartók, Sándor Márai, Imre Kertesz, Joseph Roth, Glenn Gould y Mihály Vig, la de Sergi, y la de aquéllos que nos zambullimos en las páginas.
Budapest, la aventura de viajar
Entre las cosas más fascinantes de este libro quiero destacar la búsqueda intelectual que parece ligar a Sergi con este proyecto. Se trata de un libro muy bien documentado, que se nutre de las raíces culturales de la ciudad, de su historia, que indaga en el pasado con cabeza y lo uso como base para reflexionar en torno al ahora; y lo hace con la certeza del que sabe que no habrá respuestas, sólo preguntas, y la búsqueda de un lenguaje fluido y luminoso. Gracias a esa búsqueda intensa consigue aunar presente y pasado, en la historia de esta Europa extinta que languidece (y cada vez más) indagando en las similitudes de los refugiados de todos los tiempos, un tema tan urgente como actual.
Su mirada parece centrarse con asombro (esa mirada que dice «esto no está pasando») en la mediocridad de nuestros días, la hipocresía de mirar al otro de soslayo y continuar con nuestra vida, como si este barco no fuera nuestro. Y allí, la música aparece como elemento conector, que repite movimientos, variaciones que hablan de una misma cosa: la vida, como moneda volvedora, como ciclo sin fin. Y a través de ella surge la esperanza, esa bocanada de paz de la que el escritor disfruta con embeleso en el piso de Óbuda en las voces de David Bowie, Rolling Stone, Queen, en una colección de vinilos que serán elementos fundamentales en la construcción del libro, que le ayudarán a concatenar sus emociones, a traspasar el límite temporal y unir la tristeza del pasado con la luz que parece asomarse en los adoquines de las plazas, en las estaciones abandonadas, incluso que parece fluir del lecho del Danubio cuando las primeras nieves asolan la ciudad.
Asimismo, la escritura se ve nutrida de una ristra de libros-títulos y de autores que alimentan su reflexión. Es, por ejemplo, a través de la lectura del libro de Magris que Bellver recuerda su propia noción del viaje, donde el yo se va transformando y a su vez de la escritura, donde la esencia de los otros, la necesidad de empatizar y volverse otro configura una nueva mirada sobre el mundo. El viaje y en estrecha conexión con él, la escritura, son mecanismos de autoconocimiento cuyo fundamental objetivo es deconstruirse y volver a nacer, en cada ciudad, ante cada puerta (viene a ser algo así como la oportunidad preciosa que nos ofrece la vida de jugar a ser otro) y perdernos en una mirada colectiva. Y ese empeño por hacer del viaje un camino de descubrimiento personal, lo obliga a salirse de las convenciones, a construir una mirada y un discurso nuevo.
Cuesta marcar puntos desfavorables para esta lectura. Aunque intuyo que no es para cualquier lector. En un tiempo de búsquedas inmediatas y furtivas lecturas no sé cuánto encaja un libro como éste, que se lee despacio, consultando bibliografías, escuchando canciones, revolviendo la propia memoria para cambiar las fichas o reforzar ideas o imágenes. En ese sentido lo considero poco recomendable para aquellos que consumen una literatura de viajes liviana, pero ¡eso sí! altamente recomendable para los apasionados de la historia y de las voces que guardan los espejos en los que alguna vez nos miramos, como el fondo oscuro-claro del Danubio.
VARIACIONES SOBRE BUDAPEST
Sergi Bellver
La Línea del Horizonte
978-84-15958-72-7
128 páginas
Papel: 12 €
Digital: 6 €
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