Las palabras brotan de la pluma de Antón Castro como salamandras negras, y se van escurriendo en nuestras emociones, acaparando nuestra mesa de trabajo y nuestros sueños. ¿Quién no se ha vuelto seguidor de «El Heraldo de Aragón» a causa de este empedernido luchador de las palabras? Y es que las notas y reseñas de Antón Castro son precisas y entusiastas y difícilmente se sale de ellas sin el deseo de leer el libro conquistado por sus columnas.
Pese a ello, al gran entusiasmo que nos cautiva cuando pensamos en Castro, intuyo que habrá más seguidores de su pluma periodística que ignoran su gran pasión por la poesía y más aún, su escritura poética. En un intento de revisar esa triste confusión escribo este texto, que se apoya en la lectura de «Versión original» (Siltolá), un libro antológico que reúne la poesía de Castro desde 1986 hasta el 2006. Con textos que han aparecido en sus dos libros de poesía «Vivir del aire» y «El paseo en bicicleta» (ambos publicados por Olifante) y otros que vieron la luz en diferentes medios escritos. Por último, nos encontramos con textos inéditos que son de una riqueza asombrosa.
La poesía como recurso de batalla
Hay en la poesía de Antón Castro una búsqueda intensa de la fantasía; como si a través de las palabras se pudiera crear un mundo donde eliminar todo aquello que sobra en el mundo de los vivos. A modo de prólogo, comenzamos la lectura de este libro con «El escritor imposible» un breve texto que nos avisa acerca del destino que podría correr un hombre apasionado de las letras si no se dejara llevar por ese impulso. Una apertura de telón que nos reconcilia con esa idea de la escritura como medio de salvación.
En la primera parte, «Álbum de travesía», nos encontramos con una serie de textos, de prosa poética en su mayoría, que nos invitan a viajar por diferentes lugares. Al modo de Ítalo Calvino y sus «Ciudades invisibles», Antón Castro nos invita a un viaje por lugares reales más o menos imaginarios, donde surgen criaturas maravillosas, como amores espectrales, sirenas, escaleras que transportan aromas de otro tiempo, arboledas que remueven en la memoria lo inaudito, ciudades inolvidables. Un viaje a través de distintos puntos geográficos y también de la literatura, descrito con una sensibilidad arrolladora y una gran precisión.
Y cuando ya comenzamos a internarnos en el terreno ambiguo de la mente se abre ante nosotros la posibilidad de «Vivir del aire», y comenzamos a creer que no son falsas las teorías que aseguran que otra vida es posible. Una donde la memoria sea la candidata perfecta para enlazar nuestros cuerpos con otros más lejanos, porque:
Una segunda parte que se puebla de música y que nos obliga a la reflexión sobre la forma en la que interactuamos con el mundo que nos rodea; la forma en la que interpretamos la belleza, la extranjería, el paso del tiempo. Y una certeza llena de inquietud que dice que vivir es un dejarse arrollar por las sensaciones y abandonarse a la ambición y al vértigo, para VIVIR.
La noche y la necesidad de permanecer en movimiento
En «La noche constelada» y «El paseo en bicicleta» se mantiene ese empeño de la escritura por seguir en movimiento. En el primero nos encontramos con una serie de textos que reflexionan en torno al hilo de los acontecimientos. El origen de las palabras y la simbología de cada letra, lo que esconden los adioses, lo que escribe nuestra historia y, sobre todo, la importancia de la oscuridad para saber apreciar el día, son algunos de los temas que afloran con esta lectura.
En el segundo nos topamos con la libertad necesaria que nos lleva a mantenernos en viaje, siempre al acecho de las oportunidades que puedan surgir. Aparecen aquí una serie de personajes que de un modo u otro se emparentan con la bicicleta, ese extraño artilugio que nos permite movernos. Y entre todos ellos, Horacio Quiroga, a quien el poeta se dirige:
Y con ese nudo selvático llegamos a las «Leyendas de un corazón ajeno» donde Antón nos ofrece las historias de hombres que vuelven a la tierra de la que han huido. Hombres como poetas que dejan una huella irreverente y necesaria para la construcción de la poesía. Hombres como William Blake, Paul Eluard, Alejandra Pizarnik (asombran las referencias surrealistas), Julio Antonio Gómez, Yelena Isinbáyeva. Hombres como Juan Casamayor, a quien dedica un fabuloso cuento titulado «Un pueblo con sirenas». Incluir en este apartado de autores a este editor atrevido y consciente de que vivimos tiempos difíciles que parece incapaz de tirar la toalla, me parece un gesto de inmensa sensatez. El cuento es, sin duda un amigo entrañable de la poesía y sin el creador de Páginas de Espuma no sé qué triste realidad viviría este olvidado género.
Termina este libro con «El fin de la partida» y como un juego de mesa, Castro nos despide volviendo a los orígenes, a la importancia de aferrarnos a las letras para obtener algún tipo de salvación, aunque la vida sea breve e insignificante. Unas últimas frases de enorme contundencia y lucidez.
«Versión original» nos propone un abrazo entre poesía y emociones, y nos invita a hablar el lenguaje de los gestos y las caricias, poniendo las palabras al servicio de la voluntad de conquistar ese terreno que divide fantasía de realidad, para dotar a la vida de una ternura y un apego por la necesidad de otras miradas. Es una lectura que puede ayudarnos a recuperar la fe en la existencia.
¡Lean «Versión original» y déjense conquistar por la voz de este periodista que deja a un lado su seguridad para fundirse en una poesía donde las dudas afloran y donde se deja en evidencia lo poco que valen nuestras certezas frente al universo espeso de las palabras!
Versión Original
Antón Castro
Editorial Isla de Siltolá, 2012
ISBN: 978-84-15422-38-9
184 páginas
13 €
Debes estar registrad@ para poder comentar. Inicia sesión o Regístrate.