«Vidas de santos» de Antonio Lucas. #LasRepeticiones

Entre las lecturas que me han acompañado este verano se encuentra un libro precioso de biografías al que me gusta volver a menudo. Se trata de «Vidas de santos» de Antonio Lucas (Círculo de Tiza). En el ciclo de Las Repeticiones quiero hacerle un espacio para recomendarles su lectura. Lo más importante a resaltar de este libro es que no se trata de una recopilación de biografías al uso, encierra una mirada peculiar sobre la vida y la intimidad de ciertos personajes que han cambiado de alguna forma el curso de la historia. Ofrece una mirada que se encuentra a mitad de camino entre la admiración y la compasión, que vuelve cada uno de estos textos extraordinarias píldoras de buen periodismo, sirviendo también como crítica a la composición hagiográfica, siempre dada en resaltar lo mágico y olvidándose de lo que más humanos nos hace: las contradicciones. Encontramos entonces un conjunto de santos (personas que se destacaron por no respetar las convenciones de su tiempo), cuyas decisiones podrían iluminar nuestra forma de mirar el mundo.

Semblanzas contra convencionales

No existe biografía de Arthur Rimbaud que me resulte más maravillosa que la que encontramos en este libro. Hay tanta ternura y desgarro en la mirada de Lucas que su lectura parece como una epifanía: como si todo lo que supiéramos hasta el momento del poeta francés estuviese relacionado con su increíble belleza, juventud y genialidad, y nos hubiésemos olvidado de que en su vida, despelotada y ruidosa lo que más existió fue caída, soledad y desesperanza. Esta biografía aparece en la primera parte del libro; en ella Antonio Lucas reúne las semblanzas de criaturas que comenzaron con un muy buen pie, aunque en poco tiempo algo se torció en su experiencia y terminaron de tristes formas.

«Promesas quebradas», así se titula esta primera parte, donde podemos acercarnos a la melancolía de Sid Vicius, el desamor de Marga Gil Roësset y el naufragio de Jayne Mansfield. En la segunda parte tenemos las «Heterodoxas», esa sección fascinante que Lucas ha publicado en El Mundo y de la que ha rescatado biografías inolvidables como la de Susan Sontag, Maruja Mallo, Carson McCullers y Anna Ajmátova, entre otras. Una última sección de este libro, titulada «Vidas revueltas» nos permite acercarnos a la experiencia vital de gente como Manuel Álvarez Ortega, Margarita Lozano y Adolfo Arrieta. Sin duda, es un libro que ha sabido encontrar su forma y pese a presentar biografías de gente tan diversa tiene un estilo firme y una homogeneidad difícil de hallar en títulos biográficos de similares características.

Como lo expresa con acierto Raúl del Pozo en el prólogo, Lucas maneja con destreza el lenguaje y da pruebas en cada línea de lo que la literatura representa para él: un espacio luminoso donde dudar y derribar certezas. Así, en él se nota un compromiso con la belleza que resulta impactante. Leer a Lucas en su faceta como periodista es encontrarte con una mente lúcida, capaz de ir contra las convenciones sin olvidarse de una búsqueda estética que ilumina todo aquello que crea, y que se halla bien presente en «Vidas de santos».

La literatura como excusa

Por su parte, Lucas se refiere a este libro como una zoología visceral. Y lo que encontramos en él realmente conecta con nuestras vísceras, no sólo porque la forma en la que estudia y escribe sobre estos personajes es realmente sensorial y cautivadora sino porque escoge a criaturas rotas, a mitad de camino entre el desgarro y el espanto, y ofrece semblanzas realistas que se salen de la formalidad y la frialdad del género y conectan con lo más animal de todos: el deseo, la frustración, lo que el pasado hace con y de nosotros.

Supongo que una buena forma de entender si eres un buen periodista es si hay una forma en lo que creas; si bien es este un oficio donde prima el informar, si conseguimos desarrollar una línea de ataque sobre la realidad, que reúna nuestras ideas sin condicionar el pensamiento de los lectores, estaremos haciendo un buen trabajo. El hecho de que Lucas haya podido reunir estos pequeños textos publicados a lo largo de un par de años en el periódico El Mundo en un libro y que el resultado sea un libro con una estética marcada, con un lenguaje uniforme y una mirada abierta y preocupada por una serie de temas específicos, indica que su labor periodística es para destacar y para aprender de ella.

¡Hay que leer «Vidas de santos» para entender que lo que nos vuelve humanos es nuestra capacidad para conectar con otras historias, hacerlas propias y descifrar lo que hay de pulsivo y de vital en las experiencias propias y ajenas! Si lo deseas, te invito a leer aquí la reseña que escribí cuando salió el libro. Y aquí tienes una entrevista que le hice a Antonio Lucas hace unos años.

Foto: Zenda



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