Hoy les traigo otro texto para nuestro desván de los libros perdidos. En esta oportunidad es una novela imprescindible de la literatura del Siglo XIX. Se titula «Villette» y es de Charlotte Brönte.
Si bien es ésta la última novela que escribió esta autora anglosajona, ha sido una de las que menos ha perdurado; posiblemente porque en esencia tiene muchos parecidos con Jane Eyre (y ésta ha sido la estrella de más brillo) y porque es absolutamente crítica con la religión y con la diferencia de clases, y quizás los intereses han hecho que su importancia fuera relegada por otras obras contemporáneas más livianas.
El empoderamiento femenino en Charlotte Brontë
Lucy Snowe es una joven que ha perdido a toda su familia y que carece de una posición económica que le permita sentirse parte de la sociedad. Sabiéndose abandonada y sola, Lucy decide emprender un viaje sin destino fijo; que termina cuando llega a Villette, un pueblo de Francia en el que la emplean en un internado de mujeres para dar clases de inglés. A partir de ese momento deberá enfrentarse a su madurez intentando mantenerse a salvo de las influencias del resto de las profesoras y profesores que viven en ese internado. Snowe es protestante y debe hacer un gran esfuerzo por mantenerse firme en sus convicciones frente al infeccioso catolicismo que reina en el colegio.
Entre «Jane Eyre», el gran clásico de Charlotte Brontë, y «Villette» hay muchas cosas en común: la orfandad, la lucha de clases y la importancia que dan sus personajes femeninos a la libertad, son los temas fundamentales que trabajan ambas historias y que van trazando el hilo de la narración. Lamentablemente como ha ocurrido con toda la obra de Charlotte hay un deje de subestimación a su trabajo al etiquetar sus novelas de «aprendizaje femenino», pero nada a lo que no estemos acostumbrados cuando se trata de la obra de una mujer de cualquier época.
Una de las cosas más importantes de las novelas de Charlotte es su empeño en la emancipación y el empoderamiento de la mujer —aunque en aquella época todavía no existiera ninguno de estos sustantivos—. Su discurso se extiende a lo largo de las reflexiones profundas de sus protagonistas que, en ambos casos, son mujeres que se sienten inseguras e insignificantes, aunque no por ello carecen de inteligencia y valor para enfrentarse a las situaciones que la vida les va poniendo.
En «Villete» nos acercamos a Lucy, a sus miedos, a sus deseos, a su búsqueda interior y, sobre todo, a su lucha por construir una vida propia. Y en ese punto surge su gran dilema: por un lado aspira a una vida sin ataduras, a abrazar rotundamente la soledad; por el otro, ansía la compañía y la posibilidad de sentirse amada. Estos elementos son reincidentes también en otras obras de Charlotte, como la citada anteriormente.
La madurez en la obra de Charlotte Brontë
«Villette» es, sin embargo, una obra madura en la que Brontë abandona el romanticismo de la primera parte de su escritura, y se inclina por una escritura más seca y realista, aunque sin alejarse de su colorida expresividad.
El personaje de Lucy es, a diferencia de Jane, mucho más centrado y razonable. Antes de dejar fluir sus emociones intenta comprender hacia dónde pueden llevarla; necesita, por tanto engañarse, porque parece esa la única forma de ser feliz. A su lado viviremos sus contradicciones y la forma en la que ante la posibilidad de enamorarse de un joven que pertenece a otra clase social intenta sobreponerse y se hace creer que, en realidad, no hay ni habrá nada entre ellos. Sin sensiblerías intenta centrarse en las posibilidades que la sociedad le ofrece y acomodarse con lo que le toca sin rechistar. Pese a ello no es para nada un personaje dócil o soso; hay en ella una pulsión y una vitalidad que enriquece muchísimo la historia y sus reflexiones, y que la ayudan a volverse hacedora de su propio destino.
«Villette» reflexiona también sobre la extranjería y, sobre todo, sobre lo que implicaba en pleno siglo XIX vivir en un país extranjero siendo mujer. En ese sentido hay muchas reflexiones en torno a las diferencias culturales entre Inglaterra y Francia y a los prejuicios que en cada país había sobre el otro. Y, lo mejor, hay en Lucy un deseo de conocer el lugar y a la gente sin dar nada por sentado, lo cual podría derivar también en otra reflexión interesante que nos propone Charlotte y que parece avanzada a su época.
Esta fue la última novela de Charlotte y, si bien en su época obtuvo una repercusión mayor que Jane Eyre, al día de hoy esta última es la que se ha llevado todos los méritos. Desde mi punto de vista; la forma en la que la autora trabaja la maduración del personaje es mucho más lineal y atractivo en Jane Eyre, no obstante, creo que «Villette» es una novela necesaria e ideológicamente más valiente que la otra.
«Villette» es una fantástica novela que creo no deberían dejar de leer, ya sea porque les interese la literatura anglosajona del siglo XIX como si, simplemente, quieran conocer más historias entretenidas y exquisitas en lo que refiere al lenguaje y sus matices.
Comentarios3
Queda anotada para mi próxima lectura.
Como siempre es muy interesante su articulo.
Saludos de Carmen
Es verdad, lo que se dice , que las experiencias de la vida influyen la literatura. Charlotte Bronte fue una mujer sufrida por ser de clase media baja, huérfana de madre e hija de un padre tiránico. Sus experiencias trabajando en bélgica, sin duda, influyeron en sus escritos. espero conseguir esa novella en español.
¿Que te puedo decir? Excelente tus reseñas Tes, saludos.
Ay, Maricel, muchas gracias. Me alegro mucho de que te gusten y te lleven a leer y leer. Un abrazote.
Debes estar registrad@ para poder comentar. Inicia sesión o Regístrate.