Vivian Maier en «Fotografías Literarias»

Foto: The Jeffrey Goldstein Collection

Para una nueva entrega de #FotografíasLiterarias escogí hoy a Vivian Maier una fotógrafa extraordinaria que aunque no estoy segura de que haya fotografiado a escritores, sí pienso que sus fotografías son verdaderas obras de arte y por eso creo que merece un espacio en este ciclo.

Si te interesa el tema, te invito a leer las entregas anteriores en las que he escrito sobre Carlos Moskovics, Louise Dahl-Wolfe y Antony Armstrong-Jones.

 
 

La niñera que sacaba fotos

Vivian Maier nació en Nueva York el 1 de febrero de 1926. Fue hija de una pareja de judíos franceses que se refugiaron en Estados Unidos durante la guerra. Su padre las abandonó a ella y a su madre cuando Vivian era pequeñita. En esa infancia descubrió las diferencias de clase y también la fotografía: dos elementos que la cambiarían profundamente y la incentivarían a realizar una fotografía de calle absolutamente arrolladora.

Conocer a Jeanne J. Bertrand, una fotógrafa con quien convivieron ella y su madre, le sirvió para descubrir desde temprano las posibilidades que este arte, todavía naciente podía ofrecerle.

Cuando tenía veintipocos años se mudó a New York donde comenzó a ganarse la vida como canguro. Trabajó de niñera durante diecisiete en casa de la familia Ginsberg. En su tiempo libre salía a la calle con su cámara y capturaba instantes. Y como no tenía mucho dinero como para permitirse revelar todos los carretes, los iba clasificando con fechas y lugares.

El arte era otra de las grandes pasiones de Vivian, que coleccionaba libros de arte. También le interesaban las esquelas de los periódicos y guardaba pequeños fragmentos de historias ajenas junto a sus carretes.

Su ambición por desentrañar el alma de la humanidad la llevó a viajar por diversos países, de donde trajo una buena colección de fotografías; ¿podría ser Vivian una de las primeras fotógrafas de viajes? No he encontrado información al respecto, pero dado el año en el que sus viajes importantes por Tailandia, Vietnam, Francia e Indonesia tuvieron lugar, principios de la década del sesenta, podría sospechar que así fue.

Se dice de ella que tomaba fotografías constantemente pero no parecía tener interés en mostrárselas a nadie. Además, tenía ideas muy claras: era feminista y no sentía ningún interés por las modas y las tendencias. Su vida era observar el mundo de los otros y capturarlos.

Foto: The Jeffrey Goldstein Collection

El ruido de New York en el silencio de Maier

Una de las cosas que más me maravilla de la fotografía de Vivian es su semilla fabuladora. Dejo algunos ejemplos de las historias invisibles que se esconden en sus imágenes. Al observarlas podemos imaginar el ojo curioso de Vivian detrás, deseando asirse a las aristas de la vida e intentando contagiarse del entusiasmo por la vida.

El archivo de Vivian Maier permaneció durante décadas en un almacén, hasta que el dueño, decidió venderlas para cobrarse las deudas. Fue John Maloof quien lo adquirió y revendió una parte en Internet. Su hallazgo, que él desconocía cuál era, llegó a oídos de Allan Sekula, un historiador del mundo de la fotografía. Se reunió con Maloof y le hizo ver el material invaluable que tenía en sus manos. Al comprender esto, Maloof comenzó a investigar en profundidad la vida de Vivian y se propuso armar el archivo de la fotógrafa olvidada para protegerlo en vistas a la prosperidad.

Asimismo se puso en contacto con la familia Ginsberg que conservaba algunas cosas de Maier. De ese contacto surgieron dos cajones que contenían todos esos pequeños retazos de vidas ajenas que había acumulado Vivian, así como también su correspondencia y numerosos carretes que no habían sido revelados. El resultado al poner en imágenes lo que esos rollos contenía fue apabullante: Vivian había capturado momentos cotidianos en la vida de personas desconocidas siempre contando una historia. Asimismo, se encontraron muchas fotografías de periódicos y objetos en un determinado sitio. Las escenas callejeras de New York nos permiten acercarnos a esta ciudad en un período que va desde los cincuenta a los noventa y observar los numerosos cambios que vivió en este tiempo la ciudad de las luces.

Vivian Maier falleció en Chicago el 21 de abril de 2009. Tenía 83 años. Cuatro meses antes se había caído mientras caminaba por la calle y debido a este accidente, como medida de precaución, la internaron en una residencia de ancianos para que estuviera mejor cuidada. Su situación económica era absolutamente delicada; tan es así que los hijos de los Ginsberg, a quienes había criado, se ocupaban de ella. Murió sin saber que sus fotografías darían la vuelta al mundo y que, silenciosamente, había escrito un importante capítulo de la historia de la fotografía.

A Vivian Maier no le llegó el éxito porque aparentemente no lo buscó. Hacía fotografías porque amaba desinteresadamente este arte. Ni siquiera le interesaba saber cómo salían las fotos; quizás para no decepcionarse, a lo mejor porque había entendido a tiempo que el verdadero disfrute del arte se tiene en el proceso y no en el resultado. ¡Que viva su mirada atenta y fabuladora!

Foto: The Jeffrey Goldstein Collection

Comentarios1

  • mercedesdembo

    Gracias Tes por esta muy interesante entrada, me gusta mucho la forografia sobre todo en negro y blanco. Segun Anne Morin, la curadora de la gran exposición, "Vivian Maier: Una revelación fotográfica" Maier tenia una tendencia persistente fue su deseo de tomar fotos de personas en la periferia. Ella dijo que prefería disparar en los barrios pobres porque allí es donde la gente vive en las calles. En áreas ricas, no podía tomar tantas fotos porque los ricos se quedan en sus apartamentos. Y en los centros de negocios, la gente se movía demasiado rápido para ser fotografiada.
    Dejo el link de un documentario sobre ella:
    https://youtu.be/8ZoYG1kgMNo



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