Un día como hoy pero de 1091 falleció Wallada bint al-Mustakfi, hija de Muhammad al-Mustakfi (entonces califa de Córdoba) y una de sus esclavas, de origen cristiano, llamada Amin’am. Su vida alucinante, su cualidad de guerrera y su pasión por la poesía la convierten en una criatura fascinante. Por eso, he pensado en escribir un pequeño homenaje sobre ella. Porque ha habido a lo largo de la historia numerosas mujeres que dijeron NO y supieron construir un universo menos injusto. Por ellas (y gracias a ellas) estamos aquí, por lo que tenemos la responsabilidad no sólo de seguir construyendo sino también de recordar a aquéllas que nos enseñaron o iluminaron en él.
Infancia y letras
Cuando Wallada nació el califato estaba casi tocando a su fin. Hija del califa Mustakfi, durante cuyo mandato cayó el reino Al Andalus. En una época de guerrillas y rebelión social llegó al mundo esta joven que se convertiría en una de las criaturas más interesantes en el mundo de la cultura de aquella época.
Gracias a su posición social recibió una exquisita educación en la que aprendió y desarrolló un gusto por la caligrafía y la poesía. Como no tenía hermanos varones heredó de su padre los derechos reales, pero su necesidad de libertad la llevaron a vender estos derechos con la condición que nadie la esposara y de poder mantener una completa independencia.
Según lo que de ella se ha escrito, era una mujer orgullosa y compleja, además de que gozaba de una gran belleza que la volvía atractiva y absolutamente exquisita. Que se opuso a las normas de su tiempo, entre lo que cabe mencionar que caminaba por las calles sin ocultarse bajo un velo. Se dice también que bordaba sus versos de mujer libre en sus vestidos y se paseaba con ellos por las calles sin ningún tipo de pudor.
Educación para todas las mujeres
Sin embargo, una de las cosas más importantes de Wallada es que impulsó la educación entre mujeres. Convirtió el salón de su casa en una escuela para damas pero al que asistían también hombres y en el que se discutía sobre temas políticos y literarios, sin distinción de sexo. Esta actitud provocó un gran revuelo en su sociedad, porque eran tiempos en que las pocas mujeres que recibían educación lo hacían en el seno familiar, y donde la voz en alto siempre era masculina. Sin embargo, Wallada recibió el apoyo de importantes figuras intelectuales, entre los que se destacaron ibn Hazm y ibn Adbus.
Se conservan pocos poemas de Wallada, todos ellos con un cierto tono erótico que se estima fueron incitados por su intensa relación con Ibn Zaydún. Son poemas en los que se atisba un estrecho lazo, casi obsesivo entre dos criaturas que no pueden estar juntas por culpa de la tradición, por pertenecer a dos culturas enfrentadas. En la voz de Wallada podemos percibir esa frustración por lo que las tradiciones hacen con el amor.
Cabe señalar el uso de un lenguaje fresco, sin ataduras léxicas, lo que vuelve mucho más excitante su pluma. Es capaz asimismo de usar un lenguaje culto, para dejar en evidencia que la poesía escapa (o debería) de toda presión idiomática. Al leer a Wallada encontramos a una mujer valiente, capaz de salirse de las convenciones y construirse a ella misma lejos de toda barrera cultural. ¡Poetas así!
Comentarios2
Excelente artículo, gracias.
¡Muchas gracias, Maricel! Un abrazo.
Gracias. Me encantó el texto informativo.SALUDOS
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