La nostalgia trepa
por los muros de mi soledad
que me obnubila
que me arrastra y me enrolla
en deseos desiguales con mi imparidad
y deseo tu piel,
y deseo tus manos
y deseo tus labios
y deseo tus ojos
y deseo tu voz
cargada de “te quieros”,
y mi mente alucinando caricias
y mis manos en el afán
de palpar pasión,
palpan la soledad
en la que te nombro
una, diez, cien, mil veces
te nombro.
¿No escuchas en la oscuridad de la noche
una voz que te llama?
¿No sientes el calor de una piel
Que busca el fuego de tu piel?
¿No sientes amor?
Y me doy cuenta que después
de mil vueltas en la cama
abrazando la almohada.
la soledad me martilla infamemente
desde el silencio, y me grita
¡Estás sola!