CADA VEZ…
Preocupado por la espera
un minuto se me hace eterno,
esperando la llegada
de un encuentro pleno.
Mis manos sudan,
mi corazón late de prisa;
del día me quedan
las horas de una larga espera.
Ha llegado el momento
dos y quince, hora de visitar
a mi amada,
se, que me espera
para sentir
mi presencia
anhelada;
de pronto
por fin la veo.
Ella me siente,
delicadamente
menciona mi nombre,
¿mi amor eres tú? Pregunta
y con una caricia en la mejía…
le respondo:
si mi vida soy yo.
Se entrelazan suspiros de deseo
mas ella solamente me percibe
la miro, la veo,
¡oh dios! la deseo.
Entre un aire frio y suave
recorro todo su bello ser.
Ella tiritando un poco,
me empieza a acariciar, a querer…
entregándose poco a poco
en su deseo por mí.
Entre abre su boca
invitando al beso
me provoca
y en mi locura ya consumada…
solamente murmullo, suspiro por ti,
te amo.
Ella ya cansada ve llegar el amanecer…
…la cubro con mis alas,
le extiendo mis brazos
y en mi regazo,
se duerme confiada.
¡Qué bella, que bella es!
¡Mihi omne es!
Se lo repito una y otra vez.
EDGARD OROZCO