Al morir su madre dijo a sus hermanas:
nos repartiremos la joyas, mañana.
Me figuré un desagradable festín
para repartirse el botín.
No las imaginé con dos brazos,
las pensé con seis tentáculos.
Y dije, no deseo ver
ese triste espectáculo.
—No lo veo así, contestó.
Así no piensan los cuerdos.
El oro, las perlas y gemas;
serán mis tristes recuerdos.